Miércoles, 23 de Abril de 2025

Simples macanas

UruguayEl País, Uruguay 22 de abril de 2025

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A.S. | Montevideo
@|Es fascinante la capacidad que tiene el Frente Amplio para disfrazar sus desvíos éticos de luchas o pequeñas revoluciones y que pasen así como si nada. Llegaron al poder con el eslogan de "que gobierne la honestidad", pero parece que la honestidad, para ellos, es un traje que se pone y se quita según la ocasión. Casos como los de Daniel Placeres, Fernando Lorenzo, y ahora Cecilia Cairo, son solo tres cuentas del extenso rosario de actos de corrupción con los que nos deleitó este Frente Amplio y que nos quisieron hacer pasar como simples "errores", "macanas" dentro de su "revolución de las cosas simples" (aquello de si es de izquierda no es corrupto, ¿recuerda?).

Placeres, con sus vínculos con Envidrio, convirtió un conflicto de intereses en una supuesta defensa de los trabajadores (que luego resultó que les pagaba en negro). Lorenzo, envuelto en el desastre de Pluna, posó de mártir ético mientras el contribuyente pagaba los platos rotos. Y los negocios con Venezuela, y el caso Sendic, y el caso Bengoa, entre un infortunado largo etc.

Y ahora, Cecilia Cairo, hoy ex Ministra de Vivienda, que lleva 30 años viviendo en una casa no regularizada en Pajas Blancas, pagando impuestos como si fuera un terreno baldío. Según reportes, solo abonó dos cuotas del Impuesto de Primaria desde 2004, sumando unos míseros $89, mientras evadía cientos de miles de pesos en contribución inmobiliaria. Su defensa fue un guión digno del FA: "Es lo que le pasa a muchísimos uruguayos", dijo, como si ser Ministra de Vivienda no implica un estándar más alto. Cairo se pintó como una luchadora que construyó su hogar con esfuerzo, omitiendo que su "error" fue una omisión sistemática durante tres décadas. El MPP salió a respaldarla, llamándola "transparente" y "solidaria", mientras ella prometía regularizar "en algún momento". Otra vez, un desvío ético se convierte en una épica popular, y la honestidad prometida espera, olvidada, en el algún cajón de Torre Ejecutiva (¿Y Orsi?).

Lo que indigna no es solo que estos casos existan; la política es un terreno fértil para tropiezos.

Lo que saca de quicio es la maestría con la que el Frente Amplio convierte cada traspié en una cruzada. Sus desvíos no son errores, son "luchas". Sus escándalos no son vergüenzas, son "revoluciones". Y mientras tanto, la honestidad que prometieron sigue esperando.

Es hora de que el FA deje de maquillarse los defectos con retórica progresista. La honestidad no es un eslogan de campaña, es un compromiso diario que no admite disfraces. Porque, aunque les encante su relato, la realidad no se tapa con palabras bonitas.
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