Caso Cecilia Cairo
Carlos O
Carlos O. Angelero | Montevideo
@|Acaecimiento por un barrio privado familiar. Exagerado calificativo del hogar de la señora Cecilia Cairo, también omisa y añeja en pagar impuestos y tributos por edificaciones irregulares en terreno propio.
Veamos sugerentes derivaciones:
Las huestes de izquierda encabezadas por el MPP apresuradamente cerraron filas con su conocido escudo: la justificación ante todo. Esto se verificará por excusas de solidaridad social como suerte de "pobrismo" ilimitado por encima de lo legal y ético.
Aunque esta vez y por palmarias declaraciones de la protagonista bloqueando caminos para avanzar era mejor soltarle la mano, ante la inminencia de elecciones departamentales.
El "tema resuelto" como anunció el Presidente de la República haría observar el hecho como saldado, y con su figura haciendo descender las aguas a niveles normales. No obstante, las explícitas revelaciones de la señora Cairo merecen una separata.
"Es verdad que tuve muchísimas prioridades, entre ellas ayudar a mis hijos a que pudieran tener una salida". Parece que sus prioridades eran mayores que las de tantos otros uruguayos. ¿No será que, refugiada en sus cargos públicos durante años, estos le permitieron - más la cuota de poder acompañante- ordenar prioridades dando otros destinos a las remuneraciones percibidas?
"No sabía que en estos terrenos también se paga Primaria". ¿Alguien acepta que una ministra muestre tal ligereza con estas recientes afirmaciones?
"Nacho me hizo abrir los ojos que hay una parte que no hice". Ésta no es una cándida afirmación; quizás sea de las más trascendentes, y subrayo: una persona que estuvo en el ámbito público con altas funciones, ¿necesita ser advertida por tan básicas obligaciones ciudadanas: pagar tributos e impuestos al Estado? No es de recibo, lisa y llanamente es explícita falsedad o muy inoportuno sarcasmo. Aceptando una u otra opción, su jerarquía y especificidad funcional vetaban tal expresión.
"No pienso en renunciar". Aquí aparece el manejo político del desaguisado. Cuando una colaboradora de confianza del Presidente manifiesta categóricamente tal voluntad no hay dos lecturas, y la valedera muestra un sobrentendido respaldo inicial del primer mandatario. Entonces, tres días después renuncia, dejando claro que en ese período de "meditación política partidaria" llegaron a una oportuna solución: "cuidar al gobierno", manifestado luego por un dirigente.
Como corolario:
Hay aspectos que irritan, uno es la contradicción entre dichos y hechos. Consultando registros de intervenciones parlamentarias de la entonces diputada, encontraremos vehementes defensas del accionar moral y ético. Hoy, ¿se podrían explicar si no es calificándolos de moralina?
Esta administración utilizó electoralmente titulares con "que gobierne la honestidad". Algunos dirigentes frentistas insisten con la decencia ética de la exministra por renunciar reconociendo errores. Con gárgaras de cristalinidad omiten reconocer que tal actitud surge luego de ser denunciada.
"Renunció para no complicar al gobierno", dicen otros. En sentido simple: primero el partido político, luego, las conductas individuales.
Finalizando deducimos dos aspectos:
Primero, y mencionado con cierta tribulación: en cualquier orden de la vida pero hoy, enfocando lo político - válido para cualquier color partidario- parecería que lo capital en un mal proceder es "no ser descubierto".
Segundo, y trascendente: con apenas cuarenta y cinco días de gobierno, la capacidad decisoria y potestades del primer mandatario transitan un terreno controversial. Al respecto, frente a tan espontáneo reconocimiento de culpa no cabía otra opción que exigir la dimisión sin tardanza. No ocurrió como debió. Y si nos preguntamos por qué: ya formulamos conjeturas.