Esos benditos y malditos penales
El tema se ha puesto de moda entre los futboleros ante la casi perfección estadística que luce Charles Aránguiz: la conversión de un penal, ¿es consecuencia de un talento especial del ejecutante o solo el resultado obvio de la ventaja que tiene este por sobre el arquero en esta jugada?
Es lo uno y lo otro
El tema se ha puesto de moda entre los futboleros ante la casi perfección estadística que luce Charles Aránguiz: la conversión de un penal, ¿es consecuencia de un talento especial del ejecutante o solo el resultado obvio de la ventaja que tiene este por sobre el arquero en esta jugada?
Es lo uno y lo otro. Y es que el límite entre ambas posiciones está dado de acuerdo a las experiencias particulares.
Aránguiz, quien tiene una forma de ejecutar este tipo de lanzamientos (toma poco vuelo, al modo de Néstor Isella, y elige de antemano dónde quiere que vaya la pelota), sin duda que puede ser considerado un especialista. Podrá errar alguno -los estadísticos dicen que ha marrado tres en su carrera: uno jugando por Cobreloa y dos por Bayer Leverkusen-, pero, así y todo, no perderá su calidad de infalible para el ojo de los hinchas. El "Príncipe" representa esa máxima del fútbol que dice que "penal bien lanzado, es gol".
Pero en esto de los penales, hay otras posturas.
César Luis Menotti decía que, en su época como futbolista, jamás celebró la conversión de un penal e incluso llegó a sentenciar, ya en sus últimos años, que "Argentina no puede ganar un Mundial a los penales"... como después pasó en Qatar 2022.
Es que es así. Los penales hacen estallar reacciones diversas, emociones distintas, opiniones disímiles, todo lo cual, no hay dudas, ni pensó que provocaría el guardameta y empresario William McCrum en 1880 en Milford, Irlanda del Norte, cuando inventó la idea de realizar este tiro desde once metros como castigo ante una falta descalificadora.
Tampoco McCrum tuvo en su mente que su aporte reglamentario, varios años después, se utilizaría como forma de definición de partidos y de títulos, elevando así al penal a una categoría de definición, creando disparidad de opiniones sobre la justicia de la utilización de esta instancia.
Benditos y malditos los penales, se piensa y se dice de acuerdo al resultado del mismo tras su ejecución.
En la historia del fútbol chileno, los penales, por supuesto, han tenido un protagonismo esencial.
Empezando obviamente por el hecho de que las dos Copas América que luce Chile fueron conseguidas en esa instancia frente a Argentina, y siguiendo por uno de los pocos títulos internacionales que tiene el fútbol local a nivel de clubes: la Recopa Sudamericana ganada por Colo Colo en Kobe, en 1992, ante Cruzeiro.
Ya en el plano de las particularidades, también hay recuerdos buenos y malos de los penales para el futbolero nacional.
En lo grato, nunca se olvidarán el "penal perfecto" de Matías Fernández y el "Panenka" de Alexis Sánchez, ambos en la final de la Copa América 2015.
Y claro, entre lo que siempre querríamos borrar hay tres tiros fallados en mundiales adultos que nos perseguirán por siempre: el de Carlos Vidal en 1930 ante Francia y que fue el primer lanzamiento de este tipo errado en una Copa del Mundo; el de Carlos Caszely en 1982 ante Austria, y los de Mauricio Pinilla, Alexis Sánchez y Gonzalo Jara frente a Brasil en 2014 ante los dueños de casa en la definición por llegar a cuartos de final.
Para reír y llorar, como dicta la norma de los penales.