El plan marcha, pero hay poco tiempo y se ve más intolerancia
Momento en que Santiago Caputo le mira la credencial al fotógrafo Antonio Becerra
Como la fotógrafa no era periodista sino una contratada de la Fundación Libertad, al llegar a la mesa de Santiago Caputo dispuesta a sacarle una foto y escuchar que el asesor le pedía que no lo hiciera, bajó la cámara
Momento en que Santiago Caputo le mira la credencial al fotógrafo Antonio Becerra
Como la fotógrafa no era periodista sino una contratada de la Fundación Libertad, al llegar a la mesa de Santiago Caputo dispuesta a sacarle una foto y escuchar que el asesor le pedía que no lo hiciera, bajó la cámara. Y no solo eso: le acercó un ejemplar de El monje , una biografía reciente sobre el funcionario que acaban de publicar Maia Jastreblansky y Manuel Jove. Fue el lunes a la noche. Él aceptó firmarlo. Le escribió una dedicatoria con cuatro letras, "TMAP", la sigla con que el Gobierno suele intentar tranquilizar sobre el curso del programa económico: "Todo marcha acorde al plan".
Ya es una frase famosa. Luis Caputo, ministro de Economía y tío segundo de Santiago, suele enviarla por mensajes de WhatsApp a empresarios inquietos. Un diagnóstico optimista dada la concatenación de fracasos que acumula la Argentina y de los que han sido testigos. Es cierto que el programa económico tiene fundamentos sólidos, equilibrio fiscal y vocación de no emitir, pero está recién en el inicio del camino: falta recorrer mucho para que el país sea finalmente viable. El establishment económico avala, pero todavía no celebra. El economista Rafael Di Tella se lo planteó esta semana a su colega Claudio Zuchovicki en una entrevista. "Me preocupa del Gobierno el exitismo. ¿Qué quiere decir éxito? Los países que lograron estabilizar, estabilizan con mucho tiempo. Estamos corrigiendo delirios, seguramente vamos a crecer, pero lo normal serían éxitos mucho menores y en el tiempo. Hay que conseguir inversiones, trabajar, ordenarse, y eso va a ser más lento. Tener expectativas muy fuertes, a veces, me asusta".
Pero Milei necesita trabajar las expectativas. Tal vez porque interpreta que la sociedad argentina no es la chilena, protagonista de una transformación que llevó al menos 20 años y que incluyó un cambio de mentalidad en toda su dirigencia, y porque tiene minoría en ambas cámaras. ¿El peronismo entero estará alguna vez a favor del equilibrio fiscal? En el entorno presidencial suelen mirarse en el espejo de Macri, a quien acusan de no haber hecho a tiempo las reformas, algo que lo dejó a mitad de camino y forzó el regreso del kirchnerismo al poder. Sostienen que fueron las críticas de quienes incluso coincidían ideológicamente con el expresidente las que terminaron gestando una atmósfera que lo fue atando de pies y manos. La quita de subsidios, por ejemplo, quedó acotada por sus socios radicales. Es un razonamiento bastante similar al que, durante esos años, el entonces jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, exponía en la discusión con Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, por los piquetes en el área metropolitana. Rodríguez Larreta estaba seguro de que los mismos porteños que le pedían poner orden se escandalizarían momentos después si, como consecuencia de la represión, había algún muerto o daño grave.
Los tiempos cambiaron con el hartazgo del electorado. Para Milei no hay gradualismo que valga y se propone no tener un resquicio de consideración con lo políticamente correcto. Eso lo lleva también a sobreactuar en el discurso. A él y a sus funcionarios. Al ministro de Economía, por ejemplo, cuando expone en Twitter a las empresas que suben precios. Una novedad en una administración convencida de que la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario y de que la baja generalizada llegará tarde o temprano si no se emite moneda y no cae la demanda de dinero.
Lo que hace Caputo es intentar bloquear de manera artesanal lo que los economistas llaman passthru , el pasaje a precios de la volatilidad anterior a la salida del cepo. Necesita que un modelo armado para ser deflacionario no vuelva a caer, como pasó en los primeros meses de 2024 luego de que las empresas acumularon stock a una expectativa de dólar alto que nunca se concretó, en una recesión. Y además tiene una urgencia política: aunque el precio de un bien o servicio se forma una vez que el consumidor lo convalida, el Indec lo mide antes de que termine ese proceso que puede llevar meses. ¿Aguanta la sociedad argentina un IPC otra vez en el 4 o 5%? El Gobierno espera que el de abril sea igual o inferior al 3,7% de marzo.
Por eso los llamados a empresas. En el Palacio de Hacienda dicen que han conseguido que 2500 precios de consumo masivo no tengan aumentos después de la salida del cepo. La excepción es el aceite, que parte de un valor internacional y que, sin embargo, las cadenas prometen no aceptar. Discutirán con los proveedores: dicen tener stock para 90 días .
Son golpes de efecto acotados y que tampoco eximen de los tiempos en un país que todavía no ha salido de su antigua mentalidad inflacionaria: hay precios, principalmente en servicios no regulados, cuyo valor es disperso o se desconoce y la tendencia del proveedor o comerciante es buscar la rentabilidad por la vía de la remarcación. Un trabajo de la consultora Focus Market, de Damián Di Pace, hizo un relevamiento que indica que las diferencias de precios después de la salida del cepo llegan en un mismo producto al 89%. Los márgenes de un modelo no inflacionario son siempre más acotados y obligan a discutir costos e impuestos.
Milei necesita un viraje cultural que se dará seguramente en un tiempo que no tiene. Esa urgencia, sumada al estilo personal del Presidente, ha colocado últimamente a gran parte del Gobierno al borde de la desmesura. Es probable que haya una estrategia, pero los hace caer con frecuencia en calumnias. O intimidaciones. Antonio Becerra, fotógrafo, periodista, no hizo el martes más que su trabajo frente a Santiago Caputo. Independientemente de que este pudiera o no haberlo incomodado sacándole una foto a la credencial, hay algo que seguramente no está en sus manos: ¿qué pasaría si alguien, intentando hacerle pagar el costo al asesor, agrediera ahora al fotógrafo?
Hay hechos que exceden al Gobierno y de cuyo desenlace depende también el programa económico. La caída en el riesgo país, por ejemplo, condicionada sin dudas a las decisiones del Palacio de Hacienda y el Banco Central, pero también a un contexto global determinado en gran parte por Donald Trump. Entre los acontecimientos que sí tiene al alcance Milei está también la labor parlamentaria. "No les peguen a los gobernadores por debajo del cinturón", lo oyeron decir a Martín Menem después de la sesión por el caso $LIBRA.
El poder se pone a prueba todos los días . Por eso la elección en Capital Federal es también otro hito. El Gobierno ha modificado el discurso de su candidato, Manuel Adorni, que ya no confronta con Pro. "Kirchnerismo o libertad" es ahora el slogan. La explicación puede hallarse en un viejo trabajo del sociólogo Luis Costa: según los resultados de la elección para jefe de gobierno porteño en 2023, las comunas en las que La Libertad Avanza sacó más votos fueron en los barrios de la zona sur. Igual que el peronismo. Es el terreno que el Gobierno pretende disputar. Maquiavelo cita en El Príncipe a Justino, que dice que la fortuna no otorga otro don que la oportunidad. Y agrega que la suerte maneja el 50% de nuestros actos, pero nos deja gobernar la otra mitad. Todo marcha acorde al plan, que es largo y escabroso.