Domingo, 04 de Mayo de 2025

La historia como guía

UruguayEl País, Uruguay 4 de mayo de 2025

Cuando se produjo la revolución francesa y le cortaron la cabeza al rey y a la reina, los monarcas de Rusia, Prusia y Austria se asustaron.

Si repasamos la historia de Rusia, podemos apreciar características constantes. La tendencia al autoritarismo, la perfidia y la predisposición de imponer su voluntad por las armas.

A finales del Siglo XVIII soplaban vientos de cambio. El antiguo Reino de Polonia necesitaba reorganizar su estructura. Hacía tiempo que el parlamento polaco se trancaba porque funcionaba en base a un criterio de unanimidad. Un solo voto en contra impedía el paso de cualquier legislación. Además, muchos de los reyes eran extranjeros, electos y carecían de poder real. Polonia funcionaba en piloto automático, cosa que agradaba en esos tiempos a sus vecinos; Prusia en manos de Federico "El Grande"; en Rusia Catalina II "La Grande" y Francisco II Emperador de Austria y rey de Hungría. Estos tres imperios absolutistas rodeaban a Polonia que vivía en una más o menos inocente tranquilidad, hasta que murió Augusto III en 1763. Como lo estipulaba el sistema -la monarquía no era hereditaria- se llamó a la elección de un nuevo monarca y salió electo Estanislao II Augusto Poniatowski, un príncipe polaco que había sido diplomático y siendo embajador en Rusia fue amante de Catalina II. Ella usó su influencia para que fuera electo rey de Polonia, pensando que podría influir en sus decisiones.

No fue el caso, Poniatowski quería modernizar su país. Era ante todo, un patriota idealista. Deseaba que el reino de Polonia tuviese una monarquía moderna parecida a la británica, lo opuesto a sus vecinos. Quería terminar con aquello de que el veto de un solo diputado impidiese la aprobación de un proyecto de ley.

Deseaba recaudar más y mejor y además, formar un ejército de acuerdo a las circunstancias. En tiempos de paz, el ejército polaco era casi simbólico. Los grandes señores tenían sus propios regimientos, que en su conjunto, superaban a los del rey.

Estas legítimas aspiraciones no cayeron nada bien a sus vecinos. Además se daba la coincidencia que del otro lado del océano Atlántico, 13 colonias americanas comenzaban su lucha de emancipación con el objetivo de establecer un gobierno democrático. El evento en América había despertado gran inquietud en Europa. Varios polacos participaron notablemente en la guerra de independencia. Los generales Pulawski y Kosciusko.

Pero cuando se produjo la revolución francesa y le cortaron la cabeza al rey, a la reina y a decenas de miles de nobles y leales súbditos franceses, los monarcas de Rusia, Prusia y Austria se asustaron y pusieron en ejecución el reparto de Polonia, la cual se perfilaba como un posible mal ejemplo que pondría en peligro la estructura despótica de sus imperios. Lo hicieron en tres etapas a sangre y fuego. Poniatowski terminó sus días en San Petersburgo como involuntario "huésped" de su examante Catalina II.

Polonia reapareció más de un siglo y medio después, finalizada la 1ra. Guerra Mundial, en gran parte gracias a la visión y apoyo del presidente Wilson. No pasaron muchos meses de terminada la gran guerra cuando los rusos, esta vez con ropaje comunista (URSS) la invadieron. Aunque Polonia había regresado al mapa europeo solo unos meses antes, logró derrotar decisivamente a la URSS con la ayuda de un pequeño contingente ucraniano y desertores del ejército rojo (*).

Pasaron menos de 20 años y en 1939 la URSS, participó con la Alemania nazi en una nueva conquista de Polonia, la cual desencadenó la 2da Guerra Mundial. El 26 de agosto se firmó el pacto Ribbentrop-Molotov donde acordaron repartirse Polonia por mitades y al resto de Europa, por "zonas de influencia", cosa que Rusia aprovechó para atacar a Finlandia. Y Alemania para invadir a Noruega, Bélgica, Holanda y Francia.

Recibí hace poco un preciado regalo de mi amigo Jorge Hugo Herrera Vegas, "Sin Capítulo Final", memorias del general Wladyslaw Anders. El relato cuenta la derrota de Polonia, el frío y el hambre, los interrogatorios sufridos en el cautiverio en manos de la NKVD, el ataque alemán a Rusia y cómo luego cambia su status. Sus conversaciones con: Beria, Stalin, Molotov, Churchill, Eden, Roosevelt, Eisenhower, Pío XII, y una variedad de otros importantísimos actores de esa época, son reveladoras.

Pudo organizar un ejército polaco en Rusia, extraído de entre los 1.800.000 "esclavos" trasladados por orden de Stalin a Siberia, en 1939/41 para trabajos forzados en sus campos de concentración o Gulags. A pesar de las enormes dificultades, Anders consiguió extraer desde allí a unos 115.000 vía Persia, Palestina y Egipto, para intervenir en la derrota de Alemania. Ese cuerpo de ejército luchó con gran distinción bajo su propia bandera en Monte Casino (punto clave de línea fortificada que impedía el acceso a Roma). Luego Ancona, un puerto que resulto esencial para abastecer al ejercito aliado, Bolonia, etc.

La perfidia rusa surge como el rasgo sobresaliente en el libro de Anders. Aflora a cada rato, por ejemplo, en Teherán (previo a Yalta). Stalin impuso allí mantener la misma frontera oriental de Polonia con la Unión Soviética que negociara con Hitler. A Polonia, el primer aliado que derramó sangre combatiendo a la Alemania nazi, no se le restituiría su antigua frontera y se la compensaría parcialmente con tierras al norte y al oeste. Al este, territorios y poblados que durante 600 años o más pertenecieron al reino de Polonia, continuarían bajo el yugo ruso.

Churchill trató de oponerse pero Roosevelt no quiso involucrarse en ese tema. Cuando se levantó Varsovia (agosto del 44) contra la ocupación nazi, el ejército rojo estaba a unos 10 km de distancia y no prestó ayuda alguna. Tampoco accedieron a reabastecer los aviones que la FA enviaba con pertrechos para los polacos que luchaban en Varsovia.

A Stalin le convenía que los alemanes doblegaran toda resistencia previa al dominio comunista que aspiraba imponer sobre Polonia, si bien declaró que una vez que fuese liberada, se convocaría a elecciones libres y se permitiría el resurgimiento de un país democrático fuerte e independiente. Como sabemos, los candidatos liberales fueron arrestados, desaparecieron y no se oyó más de ellos. Así triunfó el comunismo, con "amplia mayoría". (*) Tratado de Riga 18 de marzo 1921.



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