El rito
Lo principal de esta fascinación es el despliegue ordenado, armónico y grandioso de un rito que viene llevándose a cabo durante siglos.
No sé, en verdad, de qué escribir sino de esto, no solo por su importancia sino por su belleza fascinante. Llevo más de 10 días, en la medida que puedo, a toda hora pegado viendo el funeral del Papa Francisco primero y, después y sobre todo, la elección del nuevo pontífice. He leído numerosos diarios de todo el mundo, sobre todo italianos, columnas de opinión de distintos autores, noticias de distinta naturaleza. He pasado mucho tiempo viendo videos cortos de Instagram con conversaciones y discursos (muchos de los propios cardenales) relativos al tema, pero sobre todo, he perseguido imágenes, las imágenes visuales, esas imágenes que convierten, querámoslo o no, todo esto en un espectáculo. Y este año hubo muchas imágenes porque el Vaticano mismo tuvo, al parecer, una preocupación por mostrar controladamente el proceso en todo su enteramente extemporáneo esplendor. No podemos ver el cónclave mismo, pero hay algunas películas -no solo la última- que ayudan a imaginarlo y, por lo demás, la puesta en escena de todo el evento parecía proporcionar con orientación elementos para subrayar una atmósfera de misterio y suspenso, en la que el secreto final parece ser central. La presencia de lo no visto está presente en todos los ritos religiosos.
Me gustó una imagen en que se veía a todos los cardenales sentados cantando con sus libros abiertos. La secuencia estaba tomada desde la punta de la banca. En la fila de cardenales, en el medio, uno de ellos se distrae y, entonces, por algunos segundos, levanta su vista hacia el techo con admiración. Maravilloso. Otra imagen que me gusta es la de los cardenales avanzando en procesión, cantando en latín, con sus elegantes paramentos rojos, mostrando una diversidad muy curiosa, casi estrafalaria, a pesar del vestuario común. Me gustó también toda la escena del Extra Omnes, con suspenso, porque en vez de pronunciar la fórmula pegado a las puertas, como en otras ocasiones, lo hizo desde el medio de la capilla y después avanzó lentamente por el centro de la nave para cerrar las magníficas puertas con un estruendo imponente. Me gustó la imagen de la capilla Sixtina vista desde el cielo. Me gustó el Juicio Final entrevisto.
Pero creo que lo principal de esta fascinación es, con todo, el despliegue ordenado, armónico y grandioso de un rito que viene llevándose a cabo durante siglos. !Y en qué pobreza de ritos sobrevivimos en todas partes y sobre todo aquí¡ El descuido del rito litúrgico en Chile es patente para muchos feligreses. Parece en este punto tan solo que hubiese una iglesia vaticana y otra chilena e, infortunadamente, los ritos, aun los más austeros, en todas las religiones comparadas, son el vehículo que permite establecer una comunicación entre lo visible y lo invisible.