Viernes, 16 de Mayo de 2025

Ni siquiera las flores: un documental desafiante sobre la vida confinada y el duelo colectivo en la pandemia

UruguayEl País, Uruguay 16 de mayo de 2025

Rodada desde una ventana durante la pandemia, la nueva película de Mariana Viñoles retrata desde un punto de vista poético, la convivencia y el desamparo social que marcaron la emergencia sanitaria

Cercana el cine de Chantal Akerman (y su construcción de mundos domésticos) y la argentina Albertina Carri (y su experimentación sobre la subjetividad), la uruguaya Mariana Viñoles consigue, con Ni siquiera las flores, contar lo imposible: captar tanto la vida doméstica como a la intemperie durante la pandemia. Hay algo del voyeurismo pasivo de La ventana indiscreta de Hitchcock, desde un apartamento montevideano.

Con 173 días de rodaje y seis meses de edición, Ni siquiera las flores es la tarea titánica de representar la convivencia durante aquel aislamiento, sí, y también el desamparo que generó en muchos.

"Ni siquiera las flores se me aparece observando desde la ventana de casa y sintiendo que había algo ahí a explorar", le contó Viñoles a El País. "No dije 'esto va a ser una película' sino 'quiero filmar'. Estaba en mi ventana, tengo la cámara, soy una cineasta y miré".

Lo hace temerariamente para públicos reacios a salir de su zona de confort, con un plano fijo -que apenas se altera con escasos paneos horizontales o verticales, que revelan otras vidas- sobre un contenedor de basura. Eso.

La experiencia completa, sugiere Viñoles, es dejarse entrar en su trance en una sala de cine. Hay funciones viernes, sábado y domingo en Cinemateca Uruguaya y en Sala B del Auditorio Nelly Goitiño; dura 54 minutos.

El cine de Viñoles siempre ha estado marcado por lo personal. Crónica de un sueño (codirigida con Sefano Tononi), Los uruguayos y Exiliados conforman una trilogía que involucra a su familia y su coyuntura. Su voz, su presencia y la de los suyos y su mirada son el centro de Ni siquiera las flores: las voces de cotidianidad doméstica que acompañan en off las imágenes son Viñoles, sus dos hijos y su pareja..

La presencia de la directora también se hacía notar en El mundo de Carolina, un retrato de una joven con síndrome de Down en el que se ve involucrada su propia historia personal, y El gran viaje al país pequeño, sobre refugiado de Guantánamo y su peripecia en Uruguay. Ambas películas le dieron premios a Viñoles en Gramado y Docs Barcelona, y El mundo de Carolina se estrenó en el prestigioso festival de documentales IDFA de Ámsterdam dentro de la competencia internacional.

https://www.youtube.com/watch?v=6GmUrRQqocc&ab_channel=TrailersCinemateca
Su nueva película -que fue presentada en el prestigioso festival suizo Visions du Reel- retoma líneas de sus primeras obras. "Es bastante cercana a Exiliados", explica Viñoles.

El afuera rodea a ese contenedor deteriorado que habla de esas crisis más profundas, y que son miradas por la imperturbable y empática cámara de Viñoles. Las recurrentes procesiones funerarias revelan la situación de emergencia sanitaria y dan al exterior un tono aún más fantasmal.

"Simbólicamente, ese cortejo fúnebre en el momento en el que estábamos viviendo, eleva a la película a un valor cinematográfico muy hermoso", dice la directora. "Vi esos autos negros y cuando los volví a ver, dije: 'bueno, es ahora'. Fui a buscar la cámara, puse el trípode y empecé a filmar".

Creó todo una hoja de rodaje alrededor de esas procesiones, cuya inclusión acentúa la marcada intención poética del cine de Viñoles.



"La idea no sólo era dejar la cámara filmando para después ir a ver qué encontramos", dijo Viñoles. "La idea era qué pasaba con mi encuentro, qué pasa conmigo, con mi cuerpo detrás de esa cámara, viendo las imágenes que aparecen".

Eso, dice genera una tensión muy grande. "Por ejemplo, sostener la mirada frente a lo que ocurre, que a veces puede ser bello -mi vecino haciéndose un parrillero- o adverso, desde mi privilegio de estar en una ventana bajo techo mirando aquello que ocurría en el contenedor de la basura, que a veces era muy tremendo y que en la película está un 10 por ciento de todas las imágenes que filmé. O un 30 por ciento".

El crucial diseño sonoro es Daniel Yafalián y el montaje de Guillermo Madeiro, quien encontró una historia para contar entre tanto material.

"La primera devolución de Guillermo fue un audio muy lindo y muy largo, en que me decía que lo impactó mi manera obsesiva de querer dejar guardada la vida y cómo le provocó entre admiración y miedo", recuerda riéndose, Viñoles.

-Ni siquiera las flores puede resultar, para cierto público, una experiencia extraña con su plano único. ¿Cuáles son sus expectativas con una película así?

-Mis expectativas fueron altamente colmadas ya porque vos estás acá, la viste y te interesó. O porque la devolución de la gente ha sido absolutamente maravillosa. Y ese es un regalo enorme para una película así, que pudo no haber ocurrido y que terminó funcionando narrativamente. Mi expectativa está altamente colmada, y es muy emocionante.
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