Sábado, 31 de Mayo de 2025

Harvard y la pesadilla orwelliana

ColombiaEl Tiempo, Colombia 29 de mayo de 2025

Marcela Junguito
Cuando pensamos en distopías, solemos evocar esas famosas novelas de ciencia ficción que imaginaron futuros lejanos controlados por gobiernos totalitarios que censuran libros, reescriben la historia y suprimen la libertad del pensamiento

Marcela Junguito
Cuando pensamos en distopías, solemos evocar esas famosas novelas de ciencia ficción que imaginaron futuros lejanos controlados por gobiernos totalitarios que censuran libros, reescriben la historia y suprimen la libertad del pensamiento. Pero hoy no hace falta recurrir a la ficción porque estamos siendo testigos de una distopía que se desarrolla ante nuestros ojos en tiempo real. La reciente arremetida del presidente estadounidense contra la Universidad de Harvard, incluida su alucinada prohibición de matricular estudiantes internacionales, no es solo una represalia política. Es una señal clara de que la desconfianza hacia el conocimiento, la diversidad y el pensamiento crítico se está afincando en los mayores núcleos de poder. Hoy vemos cómo se castiga a una de las universidades más prestigiosas del mundo por ser un espacio abierto a la diferencia, el disenso y la formación global. Es decir, por ser una Universidad, con mayúsculas. Orwell imaginó en 1984 un mundo en el que la verdad se subordina al poder y la historia se reescribe según la conveniencia de quienes están al mando. Bradbury, en Fahrenheit 451, advirtió sobre una sociedad donde se prohíben los libros con el fin de controlar el pensamiento de las personas. Como salido de una de esas novelas, el ataque de Trump contra Harvard es un síntoma alarmante de la narrativa cada vez más peligrosa que ronda nuestros días: la que convierte a la universidad en enemiga, al saber en amenaza y al disenso en traición. Todo parece indicar que hoy no hace falta un Ministerio de la Verdad orwelliano para convertir la mentira en estrategia y la ignorancia en virtud. El ataque a Harvard no es solo contra una institución, sino contra el ideal de la Universidad como un lugar de libertad intelectual. Además, al impedir el ingreso de estudiantes internacionales se cierra una puerta al intercambio de ideas, a la pluralidad y a la cooperación académica global. Una medida pobre que protege una idea estrecha de nación al precio de empobrecer su diálogo con el mundo. Y lo más inquietante: todo esto se hace bajo la retórica de la "libertad" y la "defensa del pueblo". Como en las distopías clásicas, el lenguaje se invierte: pensar se vuelve subversivo, educar se vuelve peligroso y abrirse al mundo se convierte en delito. Bien nos decía Goya que "el sueño de la razón produce monstruos". La historia del poder contra el conocimiento es larga y amarga y casi se podría decir que buena parte de la historia de la literatura es la historia del conocimiento "diciéndole la verdad al poder". Que el ataque contra Harvard nos permita ver que no estamos lejos de esas viejas distopías y que las fantasías de aniquilamiento y delirios nacionalistas que ven en el otro una amenaza, ya le han dado a la humanidad suficiente muerte y destrucción.
Rectora del Gimnasio Femenino.
La Nación Argentina O Globo Brasil El Mercurio Chile
El Tiempo Colombia La Nación Costa Rica La Prensa Gráfica El Salvador
El Universal México El Comercio Perú El Nuevo Dia Puerto Rico
Listin Diario República
Dominicana
El País Uruguay El Nacional Venezuela