Lunes, 16 de Junio de 2025

¿Qué pasará con Argentina?

UruguayEl País, Uruguay 16 de junio de 2025

Esta prisión de Fernández de Kirchner cierra una época, la del kirchnerismo hegemónico y poderoso, pero colabora en abrir otra muy importante: la del oficialismo mileísta desplegado.

Prestar atención periódicamente a lo que pasa en Argentina tiene dos riesgos. Por un lado, nunca deja de sorprender la gravedad de algunas de las cosas que allí ocurren. Por otro lado, como esa gravedad se repite, ese estado tan llamativo del cotidiano de la vecina orilla se termina normalizando.

La condena de la ex presidenta Fernández de Kirchner es uno de esos datos que no pueden pasar desapercibidos. Ciertamente, no hubo nada nuevo en la decisión judicial, sino más bien la constatación de la enorme demora con la que se procesan estos asuntos institucionalmente tan graves, cuando se tiene en cuenta, por ejemplo, que las primeras denuncias contra el esquema de extensa corrupción kirchnerista que tuvo como protagonista a Cristina Fernández datan del año 2008. Francamente, se hace muy difícil para un país avanzar con normalidad si uno de los principales actores políticos pasa más de tres lustros con una causa judicial de este tipo que deja en claro una defraudación al Estado hecha de varios centenares de millones de dólares.

La resolución del proceso sirvió, además, para constatar cómo la izquierda internacional se alinea tras la defensa cerrada de sus exponentes, sin atender razones ni respetar lógicas institucionales democráticas básicas. Lo hizo el líder de extrema izquierda francés Mélenchon, por ejemplo, pero también el Partido Comunista o principales dirigentes del Frente Amplio en nuestro país: cuando se trata de un dirigente del campo progresista, sea en Nicaragua, Brasil, Argentina o España, la solidaridad izquierdista está por encima de cualquier otra consideración. Todos se alinean hoy como soldados tras Cristina Fernández, como hace medio siglo se alineaban para defender el Gulag soviético o las represiones en la dictadura de Fidel Castro.

Pero más allá de estas constataciones, lo cierto es que la condena a Cristina Fernández cierra un ciclo histórico en Argentina. El kirchnerismo llegó al poder en 2003, y ocupó por lustros los principales lugares jerárquicos del Estado. Entregó en diciembre de 2023 el poder al presidente Milei habiendo dejado un país absolutamente postrado: al borde de la hiperinflación, con más de la mitad de la población en estado de pobreza y uno de cada diez argentinos en la indigencia, con una economía completamente distorsionada en sus precios relativos, sin confianza internacional ni inversiones relevantes, con niveles de ingresos de las clases medias completamente pauperizados, y con una situación financiera explosiva.

Si Argentina no terminó en guerra civil en 2024, fue pura y exclusivamente gracias a la templanza del equipo de gobierno del presidente Milei y a la firmeza del rumbo fijado por él: importa tenerlo muy claro justamente por la circunstancia que se abre a partir de ahora. En efecto, esta condena a Fernández de Kirchner llega a pocas semanas de un triunfo muy festejado por el partido de Milei en las urnas de la ciudad de Buenos Aires, y en pleno proceso de decisiones electorales para enfrentar las legislativas de medio término que ocurrirán el próximo 26 de octubre, además de las elecciones provinciales en la importante provincia de Buenos Aires a fines de setiembre.

Con Fernández presa ocurrirá naturalmente un reacomodamiento general de las fuerzas opositoras a Milei formadas por el peronismo. La atención que estaba fijada en la reconfiguración del espacio oficialista, en torno a las formas posibles de alianzas entre el partido del ex -presidente Macri y La Libertad Avanza del presidente actual, tendrá una fuerte competencia en la dilucidación de cuál será la comparecencia electoral opositora. Porque como Cristina Fernández está excluida de por vida de cualquier posibilidad de presentarse a elecciones, y como había estado hasta hace pocas semanas intentando reorganizar el campo peronista en torno a su figura, queda claro que emerge un lugar vacío en el liderazgo anti- mileísta que, definitivamente, no está pronto para ser ocupado por nadie. Ni siquiera el gobernador de Buenos Aires Kiciloff logra un consenso amplio, a pesar de estar en un lugar destacadísimo del entramado institucional argentino.

Así las cosas, esta prisión de Fernández de Kirchner cierra una época, la del kirchnerismo hegemónico y poderoso, pero colabora en abrir otra muy importante: la del oficialismo mileísta desplegado y capaz de asentar los apoyos electorales que el presidente obtuvo en su elección de noviembre de 2023. Seguramente una Argentina política pro- Milei será la que primará en los próximos años.


La Nación Argentina O Globo Brasil El Mercurio Chile
El Tiempo Colombia La Nación Costa Rica La Prensa Gráfica El Salvador
El Universal México El Comercio Perú El Nuevo Dia Puerto Rico
Listin Diario República
Dominicana
El País Uruguay El Nacional Venezuela