Televisión rusa en Chile

Sorpresa ha causado la irrupción de la televisión rusa en español en las emisiones chilenas. La estación Telecanal, que pertenece al empresario mexicano Ángel González, ha sido la responsable de negociar un acuerdo comercial con los rusos que le permite hacer uso del material que ellos ofrecen, el que se exhibe en forma de noticiarios, documentales y reportajes. Chile no es el primer país de la región que transmite las noticias de RT, antes Russia Today, nombre de la señal internacional de la televisión rusa, sino que se une a otros, tales como Argentina, Venezuela, México y Perú.
Llama la atención que, desde el comienzo de la guerra con Ucrania, las transmisiones que difunden los rusos han sido tachadas de propaganda, tanto por Estados Unidos como por la Unión Europea. Desde entonces, también han aumentado los esfuerzos rusos por llevar su señal a nuevos países. En tales condiciones, el gobierno estadounidense canceló todos los permisos y han quedado proscritas las transmisiones de la televisión rusa en su territorio, al igual que en la Unión Europea, donde se ha prohibido "la operación de manipulación de Putin", como calificaron los europeos al canal RT. Se trata de países naciones sobre cuyo pleno respeto a la libertad de expresión no existen dudas, pero que sí establecen límites determinados por la existencia de conflictos bélicos que puedan afectarlos a ellos mismos, y frente a lo que advierten como una operación estratégica por parte de un Estado beligerante.
Chile también respeta la libertad de expresión y, en tal sentido, no se ha objetado la participación de los rusos en la programación de la televisión local. Pero también en Chile existe un organismo supervisor, el Consejo Nacional de Televisión (CNTV), que tiene la responsabilidad de velar por "el correcto funcionamiento" de la televisión. Este exige ciertas normas mínimas, entre las cuales están el permanente respeto a la democracia, al pluralismo y a la paz. Por cierto, surgen dudas respecto del acatamiento de estos conceptos por parte de un país que está en guerra con la intención de conquistar territorios de otro y cuyo Estado financia las transmisiones. El embajador de Ucrania ya ha mostrado su disconformidad, aunque posiblemente su reclamo tendría más éxito si lo formulara en los términos contemplados en la ley chilena, objetando contenidos específicos ya difundidos que atenten contra el correcto funcionamiento de la televisión.
Hay, además, otra área donde existen cuestionamientos al canal del empresario mexicano. Según la ley chilena, una persona jurídica no puede tener más de una concesión televisiva. Ello en este caso queda en duda, puesto que diversos reportajes han revelado que el mismo empresario dueño de Telecanal controlaría simultáneamente La Red.
No es bueno que existan dudas de ninguna índole sobre el pleno acatamiento de la legalidad en el funcionamiento de la televisión, y cabe esperar que la fiscalización anunciada por el Consejo sea llevada a cabo con toda la acuciosidad y rigor que el caso demanda. Ante la expansión rusa en medio de su guerra, es necesario garantizar el estricto cumplimiento de las leyes nacionales que suponen valorar la democracia, el pluralismo y la paz.