Sábado, 28 de Junio de 2025

OPINIÓN

PerúEl Comercio, Perú 28 de junio de 2025

Por Alberto GoachetSocio y director general de Grupo Fahrenheit

Hace más de ochenta años, un ingeniero suizo llamado George de Mestral se preguntaba por qué ciertas semillas alpinas se pegaban de manera tan firme al pelo de su perro y a sus pantalones

Por Alberto GoachetSocio y director general de Grupo Fahrenheit



Hace más de ochenta años, un ingeniero suizo llamado George de Mestral se preguntaba por qué ciertas semillas alpinas se pegaban de manera tan firme al pelo de su perro y a sus pantalones. En ese momento tuvo la intuición de que podría ser el nacimiento de lo que más tarde se llamó velcro. Décadas después, a inicios de este siglo, ninguna empresa minorista creía que Internet era un potencial canal de venta. Mucho menos de libros. La intuición de Jeff Bezos le decía que estaban equivocados y lanzó Amazon. Pocos años después, Steve Jobs tuvo la intuición de que en un mundo dominado por celulares con teclados físicos, una pantalla táctil sería el futuro de este medio de comunicación.





La intuición es una herramienta poderosa, más aún cuando a veces la data de mercado puede ser limitante. Sin embargo, tengo la sensación de que últimamente la usamos menos. Cada vez más nos refugiamos, ?nos abrigamos?, en la manta de los estudios de mercado, de las votaciones del consumidor, para tomar decisiones finales, en lugar de seguir nuestro olfato, lo que nos dice el estómago, o mejor aún, el corazón. De ninguna manera esta reflexión implica dejar de lado la data. Lo que creo es que una vez que la tenemos, no siempre hay que optar por lo seguro para evitar incomodidades frente a un cuestionamiento de un jefe o un directorio.





Steve Jobs dijo: ?La innovación es lo que distingue a un líder de un seguidor?. Esto resalta la importancia de confiar en nuestro instinto. La investigación de mercado es valiosa, pero detrás de cada marca exitosa hay alguien que, tras analizar los datos, eligió seguir su ?gut feeling?. Al final, arriesgarse a romper paradigmas usualmente lleva a resultados extraordinarios.





La intuición en los negocios no solo se trata de seguir un instinto ciego, sino de combinar la experiencia personal y el conocimiento del mercado. Muchas veces, las decisiones más audaces y revolucionarias provienen de escuchar esa voz interior que nos dice que hay algo más allá de lo que los números indican. Los datos pueden guiar, pero la verdadera innovación proviene de la capacidad de anticipar lo que el consumidor realmente desea, a veces antes de que ellos mismos lo sepan.





?Mi olfato me dice??. ?Me ?tinka? que??. ?Mi ?feeling? es??. Estoy seguro de que todos en algún momento hemos usado alguna de estas frases. Hazle caso a esta señal interna.





Hay una frase célebre que se le atribuye a Henry Ford que decía: ?Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me habrían dicho caballos más rápidos?. La investigación de mercado, escuchar al consumidor, ?pretestear? las ideas y hasta logos siempre serán una fuente de información valiosa e indispensable. Pero no dejemos que la fuente sea la que tenga la decisión final. Usemos nuestra intuición para inclinar la balanza hacia decisiones que innoven y rompan paradigmas. Si no, potencialmente podemos terminar lanzando una carreta con caballos más rápidos en lugar del primer carro de la Ford Motor Company.





El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

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