Jueves, 17 de Julio de 2025

MIRADA

PerúEl Comercio, Perú 29 de junio de 2025

El subempleo por insuficiencia de ingresos, un indicador de pobreza en el mercado laboral, se mantiene en niveles muy superiores al período prepandemia. La recuperación lograda no ha alcanzado a todos los grupos del mercado laboral.

Los efectos en el mercado laboral de la pandemia y de las políticas que se aplicaron en ese contexto han tendido a prolongarse en el tiempo. Aunque en el 2022 el empleo agregado ya había superado los niveles que tuvo el 2019, gracias al empuje del empleo informal, particularmente del autoempleo, otros indicadores han tomado más tiempo o aún no recuperan niveles prepandemia. Así, mientras que el empleo informal se recuperó rápidamente, y no ha parado de crecer desde entonces, a pesar del estancamiento económico 2022-2023, el empleo formal alcanzó su nivel del 2019 recién en el último trimestre del 2023, casi cuatro años después del ?shock? de la pandemia. Otras variables referidas a la calidad del empleo continúan deterioradas. Así, el subempleo por insuficiencia de ingresos, un indicador de pobreza en el mercado laboral, se mantiene en niveles muy superiores al período prepandemia.





La recuperación lograda, así matizada, tampoco ha alcanzado a todos los grupos que participan en el mercado laboral. Un grupo para el cual la recuperación no ha llegado aún y tampoco se avizora su llegada es el de los jóvenes. Así, entre el 2019 y 2024 se observa una caída de siete puntos porcentuales en su tasa de participación en el mercado laboral y, como consecuencia, ha habido una caída aún mayor en la proporción de jóvenes que se generan un ingreso. En Lima Metropolitana, la caída en la participación ha sido de 17%: tenemos 167.000 jóvenes menos que hace cinco años trabajando o buscando empleo. Como ya he señalado en anteriores columnas, tal situación es totalmente anómala. En efecto, la población joven en edad de trabajar continúa creciendo, a una tasa de 1,2% anual. Tampoco es el caso que haya más jóvenes estudiando: la proporción de jóvenes estudiando ha variado apenas marginalmente, medio punto porcentual, desde el 2019.





Parece clave entender las razones de este inusual fenómeno, pero al momento solo tenemos hipótesis. El desaliento frente a las pobres perspectivas de empleo es un sospechoso habitual. Otro factor a considerar son las consecuencias del COVID-19, como, por ejemplo, la disrupción en los procesos educativos y de los espacios de socialización que trajo la pandemia. El avance del crimen y la posibilidad de ?dinero fácil? por dicha vía es también un factor de desaliento frente a la inserción laboral, particularmente en los segmentos menos favorecidos.





En cualquier caso, este es un tema clave a considerar en los planes de gobierno para las próximas elecciones. Son 2,5 millones los jóvenes que van a votar por primera vez en las elecciones. Es un porcentaje considerable de los aproximadamente 20 millones de electores que se esperan, y que va a estar atento a escuchar qué propuestas tienen los candidatos con relación a mejorar la situación del empleo para ellos.





El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

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