Antes de las dos funciones en Uruguay, el creador de Plim Plim revela los secretos detrás del éxito infantil donde la creatividad y la espiritualidad se entrelazan para conquistar a grandes y chicos.
Tiene la pulsión creativa a flor de piel desde que era niño. Guillermo Pino ha soñado con conducir un programa infantil desde que tuvo uso de razón. Las ideas le brotan con facilidad y rápido las transforma en marcas: tiene más de 500 registradas. Aunque la mayoría no las usa, están ahí, por si alguna vez quiere echarles mano.
Si algo caracteriza a este empresario argentino es que no le importa si hay un buen negocio detrás: si una idea no aporta valor genuino o no tiene un propósito claro, pierde fuerza.
Fue con ese afán de "sembrar una semillita de luz" en los niños y de dar un mensaje que fuera más allá de la diversión que creó la marca El payaso Plim Plim. Con ese dibujito animado le puso rostro a la famosa canción que todos hemos cantado de chicos, pero que hasta 2011 no tenía identidad visual en el imaginario colectivo.
El equipo hizo una búsqueda exhaustiva. Relevaron más de 600 personajes, no solo para inspirarse, sino para observar con ojos adultos qué los hacía atractivos. Tomaron estímulos de clásicos como El Chapulín Colorado o El Zorro para dar vida a un héroe sin violencia, que hoy es un fenómeno global.
Aunque Plim Plim tiene canales en seis idiomas, más de 30 millones de suscriptores solo en español, 1.500 millones de vistas mensuales en YouTube, 43 millones de reproducciones mensuales en Spotify y su propio canal de televisión por cable, su origen es mucho más que una estrategia de marketing comercial. Detrás hay una filosofía de amor y gratitud, impulsada por la constante búsqueda espiritual de Pino.
https://www.youtube.com/watch?v=5rQq09I5uIY En ese camino de autodescubrimiento hay una figura clave: el autor uruguayo Alejandro Corchs. Su libro El camino del puma fascinó a Pino, quien rápido se devoró toda su bibliografía.
"Encontré magia en ese camino. Conocí a Corchs, hice los cursos y ahí encontré la Gestalt. Hoy trabajamos con ese sistema en la oficina. Tenemos un coach uruguayo, Gonzalo Pérez, que viene una vez por mes", cuenta Pino a El País. Ese espíritu envuelto en canciones coloridas y con mensajes también se refleja en los shows en vivo de Plim Plim, que han recorrido 12 países y son un clásico de las vacaciones de julio en Uruguay.
Ahora, Plim Plim trae Energía Musical, el espectáculo que repasa sus canciones más queridas en un formato alegre y participativo, ideal para disfrutar en familia. La obra acaba de ser reconocida con el Martín Fierro de teatro en la categoría infantil.
Las funciones serán mañana a las 16.00 en el Teatro Macció de San José (entradas en Tickantel), y el domingo en el Teatro Movie de Montevideo, con doble función a las 15.00 y 17.15 (entradas en la web del Movie).
"Es difícil que sepas decir cinco regalos que te hayan hecho, pero seguro te acordás de cuando te llevaron a un recital, al teatro o a un parque", dice Pino para remarcar el valor de la experiencia.
El amor como fórmula del éxito
Pino empezó a cranear Plim Plim en 2006, pero no fue hasta 2011 que se estrenó en Disney Jr. En el medio fue padre y se replanteó la vida. Su viaje espiritual atravesó el proyecto al punto de que mucha de la información que recibió en los retiros la transformó en canciones.
Meses atrás, escuchó al suegro de Alejandro Corchs decir que "la única revolución que triunfa es la del amor", tomó nota y no descarta convertir esa idea en una melodía.
"Tengo facilidad para captar el inconsciente colectivo. Muchas canciones parece que hubieran estado siempre, porque usan frases hechas o refranes", dice sobre sus composiciones, que transmiten valores como el cuidado del medioambiente o la importancia de pedir por favor y dar las gracias.
Fueron años de ensayo y error. Algunas canciones no funcionaban como esperaban y otras como "Como los animalitos" se volvieron himnos cinco años después. También hubo sorpresas, como "Abejita chiquitita", interpretada por su hija Martina, que ya superó los mil millones de vistas y es la más escuchada desde hace dos años.
"Uno le pone el mismo amor a todo, pero hay cosas que no florecen nunca y otras que florecen en un día", reflexiona.
Recuerda que las primeras funciones de teatro que hacía eran para 30 personas en un bar, y que apenas le pagaban los viáticos. Hoy hacen cinco funciones por día en distintos puntos de Argentina, han recorrido el continente, y sin embargo, las ganas, la alegría y el entusiasmo siguen siendo los mismos.
https://open.spotify.com/intl-es/track/70ygVDJv1Wou8WGD34K5An Dice que el mayor mimo no está en los números ni en las entradas vendidas, sino en el abrazo de un padre o una madre que, al cerrarse el telón, le cuenta que su hijo con discapacidad solo mira Plim Plim y aprendió a decir gracias con el dibujito. "Eso te atraviesa y te hace llorar", resume.
"Todo esto que pasa es parte del premio de haber caminado y sostenido el propósito", dice Pino, que tiene a Plim Plim presente las 24 horas del día.
El proyecto también le permite poner su creatividad al servicio de algo más grande. El año pasado, por ejemplo, realizaron una actividad para plantar árboles en el Amazonas.
Nunca dudaste de que sería un éxito. ¿Te detenés a pensar dónde está la clave? Todos me hablan del éxito, pero siento que nos faltan 15 idiomas más y estamos trabajando en eso. El propósito amoroso fue y sigue siendo la fórmula del éxito.