Sábado, 12 de Julio de 2025

Nicolas Bistró Bistró de 2 B

ChileEl Mercurio, Chile 11 de julio de 2025

DA GUSTO ENCONTRARSE con un local que merece el nombre de "bistró", título codiciado hoy entre nosotros y autoconcedido con gran indulgencia

DA GUSTO ENCONTRARSE con un local que merece el nombre de "bistró", título codiciado hoy entre nosotros y autoconcedido con gran indulgencia. Primero, porque trae a la mente la cocina francesa, de eterna fama; segundo, porque cobra precios relajados y sensatos, aunque en estas orillas mapochinas muchos pseudobistrós caraduras cargan por sus "platillos" más que algunos famosos bistrós parisinos...
El bistró Nicolas de Providencia tiene precios asequibles. Primera B: barato. Además, una decoración "bistroína" con bonitas mesas y sillas, ambiente simpático, plantas verdes de adorno por aquí y por allá, espejos con recomendaciones de platos y ofertas escritas con pintura blanca, bonitas reproducciones de grabados alusivos. Todo en el mejor gusto posible. Bonito, segunda B.
Pero con la tercera B (bueno) nos hemos dado un tropezón tamaño. Veamos.
Partamos con lo bueno. Una "tabla Nico" ($13.500) compuesta finamente: tajadas de jamón serrano, de pechuga de pavo -muy agradable-, de pastrami; cuatro o cinco variedades de queso, almendras fileteadas -muy buena idea-, más algunas grandes frutillas y un pote con mermelada de damasco de propósito desconocido. Bravo. Sobra el pote.
También buenos los postres: un pastelito "Opera", famosa invención parisiense de chocolate y café de comienzos del S. XX, muy bueno, y una tarta de manzana bien hecha.
Pero, !los fondos¡ Uno fue un magret de pato (se lo anuncia de 210 g), sobre capita de puré de manzana. Lo pedimos acompañado de puré de papas mousseline . El plato, de aspecto prometedor, llegó casi frío, por lo que pedimos que lo calentaran. El caso es que nos fue devuelto un plato distinto del que habíamos enviado a la cocina, con una cantidad claramente inferior de rebanadas de magret , que no solo venían, de nuevo, apenas tibias, sino que, además, eran menores también en tamaño. !Nos cambiaron el plato por otro, como si tal cosa¡ El segundo magret venía duro y sin su borde de grasita, que es la gracia del corte. Para mantener caliente un plato hay diversos recursos. El principal, rapidez en el servicio; segundo, tapas para conservar el calor (hay algunas con forma de domos).
El otro fondo fue un boeuf braisé (o sea, al jugo) con un aditamento extraño: "salsa bourguignon ". Pero no era boeuf bourguignon , y la cantidad de salsa -una cicatera cucharada-, insuficiente para el tamaño del trozo. Este venía cortado en forma de moño de vieja, o sea, grueso. Una carne cocida necesita ser cortada en rebanadas para que la salsa la redima de la larga cocción que la deja seca y fibrosa -ah, esa carne al jugo, cortada en rebanadas del grueso de un dedo, que hacía una "maestra" al costado de la Matriz, en Curicó...-. Pedimos acompañar esto con papas rosti, hechas con papa cocida (una de las formas tradicionales), que llegaron constituidas en una tortilla demasiado gruesa, refrita y durísima. Plato también apenas tibio.
La mise en scène no compensa, ay, la criticable calidad de esta cocina.
Santa Magdalena 30, Providencia.
La Nación Argentina O Globo Brasil El Mercurio Chile
El Tiempo Colombia La Nación Costa Rica La Prensa Gráfica El Salvador
El Universal México El Comercio Perú El Nuevo Dia Puerto Rico
Listin Diario República
Dominicana
El País Uruguay El Nacional Venezuela