Miércoles, 16 de Julio de 2025

A 75 años de Maracaná: las atajadas de Maspoli, los piques de Gigghia y el equipo que se desarmó tras la gloria

UruguayEl País, Uruguay 16 de julio de 2025

Los diversos episodios que llevaron a aquella victoria fueron tan especiales que se confunden con la leyenda para que la selección de Uruguay volviera a ser campeona del Mundial en 1950.

Ya son 75 años, los protagonistas hace tiempo que partieron y tampoco quedan muchos testigos, aunque aquella tarde había 200.000 personas en Maracaná. Pero, a medida que pasan los años, la imagen en vez de achicarse se agiganta, porque no hubo triunfos tan épicos como el triunfo de Uruguay en el Mundial de 1950.

Los diversos episodios que llevaron a aquella victoria fueron tan especiales que se confunden con la leyenda, como si se tratara de una novela con inesperado final feliz. Pero aquel 16 de julio, el 2 a 1, los goles de Juan Alberto Schiaffino y Alcides Ghiggia, la voz de mando de Obdulio Varela, las atajadas de Roque Máspoli, las gambetas de Julio Pérez, fueron hechos ciertos, que le dieron al fútbol celeste su cuarto título mundial.


Sucede que todo parecía conducir a la consagración de Brasil. Se había preparado cuidadosamente, jugaba en su casa, en un estadio tan grande como ningún otro entonces en el mundo, llegaba goleando y, para mayor seguridad, le alcanzaba con un empate ante Uruguay, porque en aquella Copa del Mundo no hubo final sino una ronda decisiva de cuatro equipos. Y como los celestes habían empatado ante España, Brasil llevaba un punto de ventaja en la tabla.

El propio partido pareció seguir ese libreto de Brasil campeón, porque apenas iniciado el segundo tiempo, los dueños de casa se pusieron en ventaja. ¿Qué más podían pedir?

La realidad


Sin embargo, el juego no estaba resultando tan favorable a los brasileños. El primer tiempo había sido bastante parejo. Brasil llegó más veces al área rival (17 tiros al arco contra seis de Uruguay), pero las llegadas celestes fueron más peligrosas: Rubén Morán remató alto cuando el arquero brasileño Barbosa estaba fuera de acción y Óscar Míguez estrelló un remate en el travesaño.

Además, Uruguay tenía una carta que todavía no había usado. Ghiggia venía siendo gran figura en todos los partidos del torneo, pero en Maracaná no le estaban haciendo el juego que él pedía, tirarle la pelota larga para ganar en velocidad.

Cuando Brasil hizo su gol, Obdulio tomó la pelota, la puso bajo el brazo e inició una parsimoniosa protesta ante el árbitro inglés Reader. En este episodio se admite el espacio para la leyenda, pues el propio capitán uruguayo a través de los años a veces comentó que estaba protestando un offside y otra veces que buscaba enfriar el entusiasmo brasileño. Hay que recordar que Obdulio, descreído de la fama y de la prensa, solía contar versiones diferentes por gusto.

El triunfo histórico


Pronto Ghiggia comenzó a ganar siempre por la punta derecha, desairando a su marcador Bigode y desarticulando a toda la zona final brasileña. De esa forma a los 66 minutos, llegó el empate: el puntero desbordó y habilitó a Schiaffino, que batió a Barbosa con un remate cruzado.

El 1-1 comenzó a pesar en las piernas y la mente de los jugadores brasileños, que descubrieron que la pronosticada goleada a favor se había convertido en un partido complicado. A los 79 minutos volvió a picar Ghiggia, pero esta vez prefirió ingresar al área en diagonal y rematar directo al arco. Barbosa esperaba un nuevo centro atrás y descuidó el primer palo: le resultó fatal.

Quedaban algo más de diez minutos de desesperado ataque brasileño ante una defensa celeste bien plantada. El árbitro dio su pitazo final cuando venía en el aire un corner a favor del local. La mayor hazaña en la historia del fútbol se había completado.

En realidad, el partido nunca concluyó, porque a 75 años se sigue hablando, analizando, polemizando. Fue objeto de numerosos libros y hasta de un corto brasileño de ciencia ficción, en el cual un aficionado viaja al pasado tratando (sin éxito) de evitar la derrota de su equipo. La pelota impulsada por Ghiggia sigue en la red de Maracaná y nadie ha podido sacarla de allí.

Cuatro pasos a la gloria

Para ser campeón mundial en 1950 Uruguay disputó apenas cuatro partidos en totoal. Se clasificó directo a la Copa del Mundo por renuncia de sus rivales en las eliminatorias sudamericanas. Ya en Brasil, goleó 8-0 a Bolivia y pasó a la ronda final, donde empató 2-2 con España, superó 3-2 a Suecia y venció 2-1 a Brasil.

Jugaron 14 futbolistas

Los 11 que le ganaron a Brasil el 16 de julio no habían jugado juntos antes y no volvieron a hacerlo nunca más. Es más, la selección uruguaya se desarmó al regresar de Brasil y recién volvió a jugar el Torneo Panamericano de Chile en marzo y abril de 1952. En Montevideo no se presentó hasta un amistoso contra Inglaterra en 1953.

Un equipo muy fugaz

Frente a Brasil el 16 de julio jugaron por Uruguay Roque Máspoli, Matías González, Eusebio Tejera, Schubert Gambetta, Obdulio Varela, Víctor Rodríguez Andrade, Alcides Ghiggia, Julio Pérez, Óscar Míguez, Juan Alberto Schiaffino y Rubén Morán. En otros partidos estuvieron también Aníbal Paz, Juan Carlos González y Ernesto Vidal.

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