Futbolista de un solo club desde que debutó en Primera en 2013, con más de 300 partidos y 12 años y medio; tiene dos ascensos y varios títulos como Pata Blanca, y cree que todo se debe a "un propósito de Dios".
Lo que muchos cristianos pueden entender como una referencia a la Biblia, al coloniense de a pie lo traslada a otra cosa: Ezequías no es un rey, pero sí un jugador histórico de Plaza Colonia y del fútbol uruguayo.
Porque con más de 300 partidos en 12 años y pico desde su debut en Primera, Redín es el jugador con más tiempo defendiendo la misma camiseta en el medio local. Un título que lo enorgullece y valora como "un regalo de Dios", porque él sí es adepto a esa religión.
En entrevista con Ovación, Ezequías Redín contó que hoy sus compañeros lo apodaron "El histórico" o bromean con que es "el Totti de Plaza", que juega porque es "el dueño del club" o que cuando se retire pasará a ser "la mano derecha del Chiqui García".
Pero Redín cuenta con una trayectoria cargada de títulos y proezas como Pata Blanca que lo respaldan. Comenzó jugando al fútbol en la liga departamental y antes de cumplir la mayoría de edad participó de una prueba de aspirantes para jugar en Plaza Colonia, el club profesional de la ciudad.
"Fueron dos años o tres en inferiores antes de subir. Tuve una prueba para jugar en la Primera de Central Español, pero no quedé y volví a Plaza. Al tiempo, debuté con el plantel principal", relató sobre su salto al profesionalismo.
Recuerda que "la llegada del Chiqui (Roberto García) y (Caros) Manta", que transformaron a Plaza Colonia, que es una de los primeros clubes en gestionarse como Sociedad Anónima Deportiva, fue un punto de inflexión en la historia del club: "Antes se hacía todo con mucho sacrificio e incluso estaba en duda la continuidad del club, pero con el tiempo ha mejorado mucho la infraestructura y otras cosas que el club necesitaba".
Con más de una década vestido de Pata Blanca, las vivió todas en el club que hoy considera "una segunda casa": desde descensos hasta ganar títulos icónicos y recorrer el continente por copas internacionales. Entre sus mejores recuerdos están el primer ascenso a Primera en 2015, cuando se dio el lujo de meter uno de los goles de la final contra Progreso. "Fue una fiesta para el pueblo", recordó.
Por supuesto, el inolvidable título del Clausura 2016 en el Campeón del Siglo: "Pasó todo tan rápido que no nos dábamos cuenta lo que lográbamos. Después del ascenso, el Apertura lo terminamos a media tabla y el Clausura fuimos sumando hasta que salimos campeones anticipados. Se hablaba mucho hasta en la prensa internacional y nos decían el Leicester uruguayo", relató entusiasmado, como si volviera a aquellos días de gloria. Aquel título coincidió con la Premier League del Leicester, también recién ascendido.
Pero no fue todo, y aunque sufrió un descenso en 2018, volvió a ascender al año siguiente y después festejó otro título más: el Apertura 2021. Casualmente (o no), los dos títulos los obtuvo con Eduardo Espinel como entrenador, a quien considera "un maestro".
Es feliz en Plaza y aunque confiesa que le gustaría tener una experiencia internacional, cree que todo se debe a "un propósito de Dios" y quiere cumplirlo con la responsabilidad que merece: "Si bien no soy tanto de hablar en el vestuario, por el tiempo en el club pasé a ser un referente y ahora mi desafío es predicar con el ejemplo para ayudar y enseñar lo que esté a mi alcance a los más jóvenes". Uno de ellos es su hermano Miqueas de 22 años.