El misterio de octubre y mayo
A nivel político no se ha estudiado a fondo la diferencia que hay en los apoyos que reciben blancos y colorados en octubre, con respecto a los que la Coalición Republicana recibe en mayo.
Uno de los datos más potentes que dejó todo el ciclo electoral y que merece una mejor explicación es la diferencia porcentual que hay en los apoyos que reciben blancos y colorados en octubre, con respecto a los que ambos, o la Coalición Republicana (CR), reciben en mayo. ¿Cómo se explica que ocurra eso casi siempre y en casi todo el país?
Importa hacerse una idea de los guarismos concretos. Para no abrumar con mil cifras, alcanza con decir que desde el ciclo electoral de 2014- 2015, y en los tres ciclos, siempre el porcentaje de votos de blancos y colorados (o de la CR) sobre el total de votos emitidos a lemas en el total de los cinco departamentos más poblados del país, fue superior en la elección departamental de mayo con relación a la nacional de octubre.
Esto quiere decir que la intención de voto sumada de blancos y colorados (o de la CR cuando correspondió) en Montevideo, Canelones, Maldonado, Salto y Paysandú, fue porcentualmente siempre más grande cuando se disputaron cargos a nivel departamental que cuando lo que se dirimió fue la integración del Parlamento y cuáles eran las dos fórmulas que habrían de ir al balotaje. Y estamos hablando de los cinco departamentos en los que, sumados, votan aproximadamente dos de cada tres uruguayos en total.
En concreto, expresado en porcentaje total de la suma de esos cinco departamentos, en octubre y en mayo cada vez de 2014 - 2015, 2019 - 2020, y 2024 - 2025, la relación fue 40% - 43%; 38% - 45%; y 39% - 48%. Es cierto que la suma de blancos y colorados omite en octubre de 2019 y de 2024 los votos pro-coalicionistas de otros partidos, que recibieron en conjunto decenas de miles de votos cada vez. Pero ese asunto metodológico no cambia el signo general que todo el mundo percibe, que es que la performance sumada de blancos y colorados es mejor en mayo que en octubre.
Una explicación muy común de este fenómeno es que los partidos tradicionales, y sobre todo los blancos, tienen muchas intendencias. En mayo entonces se juega el poder real de lo local y por eso se hace un trabajo proselitista más fuerte que en octubre. Otra explicación pasa por el discurso de la izquierda, siempre más llamativo en lo nacional que en los departamentos, y por eso más seductor para muchos ciudadanos que, luego en mayo, deciden votar a los partidos tradicionales.
Y si bien esas dos explicaciones puedan tener algo de razón, la verdad es que resultan insuficientes, ya que, por ejemplo, incluso en Montevideo se verifica este aumento en mayo con relación a octubre, y es justamente en la capital donde los blancos no tienen la intendencia y donde la izquierda expresa su mayor peso discursivo local.
Hay en verdad una explicación menos publicitada que refiere a las reglas de juego electorales diferentes que hay en octubre con relación a mayo. Ellas influyen directamente en la acción proselitista de listas y de sectores de los partidos tradicionales. En efecto, en octubre no existe la acumulación por sublema a diputado y hay un único candidato presidencial; en mayo, el juego de sublemas para listas con candidatos a ser electos a la Junta Departamental es amplísimo, y casi siempre hay al menos dos candidatos a intendente por lema.
Las limitaciones en las reglas de juego de octubre repercuten así directamente en el despliegue de agrupaciones y liderazgos locales, que no pueden acumular en un mismo sublema varias listas y candidatos a diputados, y que por tanto no tienen tantos incentivos para hacer su esfuerzo electoral en la elección nacional. Y las alianzas y sublemas de mayo, por el contrario, son una incitación a una mayor participación y activación proselitista para todo tipo de pequeños (y grandes) dirigentes y líderes de todas las localidades del país - potenciados, además, por las elecciones a alcaldes allí donde ellas ocurren -.
Estas reglas diferentes vienen de la reforma electoral de 1997. De ellas se habla poco, porque siempre se privilegia en el análisis el gran cambio que significó ese año la introducción del balotaje presidencial. Pero en la limitación del modo de acumulación por sublema en la elección de diputados hay parte de la explicación del misterio de la menor votación de octubre de blancos y colorados con relación a mayo.
En este sentido, potenciar a la CR ya para el mes de octubre permitiría, con la presentación de muchos más candidatos a diputados por un mismo lema, paliar al menos en parte esa limitación que tanto perjudica a las expresiones electorales de ambos partidos tradicionales en las elecciones nacionales.