Democracia siempre
Una cosa son los eventuales pecados de los promotores de este encuentro y otro el evento en sí mismo.
El pasado fin de semana con participación de los presidentes de Chile, Uruguay, Colombia, Brasil y España se realizó en Santiago de Chile, una cumbre internacional dedicada, como su nombre indica, a la defensa de la institucionalidad democrática. El evento, merece ser destacado en todas sus facetas: las buenas y las más discutibles.
Inspirado en una iniciativa previa entre el Presidente español y el brasileño, tuvo como motor la idea que no basta con hablar de la democracia, es necesario realizar acciones "para fortalecerla, renovarla y hacer que vuelva a ser significativa para quienes sienten suss promesas incumplidas.. Resolver los problemas de la democracia con más democracia, siempre". Así se consignó en una carta anterior publicada, bajo firma de sus patrocinantes, en el diario Mercurio chileno. Pese a estos compartibles y exigentes requerimientos el evento no fue bien recibido por algunos líderes políticos del continente, quienes argumentaron que la cumbre estaba organizada por mandatarios que degradaron la institucionalidad democrática . "fomentando la corrupción política y relativizando los derechos humanos".
Si bien estas críticas lucen excesivas, confieso que no me gusta demasiado Gustavo Petro, un hombre impulsivo que no hizo mucho por su país; tampoco estoy seguro que Lula sea un ejemplo de anticorrupción (su juicio fue anulado por razones puramente formales, sin decisión sobre el fondo), ni coincido en su postura respecto a Rusia y el conflicto en Ucrania, mientras Pedro Sánchez, sospechado de similares pecados, se aferra más de la cuenta a un poder que hace tiempo debió haber resignado. Estas críticas no alcanzan a nuestro Presidente, un hombre tolerante ni al Presidente chileno, pese a sus antecedentes, un dirigente igualmente equilibrado. Además, una cosa son los eventuales pecados de los promotores de este encuentro y otro el evento en sí mismo, sus motivaciones y la insoslayable oportunidad de efectuarlo en este momento. Ordenemos los valores implicados por su orden. No en balde las principales naciones europeas, que no ignoran quién son Petro o Lula, consideran su futura integración al grupo. Son concientes que vivimos secuencias vitales para el mundo en su conjunto. Uno de sus principios esenciales, nada menos que la soberanía nacional, está puesta en cuestión regresando a una historia aún peor a los antecedentes de la Paz de Westfalia.
El poder judicial del Brasil (no su Presidente) ha sido absurdamente atacado por Donald Trump, un mandatario que aun no se ha enterado que hace más de doscientos cincuenta años Charles-Louis de Secondat, Barón de Montesquieu proclamó la necesidad de la separación de poderes, dando cimiento a uno de los mecanismos más preciados para el debido funcionamiento democrático. Con el agravante que al proponer la impunidad de Bolsonaro, no solamente desconoció la debida relación entre los poderes republicanos sino la propia soberanía del Brasil que pretende sujetar a sus extravagantes humores.
Esta reunión, con diferentes organizaciones dialogando sobre los problemas actuales de la democracia y charlas académicas al respecto, más la segura adhesión de otras nueve naciones, el Reino Unido, Francia, Canadá y Australia entre otras, no estuvo dirigida contra alguien en particular, ni mencionó a ningún dignatario extranjero, pero nadie medianamente avisado puede ignorar el particular momento del mundo en que fue realizada, ni cual se pretende que sea su proyección. Uruguay es un país pequeño, sin fuerza militar y de escasa significación en el ámbito internacional, eso no significa que deba callar sobre asuntos que le son vitales, como su independencia y su lugar en la defensa de Latinoamerica. No solo los intereses importan. Puede no gustarnos la actual integración de este grupo pero nuestro tamaño no justifica olvidar la dignidad, los tiempos que vivimos y nuestro lugar en el mundo.
Además, sean cuales sean nuestros pareceres ideológicos, no es lo mismo el rumbo doctrinario de Colombia, Brasil o Chile, que el de Venezuela, Cuba o Nicaragua, que no fueron mencionados ni invitados a este acontecimiento. Para mí es un orgullo que nuestro Presidente, apoyado por los demás asistentes exprese en un foro la necesidad de "despojarse de baldes ideológicos", enfatizando considerar la democracia, la perfectible democracia que tenemos, como un bien a cuidar con el aporte de todos. ¿No apuntan estas declaraciones a una democracia más profunda e igualitaria, menos inclinada a la desafección ciudadana, como actualmente ocurre? En una deriva que a todos nos debe alarmar ¿No es este evento demostrativo que la social democracia o el liberalismo igualitaristas comienza a sustituir a la izquierda clásica con su perimido énfasis clasista y economicista.
Pese a esto no todo el panorama es optimista. Parte de la izquierda uruguaya (el Partido Comunista, el Socialista y adyacencias) más sectores y naciones de la izquierda internacional siguen considerando la democracia particularmente la liberal como un instrumento formal superable mediante la socialización de los medios de producción o, versión algo más debilitada, a través de un Estado que diriga la economía y las correctas apetencias individuales como un gran Leviathan. ¿Acaso no es eso Cuba, Corea del Norte o, en el campo político, China o el Vietnam de hoy?
Afortunadamente esta imperfecta democracia que algunos mantenemos ya no es más para la mayoría de los latinoamericanos: "una democracia mutilada, calamitosa y falsa, sólo para los ricos.. (Por eso) sólo el comunismo es capaz de dar una democracia total que cuanto más total sea, más rápidamente se volverá innecesaria en sí misma." (V.I. Lenin, Estado y Revolución. Selected Works. Vol. 8 pág.82).
Que nuestro Presidente acompañado por otros del continente y España la promueva es la mejor señal de que una parte de la izquierda, representada en Uruguay por Orsi, ha modificado radicalmente sus premisas ideológicas y por ende donde posicionarse internacionalmente. No hay otra lucha a emprender que el combate por la libertad, la equidad y la soberanía. Bienvenido sea este sinceramiento, ojalá se extienda y profundice.