Manejo de deuda del Gobierno ya impactaría al sector privado
Aunque aún no se ha visto un aumento sustancial en las tasas del mercado financiero, el informe advierte que el efecto ya está latente y si bien, en escenarios normales, los recortes de tasas del Banco de la República deberían generar un alivio rápido para los usuarios del crédito; la saturación de TCO en el mercado puede actuar como freno, haciendo que las tasas bajen más lentamente de lo previsto
Aunque aún no se ha visto un aumento sustancial en las tasas del mercado financiero, el informe advierte que el efecto ya está latente y si bien, en escenarios normales, los recortes de tasas del Banco de la República deberían generar un alivio rápido para los usuarios del crédito; la saturación de TCO en el mercado puede actuar como freno, haciendo que las tasas bajen más lentamente de lo previsto. Esta dinámica se agrava si se considera que el carácter del TCO es transitorio, por lo que el Gobierno deberá refinanciar gran parte de
estos papeles en 2026. "La estrategia puede resolver problemas de caja inmediatos, pero siembra presiones futuras. Un refinanciamiento apresurado o en condiciones adversas podría aumentar el riesgo de rollover, forzando al Estado a ofrecer tasas más altas para atraer compradores o a depender más de Ecopetrol o los fondos del Fonpet", sentenciaron.
La estrategia de financiamiento de corto plazo que ha adoptado el Gobierno para atender su creciente necesidad de recursos comienza a dejar huella en las condiciones financieras del país, tal y como advierte un reciente análisis del Banco de Bogotá, según el cual, el manejo de la deuda pública ya estaría encareciendo el crédito para las empresas y otros agentes privados. Todo esto como resultado del uso intensivo de los Títulos de Tesorería de Corto Plazo (TACO), que se estaría traduciendo en un efecto en cadena sobre las tasas de interés de corto y mediano plazo; abriendo otro frente de los impactos del hueco fiscal. En su informe, el equipo de Investigaciones Económicas del banco señala que, tras revelarse un descalce de $20 billones en la estrategia de financiación del Gobierno, la Dirección General de Crédito Público y Tesoro Nacional (DGCPTN) decidió aumentar el cupo de emisión de TACO de $57 billones a $67 billones mediante el Decreto 836 de 2025. "La razón de fondo son las operaciones reo con la banca internacional, que inicialmente iban a ser una fuente clave de caja por hasta $40 billones, fueron descartadas como fuente de financiamiento presupuestal, y se limitaron a operaciones de manejo de deuda", dice el reporte. Este giro inesperado dejó a la Nación con un vacío que intenta llenar con emisiones de TACO, instrumentos de deuda que tienen un vencimiento corto y que tradicionalmente se han usado para atender urgencias transitorias de liquidez. Sin embargo, su uso masivo y constante está comenzando a generar presiones sobre las tasas del mercado financiero. Según el informe, a 22 de julio el Gobierno emitió $28 billones en TACO durante el año y de ese total, $17,3 billones fueron colocados en subastas semanales y $7,4 billones se usaron para pagar las acreencias del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (VIPS) a Ecopetrol, y otros $3,1 billones se dirigieron a esta empresa por adelanto de dividendos. Para ellos, "esta última operación, si bien es legal, "es reflejo del uso creciente de instrumentos financieros de corto plazo para necesidades fiscales estructurales", a lo cual se debe sumar que desde mayo, el monto a subastar en cada jornada pasó de $350.000 millones a $600.000 millones, y en lo que resta del año, si se mantiene el ritmo y se activa la cláusula de sobre-adjudicación, el Gobierno podría emitir hasta $19,8 billones adicionales. Eso dejaría el total del año en $47 billones; mientras que con el aumento del cupo a $67 billones, hay margen para emitir $20 billones más, justo el tamaño del hueco por la salida de las operaciones reo como fuente de financiamiento. Ante esto, el Banco de Bogotá plantea tres posibles destinos para esos recursos, comenzando por recomponer la caja de la Nación, ofrecer colateral en operaciones de manejo de deuda con banca internacional, o simplemente financiar gasto público y resalta que cualquiera de esos usos implica una inyección adicional de papeles al mercado, que ya está mostrando síntomas de saturación. Distorsión del mercado El efecto más visible de esta estrategia es el aumento en el esperad entre la tasa de los TACO y la del Banco de la República, ya que en marzo de este año, ese diferencial era de -14 puntos básicos, pero tras la emisión usada para pagar al VIPS, subió a 26 puntos. "Con la noticia de que el saldo en circulación de TCO no sería $18 billones como se preveía en el Plan Financiero, sino $35 billones, el spread trepó hasta +40 puntos básicos", agregaron. Investigaciones Económicas cuantificó ese efecto y encontró que por cada $1 billón adicional en emisión mensual de TCO, el spread frente a la tasa del Banco de la República sube +25 puntos básicos; lo que quiere decir que si el Gobierno emitiera $4,6 billones en un mes, el diferencial podría alcanzar +65 puntos básicos. "El alza en el costo de los Títulos de Tesorería de Corto Plazo (TCO) no ocurre de forma aislada. Estos papeles son referencia para múltiples instrumentos del sistema financiero, por lo que cualquier incremento en su tasa de corte se propaga, afectando las condiciones de fondeo y crédito en el mercado local", dijeron. Por cada aumento de 25 puntos básicos en la tasa de corte de los TCO frente a la del Banco de la República, la tasa de los CDT a un año sube 14,7 pb, la IBR a 180 días se incrementa en 13,7 pb y los TES a tres años aumentan en 13,5 pb. Esto encarece el acceso al crédito para empresas y hogares. Así, el crédito se encarece para todos, desde los bancos que emiten CDT hasta las empresas que buscan financiar su operación, pasando por el ciudadano común que necesita crédito.