El colectivo de trabajadores sostiene que la institución está "paralizada" hace más de un mes por enfrentamiento entre Jaime Saavedra y Eugenio Acosta.
El
Institutito Nacional de Inclusión Adolescente (Inisa) finalmente se encamina a tener nuevo director,
tras la renuncia confirmada del representante del Frente Amplio, Eugenio Acosta, luego de semanas de enfrentamiento con el presidente del organismo,
Jaime Saavedra.
Aunque hasta la tarde de este viernes, el exsecretario general de la Secretaría Nacional de Drogas Daniel Radío no había recibido la llamada desde
Presidencia para el ofrecimiento del cargo, será el dirigente del
Partido Independiente el que ocupe el lugar de Acosta.
De esta forma y tras superar el conflicto interno que había dejado a la institución paralizada, el gobierno renunciará a la mayoría en el
directorio del Inisa en pos de destrabar la crisis institucional que lleva al menos más de un mes.
No obstante, los desafíos por delante para el Inisa permanecen, en particular en la previa de la discusión del
presupuesto quinquenal que debe ingresar al
Parlamento antes del 31 de agosto.
Por lo pronto, desde el
Sindicato de Trabajadores de INAU e Inisa (Suinau) señalaron a El País que en las últimas semanas ha habido "una parálisis administrativa" y reclaman que "arranque urgente" a funcionar con normalidad el
organismo.
"Nosotros no podemos decidir quién va a ocupar el cargo, pero estamos hablando de una
institución compleja. Lo que pedimos al gobierno es que se decida rápido. El directorio, que por ley tiene que sesionar dos veces por mes, está sin hacerlo. Hay un montón de
expedientes que están pendientes de resolver", dijo el dirigente Víctor Mango.
Sobre este punto, indicó que faltan "
lineamientos claros" y la situación generó que los "mandos medios y los
funcionarios se pusieran la institución al hombro".
"Los compañeros que trabajan en el trato directo con los adolescentes y los mandos medios son los que de alguna manera mantienen la institución estable", agregó.
Según supo El País, luego de resuelto el conflicto, a partir de este lunes el directorio comenzará a funcionar con Saavedra y Ángel Fachinetti, el representante del
Partido Colorado perteneciente al sector de Gustavo Zubía.
Actualmente, el Inisa atiende a 360
adolescentes en régimen de privación de libertad y 130 con medidas no privativas. Llegó a tener en el pasado hasta cerca de 1.000 jóvenes.
En la actual coyuntura, son 450 los
trabajadores de trato directo que son conocidos actualmente como "operarios", en otrora llamados "
educadores".
Para el sindicato, a diferencia de lo que ha manifestado Saavedra públicamente, es necesario que ingresen más funcionarios para cumplir con ese
rol específico.
"El ratio te da aproximadamente 1,2 trabajadores por
joven. Es muy poco. Alguna diferencia con Saavedra vamos a tener porque entendemos que es insuficiente la cantidad de trabajadores para el trato directo", adelantó el dirigente sindical.
Otros reclamos que parten de los trabajadores son de
mejoras salariales y una mejora en la condiciones de trabajo, que está directamente asociado a los lugares en que viven los
adolescentes.
En esta línea, Saavedra ha planteado que para su gestión es fundamental una mejora de la
infraestructura como un eje central de su política en el sistema de detención de menores en conflicto con la ley para fortalecer las medidas
socioeducativas no privativas de
libertad.
El origen del conflicto
Las diferencias entre Acosta y el
presidente del Inisa se habían vuelto irreconciliables luego de una serie de episodios que molestaron al actual jerarca, quien cuenta con el apoyo del
Movimiento de Participación Popular (MPP), del presidente de la
República,
Yamandú Orsi e incluso del Sinau.
Cuando Saavedra planteó la posibilidad de dar un paso al costado y puso su
renuncia sobre la mesa en dos oportunidades, Orsi lo respaldó y a partir de esos episodios se resolvió que la única posibilidad de terminar con el enfrentamiento
era que Acosta abandonara su cargo en la institución.
Los hechos que provocaron el diferendo entre Saavedra y Acosta se enmarcaron en diferencias sobre la concepción que debía tener la
gestión en los próximos cinco años y en
ascensos que se votaron en el directorio por parte de Acosta y Fachinetti a los que Saavedra se opuso por considerar que eran nombramientos "discrecionales".
Un militante "creíble de izquierda"
Pese a que no hizo declaraciones a la prensa luego de que se dio a conocer la situación, el presidente del Inisa participó este viernes de un coloquio organizado por la
Universidad de la República y el
Ministerio de Desarrollo Social.
En su breve intervención, dijo que era "un
militante de izquierda" que cumplía el rol de "
administrador carcelero" y de su periferia.
"El primer desafío es ser un tipo creíble de izquierda. La diferencia que hay entre los
valores que digo que sostengo y mi
vida cotidiana en el Inisa debe ser la menor posible. ¿Cómo me preparo para el desafío que tengo? ¿Cómo recibo a los
funcionarios? ¿Con qué calidad, con qué humanidad, con qué piedad, con qué apertura de corazón? ¿Cómo trato a los
gurises que están bajo mi
responsabilidad tanto en
privación de libertad como en las medidas alternativas?", valoró.
En esa dirección, agregó que no estaba "por el cargo", sino por una "fuerza de izquierda que no quiere ganar las elecciones por ganar las
elecciones, quiere alcanzar ciertos sueños". "Eso tiene que vivirse en cada
metro cuadrado del Inisa", concluyó.
Primero lo material
En el plan presentado por Saavedra que lleva por título "Propuesta Programática del Inisa Periodo 2025-2030" el jerarca plantea que la "infraestructura que sostiene el sistema de privación y no privación de libertad para adolescentes no es un componente neutro ni meramente funcional".
"Es un elemento estructurante del tipo de política pública que se despliega y de las condiciones reales en las que los derechos humanos se hacen efectivos.La organización del espacio físico, la calidad de las instalaciones, la accesibilidad y la habitabilidad de los centros influyen directamente en la construcción o destrucción de trayectorias de vida. Por tanto, cualquier iniciativa de mejora o reforma debe partir de un quiebre definitivo con lógicas carcelarias o punitivas heredadas, que refuerzan el aislamiento, el castigo y la deshumanización", indica el documento.