Sábado, 02 de Agosto de 2025

Lo ganó de rebote: el triunfo raro que cosechó Peñarol, el gesto de Leo Fernández y la grata sorpresa

UruguayEl País, Uruguay 2 de agosto de 2025

El aurinegro no la tuvo fácil ante Progreso, pero sumó de a tres y es lo que más valoro Diego Aguirre previo a disputar un nuevo clásico ante Nacional el próximo sábado.

En el minuto 90 y con un gol de rebote. ¿Fue como quería ganarlo? Claro que no. ¿Los tres puntos valen igual? Por supuesto. Y a eso se aferró Peñarol en una noche con altibajos, donde Progreso lo complicó y donde casi le amarga el debut en el Torneo Clausura porque tuvo que esperar al último minuto reglamentario para sumar de a tres.


Raro. Así se puede catalogar el partido que hizo el aurinegro en un Campeón del Siglo, una vez más, sin público a raíz de la sanción que arrastra tras los incidentes en el clásico del Intermedio.

Raro porque comenzó mejor. Se paró en campo rival, aprovechó que el Gaucho se replegó y empezó a convertir a Nicolás Gentilio en figura. Raro porque tal vez en el mejor momento sufrió un golpe muy duro. Un zapatazo de Ayrton Cougo se coló en el ángulo y en un momento donde el arco está en duda, esa pelota no la sacaba ni Campaña, ni Cortés ni cualquiera de los arqueros que Peñarol pueda tener hasta la Séptima División.

De hecho, el fernandino cuando tuvo que actuar lo hizo de buena manera, por ejemplo despejando una pelota peligrosa sobre la hora que podría haber sido el empate visitante.

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Con el 0-1 en el marcador, el nerviosismo se apoderó de un Peñarol que igual había generado chances de gol: Terans tuvo un disparo en el palo, Silvera perdió un par de mano a mano con Gentilio y tanto Sosa como Olivera enviaron por arriba remates que podían tener peligro.

Para el segundo tiempo, Aguirre no dudó y metió mano y a la cancha Matías Arezo. La expectativa era alta para ver al delantero que tanto quiso Peñarol y que terminó llegando al club a pesar de que Gremio se resistió durante varios pasajes del mercado.

La entrega la tuvo, la pelota le llegó en cuentagotas. Se las ingenió para pelear las que le llegaron e incluso en más de una para intentar habilitar a Maxi Silvera con el que compartió el ataque.

Pero a diferencia de lo ocurrido en el primer tiempo, Peñarol no fue abrumador y salvo el tiro libre de Leo Fernández a los 47' no había generado peligro real en el arco del Gaucho.


Aunque, cuando el "10" está en cancha todo puede pasar. Tal vez no tuvo su mejor partido, pero su pegada fue clave para la remontada aurinegra. Un zapatazo al ángulo que pegó en el horizontal, picó y salió. Tan dudosa fue que hasta el VAR tuvo que revisarla, pero confirmó el gol. "Vamos, vamos", se vio en los gestos de Fernández a sus compañeros, luego de mirar el reloj de la Tribuna Cataldi.

Y Peñarol fue. Con más corazón que fútbol, pero fue. Fue con Javier Cabrera de lateral derecho que terminó siendo una pieza clave, de gran despliegue y una sorpresa en el partido fue con cinco atacantes y fue con Lucas Hernández que en su intento de rematar, golpeó la pelota en el cuerpo de Arezo que estaba en el piso y terminó en la red. Le costó, lo sufrió, pero lo consiguió: ganó.

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