Cuento de hadas
Pekín, China
Pekín, China. Edición fotográfica de Jesica Rizzo
Vestidos de fiesta, para novias, madrinas o quinceañeras o para quien desee engalanarse para una ocasión que lo amerite o porque quiere sentirse una princesa de cuento de hadas. Blancos o de colores, todos concitan fantasías del buen vestir. En esta tienda de Pekín, el espacio está tan atestado de estos atractivos ropajes que en medio de tanto despliegue cuesta llevar la mirada hacia el centro de la escena, donde reside un desafiante contraste. Tendida sobre un banco, la vendedora descansa y se despereza aprovechando un momento de tranquilidad. Su postura relajada nada tiene que ver con la rigidez que impone lucir cualquiera de esos atuendos. De hecho, su propia vestimenta -pantalones cortos, remera y zapatillas- parecería echar por tierra el glamour y la elegancia de aquello que debe vender. Para ella no hay cuento de hadas: no es princesa ni tiene un príncipe que la rescate del agobio del trabajo.