Martes, 05 de Agosto de 2025

La lección aprendida por Pablo Peirano previo al clásico con Peñarol y los puntos a revisar para Nacional

UruguayEl País, Uruguay 5 de agosto de 2025

El antecedente del clásico por la final del Torneo Intermedio fue una primera prueba de fuego para el entrenador, que, aunque perdió la pizarra táctica, tendré oportunidad de redimirse.

El marcador del último clásico por la final del Torneo Intermedio terminó empatado en los 90 minutos y se resolvió desde el punto penal. Ganó Peñarol 5-3. Pero si Pablo Peirano lo revisa con calma, no necesitará repasar los penales para darse cuenta de que, más que un trofeo, Nacional perdió aquella tarde la pulseada táctica en el Estadio Centenario.

El primer clásico oficial en su carrera como técnico dejó una serie de señales que este sábado, en el Campeón del Siglo y ya sin público visitante, lo obligarán a barajar y dar de nuevo. Más aún si se considera que el pasado fin de semana ante Torque -a pesar del abultado 5-2 y a que dio vuelta la historia a partir de dos intervenciones estelares de Luis Mejía y Nicolás López- su equipo mostró algunos síntomas que se volvieron a repetir. No puede permitirse eso en un clásico.

Hay tres ejes concretos en los que Peirano debería tomar nota en base a la evidencia. Y hay un cambio de dibujo que asoma como probable, en caso de que siga la línea de lo que intercambió en su momento, tras la final clásica del Intermedio, con integrantes del área deportiva. Según supo Ovación, todos coincidieron en que para este partido necesariamente debía incluir a un puntero, y de allí que los focos apunten a Lucas Villalba.

Más allá de eso, ¿cuáles son esos tres ajustes que el entrenador debería revisar?

1) La salida comprometida: Christian Oliva no debe estar solo

Si bien el problema fue estructural, en la final del Intermedio, Oliva quedó demasiado expuesto en el plan. Peñarol lo presionó con éxito en la salida y lo obligó a jugar en zonas riesgosas. Sin apoyos cercanos y sin alternativas limpias, terminó cometiendo errores en la conducción y en pases que normalmente no falla.

La receta para evitar esto podría estar en agregar una tercera pieza en el mediocampo. Lucas Rodríguez, que entró en los últimos 25' del partido del domingo frente a Torque, aporta equilibrio entre la marca y la generación, además de un primer pase confiable, y no parece haber sido casualidad que Peirano haya probado con él en el último tramo. La otra alternativa -que tan solo jugó 8' y tiene características un tanto distintas para un planteo de este tipo- es Nicolás Lodeiro.

2) El mediocampo perdido: más pierna fuerte y menos distancia entre líneas

Fue notoria la diferencia de intensidad entre los grandes durante ese clásico del Intermedio. Peñarol, sobre todo con Leo Fernández, Ignacio Sosa, Eric Remedi y Javier Cabrera, le quitó tiempo y espacios a los volantes de Nacional y desconectó a los delanteros del circuito de juego más cercano, lo que obligó al Diente López a retroceder muchos metros para entrar en contacto con la pelota.

La línea ofensiva tricolor quedó en evidencia aquel día por la falta de generación. No hubo forma de hacerle llegar limpia la pelota a Gonzalo Petit. Ni siquiera con Sebastián Coates buscando pases largos que terminaron siendo pelotazos. Esa desconexión obligó a que su compañero de zaga, Julián Millán, tomara demasiados riesgos en la conducción y lo mismo en el caso de Oliva.

La fractura entre volantes y atacantes se repitió el último domingo ante Torque, pese a que todo luego se maquilló con el resultado (5-2). De no ser por una atajada espectacular de Luis Mejía, el primer tiempo hubiese terminado con empate 3-3, en un partido que hasta entonces habían dominado Gonzalo Montes y Pablo Siles en la mitad de la cancha.

Todo esto deja en evidencia que el mismo planteo, con un 4-2-3-1, en principio, no le brindará al DT las garantías necesarias para quebrar la pizarra táctica de Diego Aguirre. Sin embargo, el ajuste con tres volantes (Oliva, Boggio, Rodríguez) tal vez podría sorprender y, además, evitar que el equipo quede partido. En el verano ya le dio resultado a su antecesor, Martín Lasarte.

3) La necesidad de apostar a punteros

Uno de los grandes pecados de Naciona fue jugar sin punteros. Peirano optó por tres enganches, con la idea de que se cerraran; y estuvieran acompañados de laterales bien abiertos. El resultado: un embudo.

Recién, con el ingreso de Villalba, el equipo empezó a generar chances en el ida y vuelta a toda velocidad y con él presente en todas ellas. La estrategia de ceder el protagonismo y apostar a contragolpes letal puede ser la fórmula, como lo fue jugando de visitante en la Copa Libertadores.
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