Navegando el nuevo orden geopolítico
Tracy Francis
En 1959, Gil Clee, entonces socio de McKinsey instó en el Harvard Business Review a los CEOs a crear empresas globales que respondieran al orden geopolítico de ese momento
Tracy Francis
En 1959, Gil Clee, entonces socio de McKinsey instó en el Harvard Business Review a los CEOs a crear empresas globales que respondieran al orden geopolítico de ese momento. Durante décadas, las grandes multinacionales crecieron gracias a cadenas globales integradas, estructuras centralizadas y una normatividad relativamente estable. Hoy, esa arquitectura internacional se resquebraja y emerge un nuevo patrón global, caracterizado por tensiones políticas, fragmentación normativa y políticas económicas opuestas. Este entorno exige una transformación estratégica y organizativa urgente de parte de las multinacionales. ¿Cómo hacerlo protegiendo su posición actual? ¿Cómo capitalizar oportunidades y sortear shocks impredecibles? El modelo centrado en eficiencias y economías de escala corre el riesgo de quedar obsoleto y surge un nuevo paradigma que incorpora tres vectores: crecimiento, adaptabilidad y resiliencia. Para operar con éxito las empresas deben reconocer y cuantificar lo que está en juego lo que implica replantear su estructura de gobernanza, asegurando su fortaleza legal, financiera y operacional y rediseñar la arquitectura organizativa en términos formales y funcionales. Múltiples vectores aumentan la complejidad del comercio internacional: aranceles, controles a exportaciones, sanciones, restricciones a la inversión extranjera, conflictos, incentivos industriales, acuerdos comerciales y seguridad. Para adaptarse las multinacionales deben evaluar su exposición en cinco dimensiones: 1. Ingresos, utilidades y estructura de capital, vulnerables a sanciones, restricciones financieras o dificultades para repatriar beneficios. 2. Plantas de producción y activos fijos, en riesgo ante conflictos, regulaciones locales. 3. Funciones de TI y servicios compartidos, expuestas a ciberataques y restricciones de datos. 4. Redes de suministro, sensibles a guerras comerciales y controles de exportación. 5. Talento local y global, afectado por restricciones migratorias y tensiones sociales. Prosperar en este contexto requiere revisar la estructura legal y de capital por medio de entidades legales independientes y estableciendo alianzas con capital local lo que reduce la exposición y protege activos y capital ante tensiones geopolíticas. Además, las empresas deben contar con funciones sólidas de riesgo, cumplimiento normativo, relaciones externas y equipo que monitoreen amenazas geopolíticas. Y, se requiere una evolución cultural que permita pasar de estructuras jerárquicas y centralizadas a organizaciones ágiles y autónomas pero alineadas con una estrategia global. Frente a una era de intensa fragmentación geopolítica, las multinacionales están en una encrucijada. Operar bajo modelos obsoletos implica exponerse a riesgos sistémicos que pueden erosionar capital y reputación. Para las multinacionales latinoamericanas, con operaciones en EE. UU., Europa y China, este imperativo es aún más crítico: Es construir un modelo que resista impactos externos, aproveche oportunidades regionales y se adapte a legislaciones y políticas públicas volátiles. En este sentido, el futuro pertenece a las empresas que combinen visión global con flexibilidad local, es decir, las empresas "glocales".
Socia Senior y Managing Partner de McKinsey & Company para América Latina.