Lunes, 11 de Agosto de 2025

La Argentina de Milei: los éxitos obtenidos, los duros desafíos pendientes y los malos modales que debe moderar

UruguayEl País, Uruguay 11 de agosto de 2025

En Estados Unidos, solo los muy jóvenes o los desmemoriados confían en Argentina sin preguntar, asgura el economista argentino residente en Nueva York, Alberto Ades.

Alberto Ades, doctor en economía y abogado argentino residente en Nueva York, simpatiza con el actual gobierno de su país. Si bien justifica el tono duro y agresivo de Javier Milei "en la emergencia con que comenzó el gobierno", admite que ese tono "debería moderarse" a futuro. Considera que a los inversionistas les cuesta volver a Argentina, "solo los muy jóvenes o desmemoriados están dispuestos a confiar sin preguntar", subraya. Ades sostiene que hasta ahora, los costos de las reformas han sido "transitorios y moderados". Confía en que una buena elección en setiembre facilite el trabajo del gobierno en los temas pendientes y en ese sentido, lo más urgente son "tres reformas: laboral, impositiva y jubilatoria". A Ades le preocupa el eventual impacto de un shock externo en la economía argentina, en un contexto global incierto. Cuestiona al gobierno de Donald Trump y califica de paradójico "que los seguidores de Milei le tengan simpatía a un presidente proteccionista". Ades asegura que la economía debería ser "una materia obligatoria en la educación de los ciudadanos", y en esa línea, acaba de publicar "Economía conversada". A continuación, un resumen de la entrevista.

¿Cómo definiría el momento por el que atraviesa Argentina?

Argentina está viviendo un gran desafío, pero con claridad sobre la dirección y convicción para implementar cambios profundos. Esto está generando un realineamiento político y una polarización basada en dos modelos bien distintos de organización económica y social: el liberal-libertario y el kirchnerista. Es un momento de definiciones que trasciende lo coyuntural.

El superávit fiscal es considerado el gran logro de Milei. ¿Entiende que los costos que se tuvo que pagar para alcanzarlo son proporcionalmente justos?

En realidad, lo notable es que el costo económico ha sido muy transitorio, y la economía enseguida comenzó a recuperarse durante 2024. El costo social fue moderado gracias a una política inteligente de subsidios focalizados en los más pobres. La prueba de que el ajuste fue bien calibrado es que el plan sigue siendo popular, con apoyo que ronda el 50% después de más de 18 meses de implementado.

Pero, ¿cómo se sale del contrapeso social que atraviesa hoy Argentina: pobreza, salarios y jubilaciones bajas, desempleo?

La única forma de salir es con más crecimiento, y para eso se necesitan reformas que eliminen las regulaciones, peajes y otras trabas que se han acumulado a lo largo de las décadas, que impiden la iniciativa privada y castigan la ambición y el éxito. Al mismo tiempo, es indispensable colocar la posición fiscal en un sendero sostenible, lo que implica menos gasto, menos impuestos y más superávit, para reducir el riesgo país y abaratar la inversión. No hay otra opción.

La reciente presión alcista del dólar, ¿está ligada a la cercanía de las elecciones?

Sí, pero la realidad es que el dólar estaba atrasado, considerando que se trata de una economía sin reservas, descapitalizada y sobreendeudada, con muchísimo desempleo encubierto. Para salir de ese pozo, en el corto plazo se precisa un dólar alto, y ese no era el caso. Qué es lo que gatilla las correcciones en situaciones insostenibles nunca se sabe de antemano, aunque los ciclos electorales siempre son buenos candidatos en Argentina.

¿Qué pasa si en las elecciones no se obtiene el resultado esperado por el gobierno, ¿cómo seguiría el proceso político-económico?

Sería más complicado que si el resultado electoral fuera favorable al gobierno, eso está claro. No tanto porque con un resultado favorable se alcancen definitivamente mayorías suficientes en el Congreso, sino porque se hace más fácil gobernar, y porque aun los opositores querrán "subirse al carro" de los vencedores si el voto popular demuestra apoyo a la dirección de las políticas de Milei.
Si la elección fuera muy mala para el gobierno cosa que no espero ni sugieren las encuestas, se haría más difícil impulsar las reformas estructurales que deben suplementar lo que se ha hecho hasta ahora, que ha consistido más que nada en un plan de estabilización y desinflación muy exitoso.

¿Qué le está faltando al paquete de reformas planteado por el gobierno?

No creo que falte demasiado a lo planteado, pero hay que implementarlo. En términos de implementación, lo más inmediato es una reforma impositiva que simplifique el sistema y elimine impuestos muy distorsivos; una reforma laboral que flexibilice el sistema y lo modernice, facilitando la creación de empleo formal; y una reforma jubilatoria que coloque al sistema en un sendero sostenible.
Luego, hay que continuar con la apertura de la economía, en la que ya se ha avanzado pero aún falta mucho. Se precisa una reforma del sistema de coparticipación de impuestos para reducir la porción que recauda y transfiere el gobierno nacional a las provincias, alineando mejor la decisión de gastar con la de recaudar a nivel subnacional.
Por último, y de esto se habla menos, Argentina necesita una reforma de los esquemas que hacen a la inversión y acumulación de capital humano educación y salud en particular, que se han deteriorado enormemente durante 25 años de populismo.
El tono agresivo de Milei hacia quienes no coinciden con sus objetivos, ¿puede terminar jugándole en contra?

Puede que sí. El votante medio argentino es pacífico y educado, y es pendular. Creo que los modos de Milei se apreciaron en una circunstancia en la que el votante buscaba un mensaje claro y transparente, aun si era confrontacional. Pero lo que hemos visto en el pasado es que, pasada la emergencia, el votante se mueve rápido al centro, en busca de soluciones o estrategias más conciliadoras. Por eso creo que, pasada la emergencia, y sobre todo si al gobierno le va bien en octubre, sería ideal moderar el discurso.

Cuál considera que es el mayor riesgo para los planes de Milei en este proceso: ¿no poder controlar el dólar, el rebrote inflacionario, o la tensión social?

Lo que más me preocupa hoy es un shock externo, porque veo a la oposición doméstica desorganizada y al votante aún comprometido con la agenda de Milei. Y nunca podemos descartar un evento exógeno, especialmente en un contexto internacional marcado por la volatilidad de la política estadounidense, un elevado déficit fiscal global, y la persistencia de conflictos como la guerra en Ucrania, las tensiones con Irán o la competencia estratégica con China.
No se puede descartar, por ejemplo, una corrección significativa en los mercados financieros que empuje a la economía global ya en un ritmo de crecimiento bajo hacia una recesión. Eso podría impactar a la Argentina a través de menores flujos de capital, reducción en la demanda de exportaciones o caída en los precios de los commodities.
Esa ha sido una vulnerabilidad histórica para la Argentina. Aunque, en esta ocasión, una posición fiscal más sólida podría atenuar parcialmente el impacto.

¿Qué lectura se hace desde Estados Unidos sobre lo que está ocurriendo en Argentina?, ¿los inversores están dispuestos a devolver la confianza al país?

Sí, pero muy lentamente. Argentina tiene una historia muy problemática, y solo los muy jóvenes o desmemoriados están dispuestos a confiar sin preguntar. Cada default erosiona la reputación un poco más, y por eso creo que llevará tiempo hasta que los inversores regresen.
Pero no lo veo mal: Argentina debe acostumbrarse a depender menos del ahorro externo, y la consolidación fiscal, eliminando el déficit crónico, es un paso positivo en esa dirección. Es bueno que los inversores vuelvan, pero también es muy importante mantener un resultado externo equilibrado, y que lo que entre sean inversiones reales que traigan tecnología o capital imposible de reunir en Argentina, y menos capital financiero de corto plazo en busca de tasas atractivas y generalmente insostenibles.

¿Cómo explica la simpatía y supuestas coincidencias entre Trump y Milei, cuando su mirada sobre la economía parece ser muy disímil?

Es un poco paradójica. Supongo que dominan los temas culturales y el alineamiento geopolítico. Me cuesta creer que el gobierno argentino no vea la veta populista en lo económico a la que suscribe Trump, que está en las antípodas de la política que impulsa Milei.

Y en ese contexto, ¿cómo define la situación actual en Estados Unidos, a partir de las medidas que unilateralmente plantea Trump de comercio administrado?

Veo una performance mediocre de la economía americana y un deterioro del rol global de Estados Unidos en el mundo. Esto es muy negativo para el orden económico global que Estados Unidos impulsó después de la Segunda Guerra Mundial, y con más énfasis aún después de la caída del Muro de Berlín, que ha sacado a cientos de millones de personas de la pobreza y ha evitado nuevos conflictos globales.

¿Detrás de todos los pasos que da Trump está la mirada en China?

En cierta medida sí, pero creo que la estrategia de Estados Unidos para enfrentar ese desafío es muy deficiente. En lugar de liderar una coalición de países democráticos y liberales, ha desarmado alianzas que tomó décadas construir y ha empujado a muchos actores hacia China. Un ejemplo claro fue el rechazo, durante el primer mandato de Trump, del TPP el acuerdo comercial transpacífico negociado por Obama cuyo objetivo principal era precisamente aislar a China estableciendo estándares comunes entre las economías de la región. Al rechazarlo, lo único que logró fue abrirle la puerta a China, que aprovechó el vacío ofreciendo acceso a su mercado y apoyo económico a esos mismos países.
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