Sábado, 16 de Agosto de 2025

Casa Barroso Vale el viaje

ChileEl Mercurio, Chile 15 de agosto de 2025

ES VIERNES Y EN ESTOS DÍAS TAN LIBRES hay quienes prefieren playa o montaña, mientras otros se decantan por algo menos paisajístico: una buena comida

ES VIERNES Y EN ESTOS DÍAS TAN LIBRES hay quienes prefieren playa o montaña, mientras otros se decantan por algo menos paisajístico: una buena comida. Y recordando esa frase de la añosa guía Michelin, con sus evaluadores que se aventuran hasta el más recóndito pueblecito francés, hay sitios que bien "valen el desvío". Eso es lo que ocurre con Casa Barroso, instalada en la viña Veramonte, justo después de ver la luz al final del segundo túnel, yendo desde el esmog hacia la costa viñamarina.
Primero lo primero: hace eones que no nos tocaba un sommelier que hiciera bien su pega. Qué maravilla alguien que se peina con las etiquetas que ofrece y que es capaz de hacerlo sin recurrir al aburrido lenguaje vinoso. Uno que, en este caso, regaló un dedo de otro vino para hacer notar la diferencia con el que se había pedido. Lograrlo, al punto de hacer pensar que esto se trataba de una inversión y no de un gasto... eso es maestría.
Partimos con dos entradas de una carta que no es extensa y que en una acotada oferta cubre variados gustos y estilos. Primero, un corazón de lechuga grillado ($15.500), con un toque ahumado maravilloso, con unos tomatitos, cebolla escabechada y dos mitades de huevo rellenas con sierra ahumada. Perfecto. A la par, un tártaro de vaca ($19.000), tal vez muy molido y algo escaso, pero aun así muy sabroso, con porongos de mayonesa con anchoa y alcaparras fritas. Algo de semillas de mostaza y aliñado además con garbo. Tostadas y unos chips de papa algo invitados de piedra fueron la compañía.
De fondo hay varias opciones para compartir. Se jactan de los platos con conejo, al punto que tienen unas figuritas orejudas en casa mesa. Pero esto es los fines de semana (nos dijeron primero que no correspondía y luego vieron el calendario y se enteraron de que sí era día de conejo, pero ya habíamos pedido otra cosa). Entonces, salvados Rabito, Canelita y Tambor, se pidió un arroz meloso ($25.000) con pulpo, camarones nailon (sabrosos, nada que ver con los plumavit ecuatorianos) y choritos. El caldo, marino a más no poder. Creemos que microscópicos cubitos de jibia aumentaban lo oceánico. Nuevamente puro sabor, el que se vio coronado al final con una tarta de hojaldre con manzana y helado de vainilla ($7.000). Unas pequeñas flores de romero terminaban de aportar sutileza a un postre ya tenue.
Vaya con alguien abstemio, para que maneje de vuelta.
En la viña Veramonte. Ruta 68, kilómetro 66, Casablanca.
La Nación Argentina O Globo Brasil El Mercurio Chile
El Tiempo Colombia La Nación Costa Rica La Prensa Gráfica El Salvador
El Universal México El Comercio Perú El Nuevo Dia Puerto Rico
Listin Diario República
Dominicana
El País Uruguay El Nacional Venezuela