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Miguel Gómez Martínez
Un reciente artículo de La Silla Vacía ("Con la reforma de Ocampo los ricos pagan más, pero los superricos menos") confirma que el problema crónico de ingresos fiscales tiene que ver con la estructura tributaria del país que sigue creyendo que exprimir a un pequeño número de contribuyentes considerados como ‘ricos’ es el camino para financiar el gasto público y obtener la equidad
Miguel Gómez Martínez
Un reciente artículo de La Silla Vacía ("Con la reforma de Ocampo los ricos pagan más, pero los superricos menos") confirma que el problema crónico de ingresos fiscales tiene que ver con la estructura tributaria del país que sigue creyendo que exprimir a un pequeño número de contribuyentes considerados como ‘ricos’ es el camino para financiar el gasto público y obtener la equidad. Lo primero que sería bueno señalar es que los superricos (para el caso de la investigación los que en Colombia ganan más de $100 millones mensuales) en todos los países del mundo siempre pagan proporcionalmente menos impuestos. Así lo ha afirmado Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del mundo y lo ratifican las cifras en todas las naciones. Para poder evadir (que es delito) o eludir (que no lo es) impuestos se requiere dinero pues los esquemas legales que es necesario montar exigen asesorías costosas, contadores muy especializados y abogados afilados que cobran fortunas. Un ‘rico’ colombiano (para el caso de la investigación los que tienen ingresos mensuales entre $13 y $40 millones mensuales) no tiene cómo asumir estos costos. De hecho, los expertos en estos temas ni siquiera estarán interesados en revisar su caso. Como lo señala La Silla, la reforma de Ocampo, aprobada con amplias votaciones por el Congreso, derivó en que más de 6 mil contribuyentes colombianos decidieran dejar de ser residentes fiscales en nuestro país y se acogieran a jurisdicciones tributarias más favorables. Con ellos se fueron inversiones, recursos y empleos que muy seguramente nunca retornarán. Quedan entonces los marranos de siempre. Los "ricos" que todos los gobiernos quieren exprimir. Como lo afirma La Silla Vacía "mientras que la gente entre $13 y $40 millones de ingresos pagó $1,5 billones más, la gente que ganaba más de $100 millones pagó $1,7 billones menos." El gobierno hizo el doble mal pues espantó a los superricos y clavó más a los que ya pagan demasiado. A pesar de que lo menciona, el artículo no profundiza en el hecho de que los impuestos en Colombia no mejoran sino marginalmente la distribución del ingreso. La investigación no aborda la relación de este tema con el gasto tributario (subsidios, deducciones y exenciones) que en muchos casos benefician a sectores económicos con fuerte capacidad de cabildeo pero que no requieren esos apoyos. Tampoco entra en el tema más fundamental como el de la calidad del gasto público. Si los ingresos se dedican a financiar un servicio de educación pública de pésima calidad, a satisfacer los intereses burocráticos o a comprar carrotanques en lugar de hacer acueductos, la posibilidad de mejorar la equidad en Colombia es nula. Con sus más de 1.100 artículos, nuestro régimen fiscal es una coladera inmanejable que favorece la evasión y la elusión. Nunca olvidemos que hay paraísos fiscales porque existen infiernos fiscales como Colombia.
Consultor empresarial migomahu@gmail.com @miguel.gomez.m