Flamengo hizo un acuerdo por 46 millones de dólares anuales, una diferencia abismal con lo que se paga en el mercado local. ¿Cuánto perciben los equipos en Uruguay?
Flamengo sacudió al continente al anunciar a Betano como su nuevo patrocinador principal en un acuerdo histórico: US$ 46 millones por año. Se trata del sponsoreo más grande en la historia del fútbol brasileño y el noveno a nivel mundial, incluso por encima del Atlético de Madrid. La dimensión del contrato es tan impactante que deja al desnudo una realidad que en Uruguay resulta difícil de maquillar: mientras Flamengo cerrará un solo acuerdo que equivale a siete veces lo que River Plate argentino cobra con la misma marca, en el fútbol uruguayo las cifras son ínfimas y las oportunidades, limitadas.
Hoy, Nacional y Peñarol son los clubes que más recaudan por patrocinio de camiseta. Según informaron a Ovación fuentes del ente estatal, cada uno percibe entre US$ 600.000-US$ 700.000 anuales de Antel, que luce su logo en el frente, a la altura del estómago.
En 2020, esa cifra era de US$ 480.000 por club, según informó el semanario Búsqueda en su momento, por lo que el crecimiento existe, pero sigue siendo insuficiente para competir a nivel regional.
Detrás aparece Liverpool, que recibe poco más de US$ 300.000 entre todos los sponsors -no se dio el detalle de Puritas, que es el principal- y aun así busca cubrir un mes entero de presupuesto con ese monto.
"Antel nos da US$ 20.000, que es lo que les da a todos los clubes que sponsorea", transmitieron desde la institución, donde ya proyectan separar la venta de derechos entre formativas y Primera División para la próxima temporada, además de negociar el naming de su nuevo estadio de cara a 2027.
El resto de los clubes viven realidades más modestas. Danubio percibe unos US$ 50.000 anuales por su main sponsor y sostiene el presupuesto con canjes: asistencia médica con Asociación Española, pintura con Olmos, descuentos en insumos y acuerdos puntuales.
Arturo Del Campo, actual presidente del club, recordó a Ovación una experiencia de 2008 cuando la institución firmó un contrato con la casa de apuestas Betboo.com exclusivamente para la Copa Libertadores: "Danubio firmó un acuerdo por US$ 70.000 por seis partidos, a razón de más de US$ 10.000 por encuentro durante la Copa Libertadores 2008", dice el Ovación de la época.
Ese tipo de acuerdos puntuales, hoy son prácticamente imposibles por la legislación uruguaya, salvo que se den en ocasiones puntuales y únicamente cuando los equipos juegan en el exterior. Así lo vivió Liverpool, que cuando jugó contra Corinthians en 2023 vendió ese espacio de forma temporal a una casa de apuestas brasileña y recibió un dinero muy importante.
Volviendo a la realidad local, Cerro Largo acordó recibir US$ 20.000 por seis meses de la banda musical The la Planta y ya negocia renovarlo para el resto de la temporada, lo que llevaría el acuerdo a US$ 40.000 anuales.
Wanderers recibe US$ 21.500 de BYD, que también es patrocinador de Defensor Sporting, aunque no el principal.
A River Plate, pese a que tiene a Macro Mercado como su patrocinador histórico y más reconocido, le ingresa más dinero por Jetour, que paga unos US$ 27.000 anuales por aparecer en la espalda.
Defensor percibe alrededor de US$ 60.000 de la Médica Uruguaya, mientras que Juventud cobra US$ 30.000 del frigorífico Las Piedras, de acuerdo a la información que trasladaron desde la Sociedad Anónima Deportiva del Club.
En tanto, Montevideo City Torque recibe unos US$ 60.000 solo de Marplast- empresa que comercializa envases plásticos- mientras que Hidrolágeno le paga unos US$ 40.000 por año a Racing, que tiene otras tres pautas en cifras similares.
Progreso se ubica en la parte inferior de la tabla, ya que percibe unos US$ 15.000 de su sponsor principal, cuyo nombre no fue revelado (Médica Uruguaya es el del pecho). Desde Boston River y Cerro -que posiblemente tenga la cifra más pequeña de todos los clubes- no hubo respuesta, así como tampoco de Plaza Colonia.
Más allá de los datos, la discusión tiene un trasfondo que atraviesa al sistema político y las normas vigentes. En Uruguay, las casas de apuestas tienen prohibido patrocinar camisetas, algo que limita fuertemente las posibilidades de ingreso de los clubes. En 2022, durante el debate parlamentario sobre el proyecto de juego online, la AUF planteó que lo que se percibe por Supermatch es "insuficiente" y que, de habilitarse el sponsoreo de casas de apuestas, el fútbol uruguayo podría generar varios millones adicionales. Eduardo Ache, dirigente de Nacional, fue categórico en su momento: "Sin duda que la prohibición que hay de esponsorear a los equipos de fútbol por parte de las empresas de apuestas nos afecta, es claro". El economista reveló que hubo un ofrecimiento a la AUF de US$ 700.000 por año "sin negociar" y que no tiene "la menor duda" de que podrían haber recaudado "un millón de dólares", consignó La Diaria.
Según su cálculo, Nacional y Peñarol también estarían en condiciones de acercarse a esa cifra y el fútbol uruguayo podría estar perdiendo "entre cuatro y cinco millones de dólares por año" en ingresos potenciales.
Abrir esa puerta no parece sencillo. En 2015, el entonces diputado Jorge Gandini advirtió sobre la complejidad del tema y los intereses cruzados: "Hoy el juego financia campañas, financia legisladores, los pone acá. Abramos los ojos". Un planteo similar hizo el exlegislador frenteamplista Darío Pérez, quien fue igual de frontal al hablar de "un monopolio peligroso" y de la influencia de las grandes empresas en la política nacional: "Yo quiero saber si alguien le va a poner el cascabel al gato; si no, vayan y hablen con los encargados de finanzas de cada partido".
El resultado de esa prohibición, que hoy parece blindada, es evidente: mientras Flamengo cierra un contrato que lo posiciona entre los gigantes del planeta, los clubes uruguayos compiten con presupuestos mínimos y dependen, en muchos casos, de canjes o acuerdos temporales. Mientras el fútbol brasileño mira hacia arriba, el uruguayo sigue jugando en un terreno donde la pelea principal es por sobrevivir