Martes, 02 de Septiembre de 2025

El fotomonitoreo con cámaras trampa es clave para conservar la fauna silvestre

ChileEl Mercurio, Chile 1 de septiembre de 2025

Esta herramienta permite determinar la presencia y el comportamiento de múltiples mamíferos, en especial los más esquivos, y detectar amenazas como animales domésticos o invasores. En el país, áreas protegidas y universidades ya aplican este método.

Interacciones entre especies, animales cargando presas con el hocico y registros de mamíferos esquivos son algunos de los aspectos más elusivos de la vida silvestre que el fotomonitoreo con cámaras trampa permite observar. Esta técnica se ha vuelto clave para estudiar y conservar la fauna, al generar información valiosa sobre la presencia, el comportamiento y la distribución de diversas especies, coinciden expertos nacionales e internacionales.
"Las cámaras trampa permiten obtener datos, como qué animales hay, dónde viven y cuántos son. Además, las imágenes y los videos ayudan a captar la atención del público. Contar historias sobre los animales atrae a personas que no son científicas: ver cómo suben o bajan los números en el gráfico no hace que te preocupes por la naturaleza, pero ver a una comadreja pelear con un búho, eso es estupendo", explica a "El Mercurio" Roland Kays, experto estadounidense en conservación de mamíferos terrestres y en el uso de tecnologías para ese fin, además de profesor en la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EE.UU.).
La técnica se utiliza principalmente para monitorear mamíferos, especialmente aquellos escasos y difíciles de observar. "La cámara puede detectar cambios en la firma térmica. Los mamíferos y las aves son animales de sangre caliente, por lo que activan la cámara. En el caso de las aves, se trata más bien de especies que usan el suelo. Eso sí, la mayor utilidad de esta técnica es con animales como el jaguar, que son tan tímidos y raros, y que te oyen llegar y huyen. En Chile, el zorro chilote es muy difícil de ver, pero si colocas cámaras, lo captas. Aunque también funciona con especies comunes, su mayor aporte ha sido con este tipo de especies", afirma.
En Chile, Conaf lleva más de una década aplicando esta metodología en sus áreas protegidas. "A diferencia de los métodos tradicionales como observación directa o rastreo de huellas, el fotomonitoreo ofrece evidencia visual verificable, funciona de día y de noche, y permite registrar animales muy esquivos. Es más eficaz, porque reduce el sesgo humano y acumula información constante durante semanas o meses sin necesidad de que una persona esté en terreno todo el tiempo", dice Ignacio Díaz, jefe del Departamento de Evaluación y Adaptación de la Gerencia de Áreas Protegidas de Conaf.
Hoy, más de 34 áreas protegidas en Chile emplean este sistema, priorizando aquellas con especies en riesgo, alta biodiversidad o ecosistemas frágiles. "El objetivo principal es conocer la presencia, distribución y comportamiento de las especies nativas -nos enfocamos en los mamíferos medianos y grandes, sobre todo los que son nocturnos o muy difíciles de ver directamente, como el huemul, el pudú o los felinos silvestres-, sin necesidad de intervenir directamente en sus hábitats. También ayuda a evidenciar amenazas para estas especies, como los animales domésticos (perros, gatos y ganado) o especies invasoras (el jabalí o el visón americano)", agrega.
Christian Salas-Eljatib, director del Laboratorio de Biometría y Modelación Forestal de la Facultad de Ciencias Forestales de la U. de Chile, destaca el valor de esta herramienta: "Es sumamente potente la información que se puede derivar desde el fotomonitoreo. Por ejemplo, si detectamos una especie invasora en ciertos sectores, podemos saber dónde concentrar nuestros esfuerzos para su control".
Díaz afirma que esta información ya ha incidido en decisiones de conservación. "En el norte, por ejemplo, ha permitido identificar ciclos de aumento de perros abandonados, lo que ha facilitado campañas de educación con comunidades vecinas y la detección de ataques a la fauna. En el Parque Nacional Cerro Castillo, el monitoreo ha revelado zonas de conflicto entre huemules y ganado, lo que ha ayudado a prevenir la transmisión de enfermedades y a mejorar la gestión del área".
Pero el desafío no se limita a las áreas protegidas públicas. "Hay muchos lugares fuera de esas zonas que no son administradas por Conaf. Necesitamos saber qué es lo que sucede ahí. Somos muchas las personas que trabajamos con cámaras trampa y muestreamos en esos territorios: universidades, fundaciones, ONGs, áreas privadas protegidas e incluso empresas que realizan monitoreo en sus predios. Ya se está haciendo el trabajo, pero no de forma coordinada", apunta Eduardo Silva, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales e investigador del Programa Austral Patagonia de la U. Austral.
Esfuerzo global
Esa necesidad de coordinación fue uno de los motores del reciente lanzamiento de Snapshot Chile, una iniciativa nacional que integrará anualmente los datos generados por Conaf, universidades y otros actores, como parte de Snapshot Global, una red mundial de monitoreo de mamíferos terrestres mediante cámaras trampa.
"Es ciencia colaborativa, en la cual investigadores realizan voluntariamente monitoreos en sus áreas de interés contribuyendo con datos. A cambio, tienen como retribución el acceso a plataformas como Wildlife Insights, que, por medio de inteligencia artificial, facilita enormemente la clasificación de imágenes de cámaras trampa, y participación directa como coautores de los trabajos científicos resultantes", explica Silva.
La red ya opera en Estados Unidos, Japón, varios países de Europa y Brasil. Kays, cofundador de Snapshot Global, subraya la relevancia de que Chile se sume: "Contar con la participación de más países nos ayuda a completar el mapa y monitorear las especies. Este año también se ha sumado Brasil, por lo que ahora estamos comenzando a obtener información de Sudamérica y del sur global".
Y concluye: "Queremos ver cómo cambian las cosas con el tiempo y, para ello, necesitamos datos comparables cada año. Saber que una especie existe es estupendo, pero ¿le va bien o mal, y cuáles son los factores que impulsan este cambio? Ahí es donde las cámaras trampa pueden ser realmente útiles. Esperamos que esta iniciativa nos ayude a tener un mayor impacto y a ser más útiles para la gestión y las políticas públicas".
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