Mientras está más cerca que nunca del poder de turno, APP busca lanzarse en el 2026 con su líder fundador César Acuña, quien perdió en las primeras vueltas del 2016 y el 2021.
Por FERNANDO VIVASPeriodista
Nunca ha peleado una final, ni siquiera un repechaje. Pero Alianza para el Progreso ha saltado todas las vallas desde que César Acuña la fundó en el 2001 tras dejar Solidaridad (hoy Renovación Popular). Y no ha perdido el ?core? de su sólido norte exaprista La Libertad, donde César ha sido alcalde, gobernador ?papá? y hoy repite el plato, con una espantosa crisis de inseguridad que lo ha llevado a pedir el viernes que se decrete estado de sitio con toque de queda en Trujillo.
La estabilidad apepista confirma que el aparato pesa más que el hombre, lo suficiente como para saltar la valla solito, como pasó en el 2016, cuando a César lo excluyeron por contravenir una severísima norma antidádivas ya derogada. Pero la fortuna del hombre y de la familia Acuña mantienen la cohesión del aparato. No hay uno sin lo otro. ?Esta será la campaña más importante en la historia del partido, porque el candidato será su presidente fundador y es muy probable que sea la última vez que postule?, me dice su hijo Richard, de quien se rumoreó que sería el candidato de relevo.
Richard quiere parar esas especulaciones: ?Estaré al lado de mi padre en la campaña, pero no voy a postular a nada. Me plantearon que encabece la lista al Senado por Lima, pero le agradecí al partido y dije que no. Participo en la DEN [Dirección Ejecutiva Nacional, equivalente al CEN de otros partidos], y veré especialmente la evaluación de candidatos; pero estoy concentrado en ver oportunidades de negocio para la familia?. No hay duda, por lo tanto, que en las internas apepistas los delegados votarán por su presidente fundador. Sobre quiénes lo acompañarán en la plancha, Richard no suelta prenda; pero sí mis fuentes apepistas en off. Lo más probable es que Acuña vaya flanqueado por dos mujeres que podrían ser la actual congresista Lady Camones y la exvicepresidenta del gobierno de Humala, Marisol Espinoza.
En estas elecciones, por primera vez en el milenio se abre la cuota de candidatos nacionales al Congreso. 30 congresistas se elegirán en el ámbito nacional y 30 en el regional. En el primer grupo de la lista apepista estaría, según mis fuentes, el ministro de Salud, César Vásquez. El ministro del MTC, César Sandoval, repite hasta el cansancio que no postulará a nada, de modo que le ahorra al partido prepararle un cupo en la lista. ?Porky? López Aliaga tendría que agradecer a Sandoval por ayudarlo a fortalecer su perfil de enfrentado al sistema. Tiene que preocupar a APP la narrativa de que gobierna con Dina para mal y para peor. No solo la esgrimen los celestes, sino medio país.
?Cuesta dejarlo?
Los apepistas se despidieron con pena de la Mesa Directiva del Congreso en Fiestas Patrias. Lo que no han querido dejar aún es su influencia en el Ejecutivo, que no se limita, como ya vimos, al Minsa y al MTC, sino a Essalud. Más allá de lo que decida la cúpula, es muy difícil frenar el apetito de la militancia angurrienta. También es difícil frenar la cuota familiar. La desafección política de Richard de alguna manera es compensada con la mayor afección de su tío Humberto, excongresista y exgobernador de Lambayeque. María ?la del barrio? Acuña es otro hueso duro de roer. La cuota familiar incluyó en el 2021 al hermano Héctor, que se convirtió en disidente, como años atrás lo fue el hermano mayor Virgilio; probable candidato presidencial de su partido Perú Federal. Habrá más de un Acuña en tu cédula, dentro y fuera de los casilleros de APP.
Habrá también jales que te sorprenderán, como el de los tres abogados que hacen de voceros: Martín Salas, exfiscal adjunto supremo y exabogado de su colega fiscal de la Nación, Delia Espinoza; Elio Riera, el abogado que saltó a la fama defendiendo a Alberto Fujimori; y Luis Vivanco, abogado de Nicanor Boluarte. Hay, también, otros apepistas, nuevos o de larga data, que podríamos ver en la cédula. Por ejemplo, Luis Iberico, expresidente del Congreso y hoy embajador en España; Alejandra Aramayo, excongresista de Fuerza Popular; o José Arista, exministro de Economía.
La campaña estará jalonada de críticas, ataques, roches y bochornos a expensas de su líder. Pero de esos jalones está hecha la carrera de Acuña. La ilusión electoral acuñista no apuesta a la memoria del electorado, sino a su capacidad de olvido o perdón de su vinculación con Dina y de la terrible inseguridad en La Libertad, a lo que se suma una corrupción sistémica en contratos de obras. La ilusión lo llevará a buscar el voto huérfano de su paisano Pedro Castillo, ofreciendo el relato de que él también es ?un peruano del Perú profundo como tú?, pero que hizo fortuna.
¿Cómo decirle al pueblo que les habla un rebelde y no un asimilado, luego de tanto GORE y tanta Dina? He ahí el reto del equipo en el que están, entre otros, además de Richard y Humberto, el secretario general, Luis Valdez; Eduardo Salhuana, más cercano a la cúpula tras su salida de la presidencia congresal; y Jorge González Oré, secretario nacional de coordinación territorial. Que el aparato saltará la valla casi se puede pronosticar. Hasta dónde llegará César Acuña con su imposible combo electoral de vuelta a los orígenes de emprendedor contra los obstáculos del sistema y carpe diem dinista es impredecible en el Perú de 39 inscritos hábiles para postular.