Domingo, 14 de Septiembre de 2025

Entrevista a Oddone: Nadie nos eligió para hacer una revolución, cambios tributarios, secreto bancario y más

UruguayEl País, Uruguay 14 de septiembre de 2025

El ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone habló en entrevista con El País de su relación con el presidente, Yamandú Orsi, de la situación fiscal, de las críticas a las proyecciones, los impuestos y más.

El gobierno presentó su proyecto de ley de Presupuesto, el que en varios aspectos según el titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Gabriel Oddone plantea una visión "cosmopolita" del mundo y "no provinciana". Al mismo tiempo afirma que el gobierno "no está haciendo una revolución", porque su mandato no es "dinamitar todo". Del mundo que emergerá pos Donald Trump, de la economía uruguaya, de las críticas de la oposición, del secreto bancario, de la regla fiscal y más, lo que sigue es la entrevista que Oddone mantuvo con El País.


-En una entrevista dijo que se sentía como que había nacido para esto, que no entendía cómo había estado tanto tiempo en otra actividad y no en la función pública. Después del proceso de discusión de elaboración del Presupuesto, ¿sigue pensando lo mismo?

-El sentimiento es exactamente el mismo de lo que transmití ese día. Tal vez ese día fui como demasiado histriónico, pero pienso lo mismo. Estoy absolutamente confortable y diría que disfrutando el rol que me toca. Hay días mejores que otros, pero como cualquier cosa en la vida, el trabajo que realiza uno no puede, ni padecerlo, ni sobrellevarlo. Uno una actividad que desempeña en largo plazo, la tiene que disfrutar. Si no la disfruta, al final del día, uno termina siendo un perjuicio para uno mismo y a su vez para lo que está haciendo y por lo tanto encuentro siempre la manera de disfrutarlo.

-Pero en este proceso ha estado en algún momento que dijo: "la verdad, ¿dónde me metí?" ¿O no?

-No, no, diría que no. Hay momentos, los fines de semana o en los cuales uno reflexiona: "esta decisión que estamos tomando es relevante" y efectivamente es disruptiva y tiene riesgos y en el balance de costo -beneficio alguna duda, pero al final del día convencido de lo que estamos haciendo. Pero, en ningún caso es un cuestionamiento de por qué me metí en esto, eso no. Siento que era lo que quería hacer, que me siento apoyado y con mucha capacidad de diálogo con mis colegas ministros. y con muy buen vínculo con el presidente. Muy orgulloso de ser miembro de este Poder Ejecutivo.

Entrevista con el ministro de Economía y Finanzas Gabriel Oddone
-La capacidad de diálogo la han destacado varios ministros, de cara al Presupuesto, que suele ser un momento de tensión. ¿Lo sorprendió eso? ¿Esperaba que hubiera más tensiones al momento de armar el Presupuesto teniendo en cuenta también la situación fiscal?

-No tenía experiencia sobre esto, no conocía los entretelones, pero creo que la capacidad de diálogo en ese caso no es mía. No sé cómo eran otras oportunidades, aquí hay gente que me cuenta que había sido más ríspido o más complejo, pero creo que la capacidad de diálogo no es del MEF, es de todo el Poder Ejecutivo, porque Yamandú (Orsi) tiene esa impronta y permanentemente él promueve el intercambio entre los ministros, Y es probable también que la ausencia de mayoría parlamentaria que el Frente Amplio (FA) había siempre tenido haya ayudado en eso, en el sentido de que todos los ministros entendieron que lo que no acordaban en la interna de la discusión del Poder Ejecutivo iba a ser más difícil eventualmente modificarlo después. Así que creo que hay un conjunto de circunstancias y no ha estado exento de algunas tensiones, de algunas personas o algunos ministros que hayan sentido que no fueron contempladas sus aspiraciones, pero ha sido todo, en mi opinión, muy fluido. Insisto, el conjunto de gente que ha estado alrededor de esta discusión, ministros, sus equipos y el equipo del MEF ha ayudado mucho en eso, yo he estado simplemente orientando.

-¿Cuántas veces habla por semana con el presidente?

-Diría que todos los días hablo con el presidente telefónicamente. En promedio seguramente dos, si no es un poco más. Y si tomo días de la semana promedio, hablo más porque los fines de semana también hablo.

-Es un presidente que se caracteriza, muchos dicen, por dejar justamente hacer, pero esto parece ir en línea contradictoria con eso, ¿o no?

-No, creo que el presidente pretende que se lo mantenga informado de temas relevantes. O sea, no pedir la autorización, pero sí mantenerlo informado y en todo caso si es un tema suficientemente complejo sí someter a consideración de él una decisión. Pero en general, trato de ir con la comunicación de algo que se hizo para que esté preparado si tiene alguna objeción o sobre todo si es algo que yo evalúo como complejo pedirle su opinión y su consejo.

-¿Y con el secretario de Presidencia, Alejandro "Pacha" Sánchez también?

-Diría que la misma cantidad de tiempo, hablo mucho.

-¿No tienen grupo de whatsapp entre los tres?

-Entre los tres no, entre los tres no tenemos grupo.

-¿Pero en los ministros sí?

-En los ministros sí, lo que pasa es que no es muy activo ese grupo. Yo tengo con Alejandro Sánchez algún grupo de whatsapp con otros colegas.

-Decía antes que hubo algún momento de tension. El episodio que se generó con el tema de la exportación de ganado en pie, ¿fue un momento de tensión o ni siquiera?

-Fue un momento más de tensión aparente que real. De hecho, para que tengas una idea, esa semana que ocurrió toda esa situación, el viernes de noche, hicimos un asado en mi casa en el que estuvo (el ministro de Ganadería) Alfredo Fratti. Yo le cociné a Fratti, (el subsecretario de Economía) Martín Vallcorba y a algún otro colega. Nos reímos. De hecho, se fueron todos y Fratti quedó en casa hasta más tarde, mano a mano. No hubo tensión personal ninguna. Capaz que no fue la mejor manera de cómo eso se procesó públicamente, pero ninguna tensión.

-Y en el armado del Presupuesto, ¿hubo alguna tensión, algún ministro no quedó conforme?

-No, pensemos esto: a pesar que nosotros habíamos definido un espacio fiscal muy acotado, un incremento de asignación presupuestal de 140 millones de dólares, las solicitudes presupuestales de los ministros y de los incisos fueron por 10 veces ese valor. Con lo cual imaginate lo que fue esa negociación bilateral, obviamente con el presidente y el secretario de Presidencia informados todo el tiempo para conducirla. Y sí, hubo momentos que yo no los viví tanto porque esas conversaciones, una vez que se abrieron, fueron más a nivel de los equipos de Presupuesto. En algunos casos los ministros vinieron al ministerio y trabajaron con los equipos, en otros casos lo hicieron sus equipos, en otros casos lo resolvimos por teléfono, pero diría que tensión en el sentido que... la situación llegara a tensión de una reunión que terminara mal, nunca. Que yo sepa, nunca.


-Yendo a las proyecciones, sobre todo las de crecimiento económico. Ha habido alguna crítica de analistas que dicen que son muy optimistas. La economía uruguaya en la última década creció al 1 ,1% promedio anual, estas proyecciones prevén que crezca el doble, al 2,4% promedio anual en el periodo. ¿Por qué cree que esta vez va a ser diferente y se va a romper esa lógica que viene dándose en la última década?

-A ver. Como pocos lugares en el mundo, Uruguay tiene que hacer un ejercicio cada cinco años de presentar un proyecto por cinco años. Ningún ministro de Economía, ningún ministro de Hacienda que conozca, presenta ante el Parlamento y discute asignaciones presupuestales por cinco años, porque esos presupuestos son de base anual. Eso supone que tengo que trazar un horizonte de asignación presupuestal en línea con el manejo fiscal por cinco años, y por lo tanto ahí entra rápidamente una tensión entre los supuestos y lo que yo le quiero transmitir al sector privado que estamos haciendo. Dicho en otras palabras, supongamos que llegara a la conclusión de un crecimiento del 1%, tengo dos problemas. En primer lugar, tengo un conjunto de señales transmitidas al sector privado respecto de cómo va a evolucionar la economía y a su vez de cómo voy a recaudar y que en un escenario de restricción fiscal tendría que hacer un ajuste fiscal mayor. Pero, desde el punto de vista estrictamente político, para responder ese problema alguien diría, ponemos un crecimiento del 6% y con eso disimulas todo. No, no se trata de poner eso. Tengo que poner un ejercicio de presupuesto que sea plausible, alcanzable, pero que al mismo tiempo transmita un cierto nivel de optimismo para que el sector privado, que es el relevante en materia de toma de decisiones, tome esas decisiones. Ahora, esto que hicimos no está asentado en esta creencia. El equipo del área macroeconómica y de política económica, corrieron sus modelos, modelos econométricos que recogen información histórica, por la cual llegaron a la conclusión de que el crecimiento promedio esperado para el próximo año y para los siguientes cuatro, está en línea con el crecimiento del producto potencial de la economía, ahora sí estimado de manera más robusta, donde hay un cierto consenso que es 2,3%. Entonces lo que está diciendo el Presupuesto es que estamos previendo un crecimiento en el producto potencial de la economía, o sea que vamos a usar la capacidad instalada física y humana en los próximos cinco años.

Segundo, si miro lo que dice el Fondo Monetario Internacional, que está reportando su perspectiva de crecimiento para Uruguay para los próximos años, está diciendo 2,5%. Si mido la mediana de respuesta de analistas que reportan al Banco Central, están diciendo 2,3%.

-No llega a cinco años en ese caso la mediana de los analistas.

-No, pero son de los años en los que tiene horizonte. O sea que mi horizonte de los próximos dos años está alineado al horizonte que tienen los colegas que reportan al Banco Central. Y además, doy un paso más, si yo tomo la última referencia que mis colegas que me precedieron en la función pública en el MEF, trazaron en la Rendición de Cuentas 2023 que se presentó en junio de 2024, la proyección era 2,8% para los próximos cinco años que se iniciaban en el 2024. Si lo que tenemos es ese comentario: "bueno, ¿cómo puede ser que si la economía creció durante 10 años al 1%, va a crecer al 2,4%?" Yo digo que ahí hay una mirada errónea.

-¿Por qué?

-Primero, porque en los primeros cinco años de esos 10, la economía efectivamente estuvo estancada y creció al 1%. Ahora, cuando tomo 2020 -2024, tengo una economía que creció a tasas más aceleradas. Lo único que hubo dos eventos, disruptivos, que son la pandemia y uno mucho menor que fue la sequía, que hicieron que la tasa promedio fuera menor. Pero si extraigo de esa observación de los últimos cinco años esos dos eventos y los corrijo por el ciclo, la economía ha estado creciendo al 2%. Entonces, simplemente lo que nuestro propósito de crecimiento está diciendo es que vamos a crecer levemente por encima de lo que hemos estado creciendo en los últimos cinco años cuando descuento los dos efectos disruptivos y extraordinarios. ¿Se trata de un supuesto optimista? Sí. Si no, no me tendría fe con mi programa macroeconómico. Ahora, ¿se trata de una mirada descabellada? No. Creo que entre los colegas que han señalado esto hay un espectro bastante amplio. Hay gente que dice que es algo así como naif y hay otros que dicen que no, que es optimista, que es duro, pero que no es imposible. Y nosotros creemos eso, es alcanzable.

-¿De dónde va a venir ese crecimiento? Teniendo en cuenta que en las proyecciones del Presupuesto, la inversión, por ejemplo, en relación al PIB va a ser muy similar o incluso un poquito menor que la del periodo pasado. Y no hay grandes proyectos de inversiones como la planta de UPM 2.

-A ver, en cualquier caso, las inversiones, los proyectos relevantes que tuvieron lugar en Uruguay fueron muy importantes, por eso los impulsos al crecimiento que dieron lugar en los momentos que tuvieron, pero estamos hablando de inversiones que en su conjunto fueran del orden del 3% del Producto desplegadas en un periodo mayor a un año. O sea, inversiones del 3% del PIB que impactan de manera diluida. Estamos hablando de que la inversión en Uruguay, está en torno al 16% o 17 % del PIB, o sea que hay 15 o 16 puntos del PIB que en muchos años no tienen nada que ver con megaproyectos. El hecho de que nosotros no tengamos un megaproyecto, preferiríamos tenerlo, pero no es una condición para no crecer a tasas como las que estamos imaginando.


-Entonces, ¿de dónde va a venir?

-Nosotros creemos que efectivamente hay un funcionamiento de la economía que está en proceso, que todas las señales que nosotros estamos en proceso de construcción están revitalizándose, eso tiene que ver con más estímulos a la inversión, con un proceso de desburocratización que pretende atacar problemas de competitividad al cual vamos a avanzar con más velocidad, procesos que van a permitir generar formación de precios más transparentes que van a contribuir, hay una consolidación de la inflación baja que permite alimentar un clima de negocios más estable, más predecible, por lo tanto con la gente más dispuesta a invertir. Estamos trazando una senda de sostenibilidad de deuda y fiscal, que le da más predictibilidad, más transparencia y por lo tanto a una visión de política fiscal más sostenible y sin sorpresas en los próximos años. Estamos hablando de estímulos a la inversión para la micro y la pequeña empresa, que por primera vez van a tener mecanismos específicos para acceder a estímulos Comap, estamos hablando de una Vivienda Promovida que no solamente no va a dejar de estar presente, sino que la vamos a potenciar con un Ministerio de Economía que va a estar a cargo de la gestión, con una mirada mucho más de empleo y de inversión que estrictamente de vivienda porque la política de vivienda dura e importante para los sectores vulnerables es materia del Ministerio de Vivienda. Estamos hablando de algunas obras de infraestructura que están alojadas en instrumentos que tienen impacto en el futuro, que van a potenciar temas logísticos, sistemas de comunicación doméstica, y tenemos algunos proyectos cuyos efectos dinámicos son muy importantes, lo que se anunció sobre el riego. Si logramos efectivamente avanzar como creemos que vamos a avanzar, su aumento de productividad en el sector agrícola va a ser muy importante. Y además tenemos una agenda de inserción externa muy activa, la subsecretaria de Relaciones Exteriores (Valeria Csukasi) mostraba cómo el rumbo es el sudeste asiático para poder empezar a avanzar de manera más profunda, y por otro lado Medio Oriente para poder consolidar cosas que ya han venido siendo desarrolladas. De hecho tenemos la firma del Tratado del EFTA-Mercosur seguramente este mes, y tenemos el eventual acuerdo Unión Europea (UE)-Mercosur a fin de año. El mundo este, más incierto y más discrecional y si se quiere arbitrario en materia de política comercial, le abre oportunidades a Uruguay. Primero porque como todo cambio siempre genera un lugar por donde uno meterse. Segundo porque en la lista de países, Uruguay está dentro de los países con menos incrementos arancelarios (por parte de EE.UU.) y, nuestro socio comercial más cercano que es Brasil, enfrenta una restricción arancelaria importante. Estamos recibiendo en estos días varias iniciativas brasileñas que están evaluando su relocalización industrial en territorio uruguayo, porque entienden que hay una oportunidad para aprovechar el tratamiento arancelario que Uruguay tiene con Estados Unidos, sobre todo porque son exportadoras a EE.UU.

-¿De qué tipo de empresas estamos hablando?

-Preferiría ser cuidadoso con esto, estamos hablando de empresas industriales, estamos hablando de empresas incluso que se instalarían en el interior del país, de transformación de materias primas. Sobre eso tenemos consulta específica y aspectos vinculados a la logística, transporte y demás. Y además tenemos una Argentina que si bien está cargada de incertidumbre de aquí al 28 de octubre, es probable que tenga, aunque todavía hay que verlo, un nivel de estabilidad macroeconómica mayor que en el pasado. Eso supone precios relativos menos depreciados en relación a Uruguay y eso debería dar lugar a un escenario turístico menos restrictivo que el que tuvo que enfrentar la administración anterior en casi todo su periodo. Y como si eso fuera poco, por lo menos a corto plazo, tenemos un año climático extraordinario, como está siendo 2025, con un precio de la carne muy tonificado. Entonces, tenemos bastantes señales de alerta externa, pero en el corto plazo tenemos varios aspectos que si los sabemos utilizar, y nos metemos en ellos, creo que vamos a alcanzar tasas extraordinarias de crecimiento. Tasas extraordinarias de inversión del 20% del PIB, no lo veo si no estamos ayudados por algún proyecto importante. No obstante, estamos avanzando en la negociación de (la instalación de) un nuevo data center y estamos avanzando en negociaciones con proyectos de energía, cuya maduración sería sobre el final del periodo. O sea que no descartamos todavía, capaz que no tener un proyecto emblemático, pero sí tener dos que hagan las veces de un proyecto emblemático. Es más, creo que todos estos cambios que estamos haciendo en materia tributaria van a mostrar un estilo de cambiar cosas que nos ponen en el mundo como jugadores mucho más insertos y menos provinciales y más cosmopolitas -con el cuidado que lo estamos haciendo- y nos va a fortalecer nuestra capacidad de atraer inversores a vivir Uruguay e inversiones.


-Justamente hablando de impuestos, la recaudación se prevé que aumente 1,5% del PIB desde acá al fin del periodo. ¿De dónde va a venir eso?

-Estrictamente estamos pensando en una mejora, por el lado de los ingresos, de 1,5% del PIB, de la cual la mitad, 0,75, va a aumentar progresivamente por aumento de la eficiencia tributaria. Eso es, básicamente, mejores resultados de la recaudación. La Dirección General Impositiva (DGI) nos presentó un plan de estratégico que tiene un conjunto de escenarios en materia de evolución de la recaudación a partir de cambios que está procesando internamente, que están orientados a un tratamiento más amistoso con el contribuyente, en el sentido que sea el contribuyente el que declara cuáles son los impuestos y la DGI mira eso ex post. Entre esos ejercicios que nos trajo, transmitía que estaba en condición de recaudar más de lo que estamos nosotros asumiendo. Nosotros asumimos el escenario más conservador de los que la DGI nos trajo en materia de evolución de la eficiencia recaudatoria, que es simplemente volver a los niveles de eficiencia de 2019. Entendemos que en el periodo anterior, por distintas circunstancias, algunas posiblemente justificadas en la pandemia y demás, hubo un relajamiento de los controles y un relajamiento de los procesos de vigilancia. Nosotros simplemente pretendemos volver a los niveles de eficiencia tributaria previos, combatiendo la evasión, combatiendo la elusión, de manera tal que, tomando el escenario más conservador, pensamos progresivamente llegar a 0,75 del PIB, que son US$ 600 millones. La otra mitad son transformaciones impositivas. Y digo transformaciones impositivas, porque por más que se discuta que estamos incrementando impuestos, ahora voy a explicar por qué no.

-Ahora vamos a tener ese debate, pero con respecto a lo que decía recién, en cuanto a la evasión en el periodo pasado, ¿capaz que no se fue tan contundente o hubo un plan directamente de decir no voy a perseguir tanto la evasión tributaria?

-Creo que el gobierno anterior, como las mismas autoridades lo manifestaron, la pandemia los marcó de manera decidida y la verdad que siempre deberé reconocer que el escenario que debieron gestionar, muchas veces me puse en el lugar de Azucena (Arbeleche) siendo un simple ciudadano y dije: "es un escenario efectivamente disruptivo donde no había una hoja de ruta, donde no había un manual al cual apelar y donde el mundo andaba a tientas". Así que ese evento tan disruptivo, que además no tuvo efecto solamente en 2020, porque la recuperación fue muy asimétrica, heterogénea entre sectores, requirió de multiplicidad de reacciones para contemplar. Una de las cosas que creo que ocurrió fue que el relajamiento de los controles estuvo asociado a esto de "a mí lo que me importa es la inversión, lo que me importa es que la actividad vuelva". De hecho, por ejemplo, en vivienda promovida hemos visto que se hizo un uso, si vos querés, desmedido de la interpretación de lo que era vivienda promovida, construyendo vivienda promovida en Avenida de las Américas, algo que no corresponde, pero que parado en aquel momento, que era: "acá lo que hay que generar es empleo e inversión", tenía justificación. Y dentro de eso, el relajamiento de los controles, una mirada, si se quiere, menos fiscalista, creo que es algo que estuvo. (Pero,) en ningún caso que haya sido una decisión deliberada de no cumplir con la ley, ni mucho menos, sino simplemente de decir: "no es el momento de ser estrictos". (Ahora) no estamos queriéndonos volver el sheriff del bosque de Nottingham, pero estamos queriendo hacer cumplir y con eso creemos que vamos a volver a niveles de recaudación razonables que nos van a aportar unos 600 millones de dólares durante el periodo.


-Otra gran parte va a ser el Impuesto Mínimo Global en su versión doméstica.

-La otra mitad, que no es mejora de recaudación, es por cambios tributarios, son US$ 600 millones más al final del periodo y eso completa los US$ 1.200 millones que es el 1,5% del PIB estrictamente de consolidación fiscal que estamos haciendo. Estos cambios tributarios provienen de dos tipos de fuentes, la primera son lo que llamamos localización de impuestos en territorio uruguayo. Estamos hablando de corporaciones que facturan más de 750 millones de euros por año y cuya matriz está en algún país que ya está adherido al contrato GloBE, eso lo que quiere decir es que el 15% global de impuesto que corresponde a la renta uruguaya ya está siendo gravado en donde está localizada la matriz, lo que simplemente estamos haciendo es localizar eso en territorio uruguayo. Y por otro lado tenemos empresas uruguayas cuyos socios o accionistas tributan por los dividendos en el exterior, porque están gravados en el exterior donde están localizados estos socios o accionistas, y por tanto, en el marco de los convenios, lo que vamos a hacer es gravar a esos accionistas y socios de esas compañías en Uruguay, otorgándoles un certificado de crédito que puedan ellos presentar en sus administraciones tributarias que les acrediten esto. En el caso del Impuesto Global, cuando estemos decididos a estar integrados en un acuerdo global, el hecho de que estemos allí, la administración tributaria no puede hacer otra cosa que reconocer el impuesto porque estamos todos obligados quienes formamos parte del marco global. Y en el caso de los dividendos, nosotros vamos a aplicar esto bajo dos condiciones. En primer lugar, que en el país en el cual ese socio o ese accionista tenga los dividendos esté gravado, y segundo, que reconozcan nuestros créditos. Si una de esas dos condiciones no se cumplen, no vamos a aplicar el impuesto. Y eso es el 80% del incremento de impuestos que estamos esperando. O sea, de ese 0,75% del PIB, que son US$ 600 millones, US$ 480 millones provienen de estos dos conceptos.


-Hay quienes dicen que ese cálculo es conservador porque podría ser mayor la recaudación del Impuesto Mínimo Global en su versión doméstica.

-Si fuera mayor tendríamos una convergencia más rápida al equilibrio fiscal que pretendemos alcanzar y eso nos permitiría tomar otras decisiones en materia fiscal sobre mitad del periodo. Ojalá fuera así. Es de buena política en esto, ser conservadores, porque al final del día yo tengo que hablar con los mercados en unas semanas para decirles que estoy haciendo un ejercicio de convergencia fiscal gradual, no de shock, que lo hago por el lado de los ingresos, y que su efecto de maduración es sobre la segunda mitad del mandato. Creo que ha habido colegas, como Nicolás Cichevski que lo advirtió con claridad y que creo que está bien, de que esto es difícil de cumplir porque el ajuste se produce al final. Eso estrictamente está asociado al ciclo de recaudación de estos impuestos, porque si nosotros aprobamos el impuesto global en la ley de Presupuesto de 2025, que empieza a regir en 2026, el año fiscal al que corresponde el impuesto es del 2025, pero por norma del impuesto global se liquida 18 meses después, o sea que el efecto recaudatorio tiene lugar recién en el 2027 y esa es la razón por la que la convergencia fiscal, tiene lugar en la segunda parte del mandato y no en la primera mitad del mandato.

-Sin entrar en el Impuesto Mínimo Global que era algo previsto, los otros dos, el IVA a la franquicia de compras al exterior por Internet y el de la ganancia de capital de activos en el exterior ¿fue un error decir, como dijo el presidente Yamandú Orsi en el debate con Álvaro Delgado, "no voy a subir impuestos"?

-La pregunta está muy bien y quiero subrayar que lo que voy a decir, lo voy a decir solamente porque me estás haciendo esa pregunta y porque es el debate que se está poniendo sobre la mesa. Mi intención sería no hablar más del pasado, ya terminó, ya ocurrió en 2024 y por tanto estoy a cargo de gestionar el 2025. Esa es mi intención. Ahora, si el mejor argumento que se encuentra para controvertir el Presupuesto -creo que mis colegas de la oposición tienen oportunidades de mejorar su aproximación al tema-, es que nosotros incumplimos algo prometido en campaña, yo lo que respondo es: cuando el presidente hizo esa afirmación, la estadística fiscal publicada, subrayo publicada, por las autoridades económicas del Uruguay, reportaban un déficit fiscal para 2025 de 2,8% del PIB. Y los analistas privados, de los cuales yo era uno, esperábamos para 2025 un déficit fiscal, en el peor de los casos, de 3% o 3,1%. Va a ser 4,1% del PIB, 4,1%. La distancia que hay entre lo que se preveía el año pasado y este año es más de un punto del Producto. Estamos hablando de más de US$ 800 millones. Entonces, imposible que yo a mi presidente le diga que lo que dijo el año pasado era un error, porque cuando él estaba diciendo eso, estaba hablando de una fiscalidad que no existe. Nosotros vivíamos en un espejismo fiscal el año pasado y por lo tanto esa afirmación está en ese contexto, no en el contexto de hoy. Creo que esta discusión planteada así, si hay un incumplimiento, me parece que se tiene oportunidad de mejorar el argumento de la oposición para cuestionar lo que estamos haciendo. Me parece que hay que sofisticar más el argumento. Entre otras cosas, porque creo que le hace mal al sistema político. Cada vez que aparece alguien diciendo: "no, vos no hiciste lo que prometiste", ¿saben qué podría.? Déjame que vamos a entrar en el tema. En 2019, el gobierno fue electo para hacer un ajuste fiscal de un punto del PIB, un punto y medio del PIB. ¿Se acuerdan de los US$ 900 millones? ¿Qué pasó con eso? No pasó nada con eso. En el 2019, se plantean un conjunto de reformas que involucraban al sector energético, al sector transporte. ¿Qué pasó con eso? No pasó nada. Entonces, me parece que no es buena cosa que entremos en: "vos prometiste, yo dije". Hablemos del futuro. Cada gobierno enfrenta sus restricciones, cada gobierno carga con sus problemas. Porque si hablamos del pasado, la gente no lo quiere escuchar, me parece que nos enreda en una discusión de menor calidad técnica. Miremos para adelante. Nosotros tenemos que hacer una corrección fiscal porque la situación fiscal del país lo requiere y por lo tanto es lo que estamos haciendo.

-Ahora, yendo a eso que yo planteaba, no puede ser que la situación fiscal que era peor.

-¿No te acordás que yo dije muchas veces, no prometan cosas que no pueden prometer?

-Bueno, a eso iba.

-Por eso es una buena pregunta para hacer.

-Pero, la situación fiscal después es peor de la que se preveía en ese momento. Justamente, ¿no es un error decir "no voy a subir impuestos" cuando no sé lo que puede pasar, no sé con qué déficit fiscal me voy a encontrar un año después?

-Dejáme ser provocador, porque ya que estamos, ¿por qué no le preguntás al candidato a presidente que perdió las elecciones: "dígame señor (Álvaro) Delgado, ¿qué hubiera hecho usted con un déficit fiscal de 4,1%? ¿Cuál hubiera sido su estrategia?" Es una buena pregunta, si van a volver a ser gobierno. Creo que no hay respuesta para eso, porque la promesa era no aumentar impuestos. Me parece que es una discusión.Entiendo que tiene morbo periodístico, entiendo que hay algún editorialista de medio que le pueda interesar esta discusión, pero me parece que es menor, miremos para adelante, tenemos un déficit fiscal, lo tenemos que arreglar. Yo dije como ministro de Economía designado por el presidente que no era bueno hacer promesas tributarias. El presidente hizo una afirmación en el marco de ese estado de ánimo donde poco menos que si se aumentaban impuestos se infligía una norma constitucional que no fue inducida por nosotros, por cierto. Y la circunstancia cambió y el presidente habilitó al ministro de Economía, a pesar de haber dicho lo que dijo, a hacer lo que hay que hacer para resolver un problema fiscal. Porque si nosotros en función de ser fieles a lo que dijimos en campaña, no hacemos nada, el problema lo van a tener los ciudadanos dentro de seis meses. Y además, y es mucho más importante, con lo que estamos haciendo no le estamos aumentando un solo impuesto ni a los trabajadores de Uruguay, y salvo el caso Temu que es un caso particular, al consumo en Uruguay. Estamos hablando de que estamos localizando impuestos que ya se pagan, insisto, ya se pagan. El contribuyente que va a quedar gravado con el 80% de los impuestos que estamos recreando, ya lo está pagando en algún lugar. Entonces, no estamos incumpliendo de manera dramática una promesa de campaña. Me parece que es un tema menor, que yo entiendo que algunos políticos, insisto, algunos editorialistas de medios de prensa están obsesionados con esto. Yo invito a los dos a esforzarse un poco más intelectualmente, a encontrar un mejor argumento para criticar lo que estamos haciendo. Porque muchos de ellos, hace tres semanas, un mes, estaban diciendo que no había rumbo. Y tengo a todo el sistema político uruguayo discutiendo lo que nosotros ponemos arriba de la mesa, así que rumbo es lo que hay. Por eso están todos discutiendo lo que nosotros proponemos. Estamos discutiendo el impuesto global, el impuesto sobre los activos, estamos discutiendo sobre si la reforma de la Comap, la desburocratización. Esa es la agenda, el gobierno tiene una agenda, la está cumpliendo, es sobre eso lo que estamos discutiendo.


-Recién planteaba sobre la reducción del déficit fiscal, porqué va a ser más sobre la segunda parte del mandato y no sobre la primera, por este tema de la recaudación de impuestos. Ahora, siendo doctor en Historia Económica y habiendo estudiado este tema en forma abundante, lo que ha pasado, por lo menos desde los gobiernos de la posdictadura para acá, es que el último año del gobierno aumenta el déficit fiscal. Todos dicen que no lo van a hacer, y lo terminan haciendo. ¿Por qué este gobierno va a ser distinto cuando llegue el momento de la campaña electoral y alguien llame a Oddone y le diga: "tenemos que aumentar más el gasto porque hay que ganar las elecciones"?

-Bueno, primero hay que ver si yo estoy siendo ministro o sobreviví los cinco años. Espero que sí, que así sea. Es una muy buena pregunta y efectivamente la evidencia histórica no avala lo que nosotros estamos diciendo. ¿Qué tenemos para decir al respecto? Dos cosas. La primera es continuar mejorando la regla fiscal. El gobierno, el FA, en su proyecto de Presupuesto, está llevando cambios en la regla fiscal que fue aprobada en el periodo anterior bajo la LUC. O sea que la discusión de si regla fiscal sí, regla fiscal no, quedó despejada. Hace cinco años esta discusión no estaba así planteada, hoy en día no hay duda. Al contrario, el gobierno del FA lo que está haciendo es elevando la apuesta y mejorando la regla fiscal a la luz de la evidencia internacional, del avance académico en la materia y de otras lecciones aprendidas, por ejemplo la de Chile y en particular a partir del asesoramiento que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), le viene realizando al gobierno uruguayo, desde la administración pasada. O sea que aquí hay una continuidad de política. Lo único que mejoramos esa regla y en nuestra opinión, es más exigente, más transparente, eleva los niveles de compromiso de la administración, y eso es una forma otra vez de atar de manos ese tipo de tentaciones. Pero además, en la ley, y esto me parece que todavía no ha cobrado suficiente claridad, estamos introduciendo un artículo que es muy relevante, que es, estamos topeando el incremento de gastos de obra nueva que comprometen períodos posteriores a este gobierno. Básicamente qué estamos haciendo, utilizando como ejemplo el esquema PPP que tiene un tope de 0,7% del PIB de lo que se ejecutó el año pasado en términos de lo que puede ser el incremento de asignación atribuible a ese instrumento, estamos haciendo lo mismo pero para los otros instrumentos (Cremaf, Corporación Vial). Esto sabés que era un secreto a voces. Gobiernos que desde el año 2003 venían alojando inversiones de manera creciente en instrumentos que están fuera del perímetro fiscal, pero que tienen impacto fiscal futuro y que por lo tanto constituyen un pasivo contingente. Pero, en realidad eso es el preámbulo, de algo que es parte del corazón de la agenda de 2026. Nosotros vamos a estar trabajando con el FMI, ya está comprometida la cooperación técnica. ¿Para qué? Para revisar el manual de estadísticas fiscales y el manual de contabilidad pública de Uruguay, que sigue siendo el manual de 1986.

-¿Cómo va a ser eso?

-Al avanzar en esa dirección, nosotros vamos a fortalecer nuestro sistema de reporte, vamos a transparentar mucho más. Pero además, vamos a generar mucha más libertad para manejar nuestra política de inversión, porque nuestro manual actual de contabilidad pública y nuestro sistema de reporte de estadística fiscal, al estar basado en el año 1986, es un manual de base caja, cuando el mundo tenía problemas de liquidez. Hay dos manuales posteriores de 2001 y 2014, del Fondo Monetario, que Uruguay nunca adhirió y vamos a tratar de ir al manual 2014, que lo que hace es aumentar la transparencia. ¿Otra vez haciendo qué cosa? Acotando el nivel de discrecionalidad oportunista, no de discrecionalidad de la política económica, (sino la) oportunista que se aloja en torno a los años electorales. ¿Con eso vamos a resolver esa patología que tiene la fiscalidad uruguaya? No, pero estamos avanzando de la manera que nos consta que el gobierno anterior quiso hacer, Azucena (Arbeleche) cuando se planteó la regla fiscal estaba obsesionada con esto, me consta porque conversé con ella antes que fuera ministra sobre esto. Ella dio un paso, nosotros vamos a dar un paso adicional. ¿Cuál es la razón por la que Uruguay goza de una gran reputación? Porque el sistema político es probo, encuentra acuerdos, la institucionalidad contractual del país y política es clave. Pero, tenemos que ir preparando a la institucionalidad uruguaya, en primer lugar, para eventualmente un escenario de no mayorías parlamentarias, como es el que ya tenemos. Y en un escenario de no mayorías parlamentarias, lo que uno tiene que hacer es encontrar dispositivos que restrinjan el margen de maniobra del gobierno. Porque los escenarios de fragmentación política son proclives a desvíos fiscales. Esa es la razón por la que creemos que modestamente nuestras metas fiscales son creíbles para 2029.

-Hay cuestionamientos a la nueva regla fiscal porque dicen que los topes y límites que se manejan en cuanto a la deuda son laxos respecto como viene ya la deuda pública uruguaya y que se le da mucho margen de maniobra.

-Es un buen comentario que es de recibo atenderlo. Pero, estamos haciendo dos cosas. Primero, estamos poniendo el límite de deuda que está estimado a partir de dos modelos de literatura reciente: el modelo de fatiga fiscal y el modelo del mercado con el asesoramiento del BID y con las recomendaciones que fueron hechas en los últimos años, y está calibrado con un conjunto de estimaciones históricas de Uruguay, que básicamente lo que hacen es estimar cuál es el nivel de deuda por encima del cual la trayectoria de insostenibilidad se vuelve muy factible. Y ese nivel estimado, el límite de deuda, es 85% del PIB para la deuda pública del gobierno central-BPS. ¿Cuándo Uruguay en los últimos 40 años alcanzó un nivel de deuda, gobierno central-BPS cercano al 85%? En 2002 82% del PIB, en 2003 83% del PIB. Nuestra estimación del límite de deuda es robusta a lo que la literatura sostiene, es robusta a los tests empíricos que hicimos y además resiste la evidencia uruguaya. Pero, nuestra ancla fiscal no es esa, nuestra ancla fiscal está 20 puntos por debajo, es 65% del PIB. ¿Por qué? ¿Qué hicimos allí? Calibramos con 2.000 simulaciones, shockeando la economía de todas las maneras posibles, cuál es el nivel en el cual la deuda ingresa en una trayectoria en la cual la probabilidad de ir rápidamente al 85% aumenta del 1% a un nivel superior. Siguiendo lo que la literatura y los consejos que nos han dado y lo que la evidencia empírica sugiere, toda vez que la deuda esté por debajo del 65%, la deuda tiene una probabilidad de ingresar en una trayectoria de aproximarse del 85% menor al 1%. ¿Dónde estamos hoy? En 58% del PIB. ¿Qué quiere decir, que nosotros tenemos 7 puntos de espacio para que aumente nuestra deuda? En absoluto. Lo que simplemente dijimos es, tenemos que introducir una corrección fiscal y un límite, porque si no hacemos nada, la deuda proyectada de una acción pasiva nuestra, es rápidamente el 85%, donde todo se dispara. ¿Pero qué consolidación? Una consolidación que nos deje por debajo del 65% y que la estabilice. En este gobierno nosotros la estamos estabilizando en torno al 62,5% del PIB y el proyecto es que como falta una etapa siguiente de consolidación fiscal, en el periodo siguiente va a converger en torno al 61%, 60% del PIB. Un poquito por encima de donde está hoy, pero lejos del ancla y lejísimos del tope.
Me parece que hay colegas que en el fondo la mirada (que tienen) es que todo lo que hace el Estado, está mal porque hay desplazamiento siempre de inversión privada o de acción privada. Esa mirada creo que no está en lo que han sido la mayoría de los gobiernos de Uruguay a lo largo de su historia, salvo pocas excepciones. La mirada está en que el Estado de Uruguay es un garante del contrato social porque los ciudadanos creen en eso. Entonces no tenemos una mirada negativa de lo fiscal, lo que sí tenemos es una mirada muy cuidadosa en dos sentidos: el gasto público no puede ser cualquiera y la deuda tiene que estar acotada para que sea financiable y segundo, el gasto público tiene que ser donde hay que trabajar y todavía no tuvimos tiempo de ponernos a trabajar en eso.


-Una de las críticas que se le hacen es que el gobierno actual cuestiona un poco el manejo fiscal que hizo el anterior, sobre todo al final del período, pero toma como línea de base para su Presupuesto, si bien modifica un poco y en algunos casos aumenta el gasto. ¿Qué responde?

-A ver, otra vez, creo que son argumentos efectistas, pero está bien. ¿Cuál es la razón por la que tomamos la línea de base 2024? Esencialmente porque la asignación presupuestal incremental es tan exigua que nos giramos sobre los incisos y les dijimos: "muchachos, nosotros, la asignación presupuestal es muy exigua, ustedes tienen necesidad de bucear a su interior las oportunidades de ganar en eficiencia". Nosotros le reconocemos la asignación presupuestal que tienen, entre otras cosas, porque muchas de las cosas que la administración anterior realizó son asignaciones presupuestales que tienen naturaleza permanente. Lo que tiene que ver con los CAIF, por ejemplo, que fueron creados, se construyeron, se crearon, se habilitaron, pero no les dieron crédito presupuestal, tenemos que usarlos. Entonces no creemos que el contenido presupuestal de lo que hizo el periodo anterior es un disparate. Lo que dijimos, pero es otra vez una discusión del pasado que no me interesa mucho, es que la forma en la que se posiciona el gasto, se intentó disimular la verdadera asignación presupuestal del año 2024, no fue la más prolija. Entonces, diría al revés. ¿Cuál es la razón por la cual la administración anterior que asumió diciendo que iba a hacer un ajuste del 20% del gasto, terminó con un gasto como porcentaje del PIB mayor al que encontró? Porque cuando se pusieron a gobernar, se dieron cuenta que el Estado es complejo, es difícil de gestionar, hay un conjunto de cosas que se hacen que son importantes. Y esto es algo que yo siempre he dicho: no creo que la presión fiscal de Uruguay deba ser reducida, creo que no debe ser aumentada porque ya estamos en niveles altos, pero no creo que deba ser reducida porque el gasto público es malo. Lo que creo es que hay que trabajar en mejorar la eficiencia del gasto a su interior y en eso la agenda es compleja, es dificultosa, requiere un liderazgo. Este año de inicio con todo el conjunto de cosas que nos ocupamos, no formó parte de la agenda pero es parte de la agenda que pretendemos impulsar a partir del año que viene.

También hay dos rebajas tributarias que este gobierno está haciendo, estamos eliminando la tasa ANSE que recauda US$ 8 millones por año, una tasa a la estiba, una operación que desapareció en los años 90, o sea que el Estado estuvo cobrando durante 30 años, una tasa a los privados por un servicio que no presta y rebajamos -continuando la línea que la administración anterior había hecho-, la tasa del LATU que le cobran las exportaciones no tradicionales, el gobierno anterior lo hizo de 3 por 1.000 a 2,5 y nosotros estamos llevando de 2,5 al 2 por 1.000, o sea que el paquete tributario también incluye rebajas tributarias.

-En el tema de las exoneraciones y la revisión también del régimen de
Vivienda Promovida. ¿No es un poco que falta agenda nueva? Porque en realidad lo que se está haciendo es retocando sobre una modificación grande que se hizo en el año 2008, en el caso de las inversiones, y otra sobre la ley de vivienda promovida que es de 2011. O sea, no hay agenda nueva ahí.

-A ver, los cambios que estamos promoviendo en la Comap, su origen, ¿sabes cuál es? El decreto ley de 1974, que es la ley de inversiones original, que fue actualizada en el 85 por (el entonces ministro de Economía, Ricardo) Zerbino y que fue actualizada en 2007 por (el entonces ministro de Economía, Danilo) Astori. Uruguay es un país de continuidades y, por tanto, las mejoras son en el margen. Si alguien está esperando que aparezca en Uruguay alguien con una motosierra o alguien con una disrupción, no ha entendido que el mandato político que recibió este gobierno -pero que también hubiera recibido si hubiera ganado la oposición-, no es "empezá de nuevo", es "mejorá lo que hay". Entonces las mejoras en Uruguay son siempre en el margen. Tenemos una buena ley de atracción de inversiones que la estamos potenciando, pero déjame que ponga un ejemplo.

-¿Cuál?

-Estamos haciendo dos cosas importantes en materia de captación de inversiones y de atracción de talento. En la ley de Presupuesto estamos extendiendo regímenes especiales para la incorporación de mano de obra extranjera, que hoy está circunscrita a las tecnologías de información, a otras áreas que tienen que ver con la innovación, la ciencia, la tecnología, precisamente para atraer talento a Uruguay, porque entendemos que en ciertas áreas la falta de capital humano, es un problema. Estamos introduciendo estímulos tributarios para personas que se alojen en Uruguay. Es más, estamos trabajando con un asesoramiento que ha trabajado para el gobierno de Israel, de Portugal y de Irlanda, precisamente en este tipo de instrumentos. Esa es una incorporación que hicimos ahora. Segundo, y más importante, estamos potenciando el tax holiday.

-Hay críticas a que se hace lo contrario.

-Porque no entendieron, porque no leyeron. En Uruguay hay varias formas de hacerte residente fiscal, una es la residencia por inversión. Esta residencia por inversión fue una modificación que fue introducida en 2020, que lo que dice es que si invertís US$ 500.000 en un inmueble y vivís más de 60 días al año en Uruguay, sos residente tributario. Entonces, si sos residente fiscal, tenés derecho a acceder al tax holiday, porque vos podés haberte hecho residente fiscal y no adherir. El tax holiday fue creado en 2017 y te da 10 años de gravamen cero, por tus colocaciones en el exterior. Y cuando terminan esos 10 años, pasás a pagar 12% de impuestos sobre todos los rendimientos de tus activos en el exterior. ¿Qué estamos haciendo? A los efectos de la residencia fiscal, las mismas condiciones. ¿Qué estamos diciendo para los nuevos? Para los nuevos que vengan, estamos diciendo: tenés dos formas de acceder al tax holiday. La primera es que vos inviertas en inmuebles por US$ 2 millones en algún lugar del territorio, puede ser uno o puede ser varios, o capitalices un fondo destinado a la innovación, a la ciencia y a la tecnología durante 10 años con US$ 100.000 por año. Con eso accedés a cero impuesto por tus rendimientos en el exterior por 10 años. Ahora, terminado ese plazo, ¿querés quedarte cinco años más? Bueno, si invertís US$ 100.000 por año en fondos que pondremos a disposición para este instrumento, vas a quedar cinco años más gravado a la mitad, al 6%, una cosa que hoy no existe. Hoy pasas de 0 a 12%.

-Hay que invertir más.

-Pero, ¿por qué? El otro día una señora me paró en Punta del Este y me dijo: "ah, nos está poniendo impuestos". Y le dije: "señora, esto no es la Toscana, estoy de acuerdo que esto no es la Toscana. Pero esto no es el medio de la nada". Como contribuyente uruguayo, ¿te parece que es razonable darle tasa 0% a una persona que venga a Uruguay sin pedirle nada a cambio? ¿Asumiendo que por el solo hecho de estar va a derramar? No. Algunos derraman, está lleno de gente que derrama por allí, de cosas que se han construido gracias a esta inversión. Creo que un país como Uruguay ofrece las condiciones de seguridad, de estabilidad jurídica, de predictibilidad económica, de modelo de convivencia social. Salgamos de Uruguay y veamos lo que es el estado de ansiedad y de estrés en el que se vive, no en el mundo, en la región. Para ese tipo de personas pedirles una contribución a Uruguay cuando tengo necesidad de desarrollar, priorizar temas de programas de infancia, adolescencia, tengo que desarrollar programas de innovación y desarrollo, me parece que es una condición marginal. Es más, en esta mesa, acá sentados, hubo varias de estas personas que me dijeron: "a mí me parece perfecto que vos hagas lo que hace Italia, lo que hace Portugal, que nos pidas una contribución, un fondo. Es algo que yo veo". Porque además, esa persona que capitaliza un fondo, no es plata a fondo perdido, se hace beneficiario de ese fondo. Si el fondo renta, él gana plata con eso. Cuando él quiera irse, eventualmente va a poder vender la participación en ese fondo. El inmueble que compra, es un inmueble que va a vender en un país que valoriza sus propiedades. Esas dos cosas: atracción de talentos y estos cambios orientados a inversión e innovación, son cosas nuevas. En el margen, no estamos haciendo una revolución porque nadie nos eligió para hacer una revolución. Nadie nos pidió que dinamitáramos lo que había, arrancáramos de nuevo, como eventualmente pasó ahí enfrente, que a veces contamina. Porque a veces la gente dice: "ah porque hay más motosierra." Pero, muchachos, es que en la campaña nadie habló de eso porque Uruguay funciona bien. La gente no cree que este es un país lleno de gente insensata y que hay que terminar con todo. Afortunadamente, los uruguayos no entendemos eso. Por tanto, el mandato que tiene mi gobierno, y creo que si hubiera ganado la oposición, no es el de dinamitar todo.


-Yendo a lo anterior, la flexibilización del secreto bancario, ¿no va en contra de esa, justamente, atracción de talento, inversores?

-Muy buen punto. Hoy somos un país ampliamente cooperante con la OCDE en materia de acceso a la información financiera (para un fisco extranjero). Pero en el 2020 recibimos recomendaciones para mejorar cosas observadas, algo que no hicimos, por una visión política totalmente legítima. Ahora estamos en una nueva instancia de revisión, que empezó en marzo. Aquí hay tres escenarios, que no hagamos nada y no nos observan, que no hagamos nada y nos conminen a hacer algo o que hagamos algo que va en línea de lo que nos recomendaron aunque no sea resolver. ¿Qué fue lo que nos recomendaron? Esencialmente son los tiempos a los cuales se accede a la información son demasiado lentos y eso no está dicho que es por la intervención del Poder Judicial, pero está asociado a los tiempos del Poder Judicial. Y dos, a que el hecho de que se tenga un trámite judicial en el medio le da vista al posible evasor y puede preparar una estrategia de, digamos, escape de la situación, que es lo que precisamente el fisco del exterior quiere evitar. En Uruguay existe acceso a la información por parte de la DGI desde 2017, de manera tal que puede hacer consultas al Banco Central y obtiene información de saldos promedio, y saldo inicio y final de un año de los contribuyentes. ¿Sabés cuántas consultas hubo al Banco Central en el amparo de esta ley?

-¿Cuántas?

-Cinco mil y algo. ¿Sabés cuántas su origen fue la DGI? Menos de 100. Todas las demás son acciones judiciales iniciadas por un juez, por ejemplo el típico caso de embargos o la pensión alimenticia. Desde el 2017 a la fecha hubo menos de 100 consultas que están relacionadas con indagatoria como se dice y el 90% de ellas se han iniciado en una consulta de un fisco extranjero y sin embargo en Uruguay no pasó nada. Si nosotros no avanzamos puede pasar que la OCDE baje nuestra calificación, y pasemos a ser un país parcialmente cooperante. Primer problema: la Unión Europea, en su Código de Ética, establece que para ser miembro de la UE y para que los países comercien con terceros, las jurisdicciones tienen que ser ampliamente cooperantes. Por lo tanto, eventualmente, pasar a ser parcialmente cooperantes podría ser utilizado por un país tercero para implementar sanciones sobre Uruguay. Te pongo un ejemplo, el acuerdo UE-Mercosur. Qué pasa si en diciembre nosotros somos parcialmente cooperantes y los franceses, que han estado opuestos ante el acuerdo, dicen: Uruguay, no son ampliamente cooperantes. Imagináte que tuviéramos una situación de ese tipo. Imagináte que tuviéramos mañana una discriminación en materia comercial, producto de una sanción que me afecta a una exportación de ganado. Como ministro de Economía, tengo que tomar una acción que, en mi opinión, va en la dirección de lo que creo que es correcto, establecer un procedimiento que cumple con lo que la OCDE me pide, que minimice el riesgo de una sanción, pero que al mismo tiempo, sabiendo que es un tema delicado, está dispuesto simplemente a poner al Parlamento en conocimiento y a estudiar una solución.
Uruguay es un pequeño país abierto al mundo, pero no es una roca en el mar Caspio. No somos un paraíso fiscal que hacemos lo que se nos cante, porque lo único que hacemos es atraer inversiones y gente que quiere ocultarse del planeta. Eso lo puede hacer un país que no hace nada más que eso. Como exporto carne, exporto celulosa, exporto TI, estoy sometido a reglas globales donde tengo que arbitrar los beneficios de ser atractivo con el riesgo de ser castigado porque vivo en una comunidad global, me guste o no me guste. Y esa comunidad global ha ido levantando barreras de la soberanía. Entonces, lo que estamos haciendo como gobierno, y eso sí es un contraste con la administración anterior, es una firme adhesión a ese mundo pluriglobal gobernado por organismos internacionales. Eso es una visión estratégica, que este gobierno, que es cosmopolita, que no es provinciano, que tiene una mirada del mundo, quiere hacer. ¿Eso qué supone? Primero suponer que todo este cambio geopolítico que está teniendo lugar con Trump, no dinamita ese mundo, porque alguien puede decir: "esto es un ingenuo, porque lo que está haciendo Trump y todo este fenómeno geopolítico que está teniendo lugar, está precisamente matando ese mundo". Creemos que efectivamente son cambios importantes que están alterando reglas de juego, pero que ese mundo subsiste el día después. Hay algunas cosas de Uruguay que quedan en esa cultura del secretismo que forman parte del pasado. En mi visión, ¿eso quiere decir que nosotros nos vamos a convertir en un país absolutamente transparente en materia de todo y que no va a haber aquí oportunidades para que quienes hagan arbitraje tributario lo puedan hacer? No, somos pequeños, tengo que arbitrar en eso. Y hay algunas de las cosas en las que te mantenés firme y no cambiás, y hay otras en las que en materia de transparencia de información no tenemos más remedio. ¿Sabes por qué? Porque detrás de esto, hay un problema en el mundo creciente que es el narcotráfico, el crimen organizado, el dinero negro, en el cual los países están firmemente comprometidos. Y todo país que no integre ese mundo va a ser crecientemente mirado con desconfianza. En la región, los últimos tres países que tienen previsto que el Poder Judicial participe de este proceso, son Chile, Uruguay y Perú. Los tres tenemos apercibimiento. ¿Qué está haciendo cada uno? Lo estamos indagando, pero el camino creemos que es este.

-Pero se puede plantear que eso está bien para los no residentes, pero que no hay por qué darle esa potestad a la DGI. Y el otro argumento podría ser, ¿por qué no hacer que siga interviniendo la Justicia, pero que tenga plazos perentorios para expedirse?

-A mí no me disgustan esas soluciones. Lo que no puedo es no hacer nada. Si no hacemos nada, la OCDE nos baja la calificación. Cualquier movimiento nuestro que vaya en la dirección que nos recomendaron, aunque no hagamos todo, es bueno. Entonces, si vos me decís, vamos a introducir un plazo perentorio para la Justicia, algo que nos consta que a la Justicia no le gusta mucho, pero que está lleno de procedimientos legales que establecen plazos, es una solución intermedia. Otra solución intermedia es la que nosotros vamos a llevar al Parlamento, que es, que a los efectos del levantamiento del secreto bancario, la DGI, con firma de su director, tenga que establecer una solicitud fundada para levantar el secreto bancario, porque hay una presunción de evasión. Y que si mañana el contribuyente, efectivamente, le hubiera sido vulnerado su derecho a la privacidad por nada, o por una presunción infundada, sea esto una responsabilidad de la DGI. La intervención judicial por definición, por su elemento garantista, le da vista al contribuyente, que es algo que la OCDE pretende que no ocurra y es algo que el mundo se ha puesto de acuerdo que no ocurra. A mí eso es lo que más ruido me hace, de verdad. Mi convicción íntima es que habilitar un mecanismo de este tipo habilita el fishing.

-La inspección de pesca de tirar al voleo para ver quién cae.

-El tener un Poder Judicial como el nuestro en el medio, a mí me gusta, entonces este es un tema que en el Parlamento se puede ampliamente discutir y así se lo hice ver a los legisladores. Pero lo que no podía hacer, era no dar una solución, y la solución que efectivamente mis asesores en la materia me dieron, que vienen del mundo de la administración tributaria, es posible que tenga un sesgo no centrado en el contribuyente. Y habrá quienes digan: no, la garantía la tiene el contribuyente hasta el último momento porque él tiene la potestad de proteger su información. Es una opción súper legítima. Y habrá quienes pensemos que el Estado, bajo ciertas circunstancias, tiene una opción. Esa es una discusión típica de derecha-izquierda madura. Madura porque es el rol del Estado, al final del día. Porque la otra alternativa es la de los cinco años anteriores, todos calladitos, no está pasando nada. ¿Qué pasa un día? Pum, cae la sanción y ahí salimos como unos bomberos a atacar un problema consumado.

-El proyecto de desempapelamiento y desburocratización del Estado, ¿qué otros procesos tiene más allá de los pasos que ya se dieron en materia de comercio exterior? Y, ¿no es una contradicción también incluir en el Presupuesto todo este tema regulatorio sobre la cantidad de farmacias que se pueden tener cuando se quiere ir en sentido justamente de desburocratizar y desempapelar?

-Todo el capítulo comercio exterior ya fue listado, largamente descrito. En el Presupuesto está la discusión de la eliminación de la intervención preceptiva de los despachantes de aduanas para operaciones de comercio exterior menores a US$ 10.000. Este es el inicio, mi vocación como MEF es que esto sea el inicio hacia un proceso más agresivo, pero que Uruguay tiene que discutir este tema, que somos una excepción. Después nos quejamos del Estado ¿no? Acá tenés una regulación que le da al sector privado la obligatoriedad de intervenir a un agente que, yo creo que efectivamente aporta mucho valor, que es imprescindible su existencia, pero que no tiene que ser obligatorio y menos para las pequeñas y grandes exportaciones. Porque eso sí que es una vieja herencia del Uruguay rentista donde mucha gente logró por distintos mecanismos que el Estado estableciera una regulación que lo favorece. Creo que como agregan valor, la absoluta libertad de los agentes es la que va a permitir mostrar con un mecanismo de mercado, no con una decisión burocrática, que va a agregar valor. Por eso es que este es un camino que iniciamos, que yo aspiro a continuar, pero entiendo que es un tema discutible, como cada vez que uno se mete con una vieja regulación que ampara beneficios. Es algo que me hubiera gustado ver en el periodo anterior, ¿no?. Vamos a avanzar en otros trámites que afectan la práctica comercial en algunos negocios como los productos demisanitarios o los productos fitosanitarios donde hay una práctica de distribución exclusiva. Afortunadamente, el equipo comandado por Álvaro Lalanne está trabajando en el Ministerio de Salud Pública, está trabajando en el Ministerio de Ganadería, con mucha colaboración de los funcionarios, también con mucho desafío, porque se supone que hay que hacer las cosas de una manera distinta a la que se hacían antes.

-Volviendo a lo de las farmacias.

-Cuando yo vi el artículo que vino del Ministerio de Salud Pública, hice este mismo razonamiento: esto me rechina, esto va en la línea filosóficamente contraria. Sin embargo, lo que mi equipo me mostró es que va en una línea mejor de la regulación actual. Esto es, si vos mirás la regulación actual, las limitaciones son mayores a lo que el artículo está promoviendo. Entonces, a mí me gustaría eliminar esto, pero las condiciones políticas para eliminarla no están dadas, por lo tanto, lo que hace este artículo es avanzar en la dirección correcta respecto a donde estamos, aunque no lo suficiente. Esa es mi respuesta.

 
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