Tesoro cultural
Durante el siglo XX, sus cajas de seguridad guardaron tesoros incalculables en dinero, alhajas, lingotes y monedas de oro, piedras preciosas y demás manifestaciones de valor tangible del que es capaz de acumular el ser humano
Durante el siglo XX, sus cajas de seguridad guardaron tesoros incalculables en dinero, alhajas, lingotes y monedas de oro, piedras preciosas y demás manifestaciones de valor tangible del que es capaz de acumular el ser humano.
El Edificio de las Cariátides, en Madrid, inaugurado en 1918, fue sede de sucesivos bancos hasta que en 2006 desembarcó allí el Instituto Cervantes que, entre muchas otras funciones, distingue con el premio que lleva su nombre, el más importante de la lengua castellana, a escritores hispanoamericanos.
La entidad tuvo hace ya casi veinte años una originalísima idea: usar la bóveda acorazada ubicada en su subsuelo, donde antes se resguardaban millonarios valores monetarios en las antiguas cajas de seguridad de los clientes, para atesorar ahora los legados que van dejando allí no solo escritores de singular valía sino colosales artistas plásticos y de la escena, músicos, científicos y hasta agentes literarios. Funcionan como cápsulas del tiempo a ser reabiertas en las fechas que ellos determinen.
Hoy, en la embajada de España en Buenos Aires se ofrecerá un adelanto de los materiales de las enormes María Elena Walsh y Sara Facio que muy pronto formarán parte de ese acervo.