Yuraszeck, Montes y Giorgianna Cúneo aterrizan la mayor crisis del vino en 20 años
Accionistas de las viñas Undurraga, Montes y Casas del Bosque coinciden en que la industria atraviesa una situación delicada y creen que se reducirá el número de competidores. "Se viene produciendo un ajuste importante, un 22% menos de plantaciones. Y es probable que todavía la cantidad de hectáreas continúe bajando", apunta Alfonso Undurraga, presidente de Vinos de Chile y director de viña Koyle. Jessica Marticorena
Un complejo presente vive la industria chilena del vino. Los datos son reveladores y hablan por sí solos.
La cosecha 2025 alcanzó los 838 millones de litros producidos, marcando una caída de 10% respecto de 2024 y anotando el nivel más bajo desde 2007.
A su vez, el actual consumo per cápita de vino varía entre los 11 y los 13 litros, a gran distancia de los 60 litros per cápita que se consumían en los años 70, y lejos también de los 25 litros por persona de la década de los 80. "En los años 90 nos fuimos a los 11 litros, y estamos pegados ahí, hemos subido muy poco. Deberíamos estar en el rango de los 20 litros per cápita, similar al consumo de Australia, Nueva Zelandia y Sudáfrica", apunta Alfonso Undurraga, presidente de Vinos de Chile y director de viña Koyle, propiedad de su familia.
Suma y sigue. En 2024, la superficie total nacional plantada para producción de vino totalizó casi 117 mil hectáreas, la más baja desde 2010. Y no detiene su descenso, pues en la industria se cree que este año rondará las 110 mil hectáreas, aunque otros actores calculan que estaremos más cerca de las 100 mil hectáreas. "El peak fueron casi 142 mil hectáreas, en 2015, y desde ahí se viene produciendo un ajuste importante, un 22% menos de plantaciones. Y es probable que todavía la cantidad de hectáreas continúe bajando", apunta Undurraga.
Y por si fuera poco, acumulado entre enero y julio, el último registro del gremio, las exportaciones chilenas de vino embotellado cayeron -1,2% en valor y bajaron -1,3% en precio promedio la caja, respecto de igual período de 2024, y se mantuvieron en el volumen exportado. Chile vende al exterior entre el 70% y 75% de lo que produce y es el cuarto exportador del mundo, detrás de Francia, Italia y España.
Los empresarios admiten que se trata del momento más complejo en al menos dos décadas. "Llevo un poco más de 22 años en la industria y podría decir que sí es lo más complejo que me ha tocado ver. No quiero ser negativa, porque siempre en estos ciclos hay que buscar oportunidades", reconoce Giorgianna Cúneo, directora ejecutiva de Viña Casas del Bosque, propiedad de la familia Cúneo, parte del grupo controlador de Falabella.
Comparte ese diagnóstico el empresario José Yuraszeck, socio de Viña Undurraga. "Sin duda, la industria del vino está pasando por una situación delicada. Llevo poco más de 20 años en la industria y efectivamente es el momento más complejo en los últimos 20 años".
La mirada de Aurelio Montes, fundador de Viña Montes, no es distinta. "Estamos atravesando un momento difícil, la industria está muy afectada por una crisis a nivel mundial, que se genera especialmente entre el 2010 y 2012, cuando se produce un quiebre importante".
Otro empresario y presidente de una viña describe que "estamos en presencia de un ajuste grande, porque es mundial, no solo local. Y no se va a solucionar en el corto plazo, hay que tener paciencia y buscar la eficiencia, porque la industria chilena se aplanó en torno al actual volumen de exportaciones, no crece". Y anticipa que este ajuste producirá, "muy probablemente, una menor oferta, porque algunos productores optarán por cultivos que son más rentables y también es esperable una concentración de actores, vendrán fusiones, compras, el mercado se va a achicar".
Coinciden en el gremio. "El año 92 éramos 15 exportadores, el año pasado fueron más de 300, lógicamente se va a producir un ajuste y el mercado se va a achicar", asevera Undurraga.
Cúneo añade que "la industria ha crecido de manera poco sostenible. Recuerdo que Pablo Morandé decía: 'Nos estamos sobredimensionando, no habrá gente para tantas hectáreas'. Y yo pensaba que era pesimista. Pero se está produciendo un ajuste global en hectáreas, en la mayor parte de los países productores, un reordenamiento, una transformación; hubo una reducción de 7 millones de hectáreas y la baja ha sido consecutiva en los últimos cinco años".
Caída del consumo mundial y desplome de China en 40%
El bajón que vive la industria responde a varios factores. Uno de ellos, el cambio de hábitos de consumo. Según la Organización Internacional del Vino (OIV), el consumo global ha caído 3% desde 2023.
"Hay una caída sostenida en el consumo de vino mundial, que se arrastra desde hace varios años. Hoy, en Estados Unidos el consumo de vino cumplió 52 meses seguidos a la baja", expone Yuraszeck.
Cúneo complementa: "El mundo está tomando menos vino, la desaceleración del consumo venía dando indicios hace 10 años, pero se ha profundizado pospandemia y se ha agudizado aún más en mercados relevantes como China, con caídas en volumen por sobre 40%".
Montes agrega que "la población joven está tomando menos, vienen con una tendencia mucho más pronunciada de vivir sano", mientras a juicio de Undurraga "es probable que el consumo de vino se esté retrasando en las generaciones".
Otro factor clave que está incidiendo en el rumbo del negocio, apunta Cúneo, es el aumento en los costos operacionales que enfrenta la industria, "las tarifas arancelarias y la entrada en vigencia de los aranceles de Estados Unidos, donde aún no vemos el real impacto que va a generar, pero donde tenemos oportunidades frente a países fuertes con aumentos mayores".
En opinión de Yuraszeck, también influye "la importante alza de costos laborales, más allá de las ganancias en productividad, que han sido muy perjudiciales en una industria intensiva en mano de obra, como es la industria del vino", sumado a los costos regulatorios, "y que no han sido posible traspasar a precio, dado que enfrentamos un escenario mundial recesivo. Lo anterior, exacerbado por el hecho de que siempre nos hemos posicionado como industria en el segmento "BBB: Bueno, Bonito y Barato".
Esa combinación, expone el empresario, "ha hecho que los márgenes de la viñas se erosionen y las ventas se hayan estancado". Enfatiza que la realidad es preocupante, "dado que no se ven cambios relevantes en estas tendencias en el futuro cercano".
Y advierte que "muchas viñas están perdiendo plata y son pocas las que se mantienen en números azules. Hasta hace unos años, cuando el volumen y el crecimiento eran más auspiciosos, si bien muchas viñas 'perdían plata', lo que se perdía en general era la depreciación, pero el flujo de caja aún era azul, o sea básicamente, la inversión no se recuperaba, pero no había que 'poner plata'. Hoy, la situación es más compleja, y el flujo es negativo para un número significativo de viñas".
Reforzar promoción, apuntar a precio y achicar industria
Innovar en nuevos productos, vinos saborizados y de bajo grado alcohólico, es uno de los caminos que en el sector privado mencionan debería seguir la industria local para hacer frente al complejo momento.
Para Montes, el camino es "vender poco, pero más caro. Hay que apuntar a calidad por sobre el volumen, para mantener el prestigio y jugar en las grandes ligas".
Yuraszeck menciona que la reducción de costos y automatización de procesos es un desafío. Y plantea otra tarea. "El gran desafío pendiente que tenemos como industria es la consolidación. Tenemos demasiados participantes y esto, más temprano que tarde, se tiene que ordenar y racionalizar, para poder competir de mejor forma en los mercados de exportación, y realmente ser una industria rentable desde el punto de vista de uso de los recursos invertidos. Pienso que aquellas viñas que produzcan menos de 300.000 a 400.000 cajas y las vendan al precio promedio del vino chileno, que es US$ 28 la caja, no podrán subsistir sin inyección permanente de capital, y son muchas".
Cúneo apunta a reforzar el posicionamiento de la Imagen País, "con foco en vinos sobre US$ 40-US$ 50. Lo gremial es muy importante, pero hacerlo con pocos recursos es todo un desafío. Chile cuenta con un presupuesto muy acotado y nos enfrentamos a una competencia que tiene el apoyo de sus países con inversiones tremendas, como por ejemplo Nueva Zelandia".
Comparte Yuraszeck, quien subraya que "las autoridades en el pasado ayudaron mucho con la apertura de mercados y tratados de libre comercio, eso que le dio un impulso a la industria chilena, y al vino en particular. Nos situó en una posición ventajosa frente a nuestra competencia mundial". Sin embargo, en los últimos años, los incrementos de costos laborales, más allá de las ganancias en productividad, han sido muy perjudiciales en una industria intensiva en mano de obra como es la industria del vino".
También menciona como relevante "lograr aumentar el share en mercados en que Chile está bien posicionado, como Brasil" y recalca que es "fundamental volver a crecer en Estados Unidos, que es el país de mayor consumo y ahí hay una oportunidad, pero requiere mucho trabajo e inversión".
Diversificar, reconvertir y contener costos
Pese a la dificultad, en Viña Montes son optimistas, pues "esperábamos un año muy malo, y no ha sido tan malo. Chile sigue siendo un paraíso para cultivar las uvas. Tenemos vinos de calidad y muchas viñas juegan en las grandes ligas. Y soy un convencido de que no hay crisis que dure 100 años, todas las crisis pasan, no son eternas", subraya Montes.
Explica que Viña Montes produce seis millones de cajas al año y exporta a 110 mercados, donde por segundo año consecutivo fueron escogidos como la más popular de Corea del Sur, que es el tercer mercado, tras China y Japón. "Chile vende a un promedio de US$ 28 la caja de 12 botellas, Montes comercializa a US$ 80 la caja, y seguiremos en esa senda".
En Casas del Bosque están en una "estrategia de reconversión y transformación del viñedo en Casablanca, pasando de 250 hectáreas a 130 hectáreas, todo orientado a uva de calidad y a vinos sobre los US$ 50 FOB, y una transición a lo orgánico, porque vemos que es el futuro y eso va a sumar valor", detalla Cúneo.
Y añade que "la rentabilidad hoy pasó a ser parte de nuestro foco" y con énfasis, además de Chile, "en Brasil, Estados Unidos y Canadá, y trabajando de una nueva forma el mercado europeo, donde hicimos un cambio de estrategia comercial".
A su turno, Yuraszeck destaca que "Viña Undurraga también se ha visto afectada de alguna forma. Por supuesto que el volumen que producimos y exportamos, 2,4 millones de cajas por año, el estricto control de gastos y costos, la diversificación de mercados y productos, las innovaciones constantes y la reconocida calidad de nuestros vinos nos han ayudado a 'capear' de mejor forma esta etapa difícil".
"La desaceleración del consumo se ha profundizado pospandemia y se ha agudizado en mercados como China, con caídas en volumen por sobre 40 %".