Once eliminado: ¿triunfalismo?
redacción deportes ELTIEMPO
Once Caldas pasó de ser esperanza y orgullo nacional a burla internacional tras su sonora eliminación de la Copa Sudamericana en Manizales: había ganado 0-2 en la ida en Ecuador al Independiente del Valle (IDV) que, en la vuelta de los cuartos de final, con seriedad y juego le ganó 0-2 y luego lo liquidó en penaltis de desempate 4-5
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Once Caldas pasó de ser esperanza y orgullo nacional a burla internacional tras su sonora eliminación de la Copa Sudamericana en Manizales: había ganado 0-2 en la ida en Ecuador al Independiente del Valle (IDV) que, en la vuelta de los cuartos de final, con seriedad y juego le ganó 0-2 y luego lo liquidó en penaltis de desempate 4-5. La eliminación del miércoles se hizo memes en las redes sociales y en ‘dicho universal’ por la llegada del Once al estadio en un carnaval de cantos y brincos de los hinchas con los jugadores liderados por Dayro Moreno, su longevo ídolo goleador, bailando y brincando en el techo del bus de camino al estadio Palogrande. "Me contaron cómo vivieron (al estadio) los jugadores colombianos en el bus. A mí personalmente no me gusta celebrar antes de que las cosas se consigan. Sé que ellos venían celebrando, y al final nosotros hemos estado más serios y nos lo hemos llevado", dijo Javier Rabanal, el técnico del IDV, cobrando su triunfo. En verdad, esa caravana previa de fiesta de jugadores y fanáticos ya es habitual en Manizales y no ocurrió por ese juego particular. Triunfalismo y gestión La eliminación del Once Caldas revivió el fantasma del exceso del folclorismo en el fútbol colombiano, y revivió fracasos y derrotas como la de la Selección Colombia en la Copa del Mundo de 1994, en Estados Unidos, a la que llegó como candidata al título mundial y resultó eliminada en primera ronda. Otro de tantos casos:la Selección femenina perdió el título de la Copa América 2025 contra Brasil: cuando ya estaba preparándose para celebrar, encajó el gol definitivo en el último minuto. Gustavo Rodríguez, psicólogo del Cetro de Ciencias del Deporte del Ministerio de Deportes, dijo que la clave está en la gestión emocional. "La gestión emocional no solo es en el momento del partido. Estamos ante un escenario en el que el momento previo es mucho más importante. Estoy casi seguro de que Hernán Darío (Herrera, DT del Once Caldas) no mandó a los jugadores a subirse al bus a celebrar con los hinchas antes del juego. El mensaje, muy seguramente, fue el que dijo desde que acabó el primer partido allá, en Ecuador: la serie no está definida… Y ahí es cuando entra el componente individual del futbolista colombiano que muchas veces es muy folclórico en esos escenarios", señaló. Y agregó: "Siento que en este caso el tema no pasa por lo colectivo porque el mensaje siempre es claro en lo técnico y lo táctico en un equipo. El tema pasa por el componente individual: como los deportistas gestionan toda su parte emotiva". Actitud y confianza Luis Carlos Jacobsen, que se presenta como entrenador de equipos en mentalidad y actitud, dijo: "Mi análisis va por el lado de la actitud de jugar a no perder versus haber jugado para ganar. Por mi parte, si me hablan de exceso de confianza.. . ¡La confianza plena, y hasta más, es buenísima! Lo malo es acompañarla de una actitud de ‘ya estamos en siguiente fase y solo necesitamos no perder hoy’ ". Y agregó: "Todo es actitud, una actitud volcada al ‘ya lo hicimos’, pues queda no perder sin rematar la serie, y no se habla de ganar la serie. Tiene que ver con actitud personal, individual, de todos en el equipo", dijo Jacobsen, quien ha trabajando con la Selección Colombia y Millonarios. "No tiene ningún sentido celebrar en este momento. Ponerles los pies en la tierra para saber dónde estamos y qué hace falta. Mantendría la concentración del equipo con charlas muy dirigidas a lo que nos falta todavía, a alcanzar el sueño que se tenía", precisó. Jacobsen no considera que el folclorismo sea la causa principal de los grandes fracasos del fútbol colombiano y se enfocó en el derrotismo con el que se asume una caída. "Yo me niego a pensar que sea parte de nuestra cultura como colombianos eso de creer que se consiguió el objetivo sin haberlo logrado. Se repite siempre que nos faltan los cinco centavos para el peso, pero eso se refuta con la cantidad de veces que eso no ha pasado. A veces se es muy derrotista y se cree que es una actitud generalizada. Yo pienso que lo que falta es una postura mental para casos puntuales, esa actitud en esos momentos".