El duro camino a la gloria de Stephanie Vaquer
Tras la vida de la campeona mundial femenina de lucha libre de la WWE hay una historia llena de dificultades y mucha resiliencia, que incluye unos comienzos precarios en el deporte, golpes dentro y fuera del cuadrilátero, la denuncia en contra de una expareja por maltrato, dormir en la cocina de un restaurante y ser deportada. "Decir no me la pude nunca fue una opción".
!Uno¡ !dos¡ !tres¡ Y...
El árbitro contó, y declaró una vencedora.
Ese 20 de septiembre, en el Wrestlepalooza realizado en el Gainbridge Fieldhouse de Indianápolis, la japonesa Iyo Sky aún figuraba tirada en la lona cuando el arbitro levantó los brazos de la chilena, coronándola campeona mundial femenina de la WWE en Estados Unidos. Pero hacía rato que el duelo estaba casi decidido. En los últimos minutos Vaquer le había aplicado dos movimientos especiales: el Devil's Kiss, que se hizo conocido gracias a ella, en el que atrapa la cabeza del oponente con unas tijeras y luego la golpea contra la lona, y el SVB, donde levanta a la contrincante, la deja caer sobre la rodilla con fuerza y luego la tira al piso. Finalmente, se había subido a la esquina del cuadrilátero y ejecutó el Corkscrew, un movimiento aéreo que combina una voltereta y ataque, cayendo sobre su oponente que está en el suelo.
De ahí la locura, los brazos alzados, el cinturón en sus manos, el encuentro con su padre, él con el cinturón en la mano.
Siete días después, sentada al otro lado del computador, perfectamente maquillada en modo personaje, con su pelo negro y sonrisa fácil, Stephanie Vaquer recuerda su carrera y dice:
-Este es mi sueño y lo que ahora quiero realmente es disfrutar. Y eso cuesta. Muchas veces yo decía "voy mal, voy mal" y me sobreexigía. Y ahora me pasa un poco lo mismo: pienso en qué viene, en qué puedo hacer mejor. Pero los que están conmigo, mis cercanos, ya me han dicho "para, disfruta". Y eso estoy tratando.
Se detiene, toma aire, y luego sigue:
-No es fácil. Nunca en mi carrera me había detenido a disfrutar. O sea, era un rato, pero al segundo ya estaba batallando por otra cosa, pero nunca paré de entrenar, nunca paré de hacer. Y es algo que se aprende, es un camino. Ahora, en estas semanas en que he descansado, he disfrutado, pero me he sentido culpable también. Es una locura -dice y se ríe.
Stephanie Vaquer (32) nació en San Fernando y después de pasar por varias ciudades, a los 11 años llegó a vivir al puerto de San Antonio junto a sus tres hermanos, su papá y su mamá. Ella es la menor.
Dice que era una niña "bien normal", y que le iba bien en el colegio. Eligió comercio exterior en el técnico donde estudiaba y luego entró a comercio internacional en el Instituto La Araucana.
-Estudié eso porque mi papá me decía que era bueno para poder trabajar en el puerto, pero yo ya había decidido dedicarme a la lucha libre.
A los 15 años vio por primera una pelea de la WWE, un programa de lucha libre que daban en televisión abierta, en la casa de su abuela y se maravilló. Comenzó a seguirlas, hasta que un día un profesor de su colegio fanático de la WWE le contó que en San Antonio había un grupo de luchadores amateur que hacían funciones.
-Fui a una de las funciones y me quedé impresionada. Obviamente era un nivel súper bajo y sin producción, pero era un montón de gente que pensaba igual que yo.
-¿Y con qué se encontró?
-Con un mundo de puros hombres. Había una sola mujer y era la fotógrafa. Solo los hombres entrenaban.
Cuenta que le gustó tanto que al terminar el espectáculo bajó y se presentó con uno de los que participaban.
-Ahí les dije: "Yo quiero entrenar lucha, quiero aprender esto". Tenía 15 años, me dijeron que no porque ahí no entrenaban mujeres.
Era 2008 y en Chile la lucha libre estaba en pañales. Finalmente los convenció. Eran dos mujeres las que entrenaban: ella y Kari (Benita Elgueta Saldía), quien hoy está en Japón. Al poco tiempo ambas debutaron en el ring, pero acompañando a los luchadores.
Su familia, aunque no se opuso, sí le decía que era un deporte para hombres, no para mujeres.
-Pero mi papá no. Él siempre me apoyó, aunque nunca pensó que me enamoraría de la lucha. No alcanzó a dimensionar eso. Solo se dio cuenta cuando salí del colegio y le dije que sí, que iba a estudiar, pero que iba a trabajar para juntar plata y entrenar. Que eso era lo que quería hacer.
A los 17 años comenzó a trabajar y a juntar plata para viajar a México. Le habían dicho que ahí era la cuna de la lucha libre y donde estaban los mejores.
-Yo trabajaba en las recargas de celulares en la calle, en los veranos en Cartagena y era horrible. Estaba todo el día al sol, y te pagaban un bono de 4 mil pesos.
En esa época sus papás ya se habían separado, dice. Ella se quedó viviendo con su papá, solo los dos.
-Eso fue algo muy bueno porque con mi papá sembramos una muy buena relación.
El día de la final de la WWE, de hecho, se vio a su padre acompañándola y levantando el cinturón de campeona de su hija.
A los 19 años ya había juntado el dinero suficiente para viajar.
-En esa época yo ya había empezado a ir a Santiago, donde había otro grupo de luchadores que estaban entrenando y que eran mejores. Yo quería ir a Japón, mi sueño era luchar allá. Pero ahí conocí a dos personas que habían viajado a México y que me dijeron "en México está la cuna para aprender, la escuela". Me dieron contactos y llamé, pero para ser sincera, me dieron desconfianza por el tipo de preguntas que me hacían.
-¿Qué le decían?
-Me preguntaban mucho si iba a ir sola, si tenía plata, cosas que me hicieron sentir un poquito incómoda, pero al mismo tiempo no quería soltar ese sueño de irme a aprender allá primero antes de ir a Japón.
Cuenta que tras decidir no irse con ese primer contacto, conoció a un grupo de mexicanos y se hizo amiga de uno, que vivía en Veracruz y le prometió darle todos los contactos. Se fue en 2018.
-Él me dio confianza y siempre le voy a estar agradecida porque tuve un lugar donde llegar.
-¿Nunca sintió temor?
-Lamentablemente, la realidad es que el solo hecho de ser mujer ya es peligroso. Me fui a México con 19 años. Había que tener cuidado. Sobre todo las mujeres, que allá desaparecen diariamente como si nada y simplemente no se sabe de ellas. En ese momento yo era chica y no le tomé el peso. Yo, bien valiente, queriendo comerme al mundo, llegué y tomé la decisión. Ahora entiendo por qué mis papás estaban tan preocupados.
Cuenta que allá le pasaron varias cosas.
-Gente que se me acercaba y me decía, "oye, yo te puedo ayudar, pero mira, vámonos para allá". Una vez me dijeron que tenía una lucha en el sur de México, viajé y ya estando ahí, después de luchar, me dijeron, "no tenemos hotel, no tenemos plata, no tenemos nada para pagarte, nada". Y yo no tenía pasajes de vuelta y me quedé botada en esa ciudad sin tener para comer.
-¿Y qué hizo?
-Entre mis compañeros me prestaron plata.
Pero lo más duro, dice, fue cuando le fracturaron la nariz.
-Fue terrible porque estaba luchando con una mexicana. Era mi segunda o tercera pelea, me pegó súper fuerte y me dijo: "Eso es para que no estés quitando el trabajo aquí". Fue a propósito.
En ese tiempo, relata, no tenía papeles en México, era una inmigrante irregular.
-Primero tuve que rogar para que me llevaran al hospital, porque sentía que me desmayaba, logré que dos personas en el vestidor lo hicieran. En ese momento ni el promotor, ni niguno de los que estaban ahí me ayudaron.
No se acordaba de ningún número de teléfono para llamar a algún conocido, no se acordaba de la dirección de dónde vivía, dice que le preguntaban eso en el hospital y ella no podía responder porque no solo había tenido una fractura en la nariz, también tenía una contusión en la cabeza. Le sacaron radiografías y le dijeron que necesitaba operarse, pero no tenía seguro médico.
-Después de acomodarme el hueso, que era lo único que me podían hacer, me dijo: "Estás lista, pero no te puedes ir porque tienes que pagar". En paralelo a eso, alguien se había llevado mi maleta y abierto con todas mis cosas revueltas
-¿Y qué hizo?
-Le pregunté cuánto era, me dijo 8.500, o algo así, de pesos mexicanos. Yo en el bolsillo tenía 200 pesos. El doctor me decía, "no sé, contacta a alguien". Yo tenía pololo, pero sabía que no tenía la plata para pagar algo así. Y en ese momento, te repito, no estaba pensando bien. Tenía una contusión y estaba en pánico porque no sabía cómo iba a quedar mi cara.
Al final llamó al promotor, y él le dijo que la iban a ir a buscar, pero que tenía que tomar inmediatamente el avión de vuelta.
-Me dijo "si pierdes el vuelo, no sé cómo te vas a ir". Eran las seis de la tarde y el avión salía a las nueve y yo no sabía ni cómo ir al aeropuerto. Tomé el vuelo y me sentí súper mal. Después supe no que podía volar porque tenía una contusión gigante.
En esa época, cuenta, no tenía departamento, pero, como trabajaba de mesera, la dejaban dormir en la cocina. Ahí llegó.
Estuvo un año en recuperación y volvió a entrenar, pero le daba pánico que le volviera a pasar algo así.
-Me costó volver porque lloraba y decía "y si me vuelven a pegar". Pensaba que solo estaba mal emocionalmente, pero hoy entiendo que lo que tenía era un trauma y no solo por el golpe, sino que por la forma en que me trató el promotor, la forma de vida que tuve después de eso. Cuando volví dudé mucho si seguir o no. Pero después de un tiempo dije :"Esto es lo que me gusta".
-¿Por qué no regresó a Chile?
-Por dos cosas: no tenía plata y tenía que llamar a mi papá y sé que él, quizás, no tenía todos los recursos para decirme "devuélvete". Y porque si volvía y me apapachaban no iba a querer volver. Aparte de eso, también estaba lo del orgullo, porque la gente siempre me dijo que lo intentara, pero yo decía "no lo voy a intentar, lo voy a hacer". Entonces, volver fracturada y decir: "No me la pude...". Fue una batalla conmigo misma.
Ese 2018, dice, fue horrible.
Ese año también la deportaron de México. Ella estaba sin papeles y fue a Guatemala y a la vuelta no la dejaron entrar. Y la devolvieron a ese país.
-Yo estaba tramitando mis papeles y les dije, pero no les importó. Llevaba tres o cuatro años entrando y saliendo como si nada, cosa que no se debía, pero mis papeles estaban en trámite, hasta que me deportaron. Me trataron súper mal, como una delincuente. Me encerraron dos días, y deportaron de vuelta a Guatemala. La policía me robó la plata que tenía en la billetera, se me perdieron cosas del bolso, me quitaron mi pasaporte.
Tenía amigos que la ayudaron a volver a Chile, acá arregló sus papeles y volvió a México.
Al tiempo comenzó a luchar en la CMLL (Consejo Mundial de Lucha Libre), la empresa de lucha libre profesional más antigua y principal de México, que tiene una escuela para entrenar nuevos talentos. Es reconocida como la mejor lucha libre del mundo.
-Le pasaron muchas cosas en México, pero, al parecer, las ganas de ser una luchadora profesional eran más.
-Es que yo no tenía otro plan. Y yo soy porfiada. Sé que no es una virtud, pero ser porfiada es lo que más me ha hecho ser disciplinada y constante y aferrada a mi sueño. Y también soy un poquito orgullosa, por lo que decir no me la pude, nunca fue una opción".
En esa época también tuvo una vivencia dramática con su pololo, un luchador llamado Cuatrero y a quien terminó denunciándolo por agresión. Según su denuncia, él la habría estrangulado y golpeado durante una fuerte discusión doméstica. Estas acusaciones desembocaron en su detención en Ciudad de México y la paralización de su carrera. Según informaciones de prensa, salió libre. El caso aún está siendo investigado.
-Creo que todavía no es el tiempo de decir nada de eso -comenta Stephanie Vaquer respecto del tema.
En México se coronó como campeona mundial femenil del CMLL, campeona mundial de parejas femeniles del CMLL, con Zeuxis, campeona Arena Azteca Budokan, entre varios otros.
En 2024 recibió la invitación para ser parte de la WWE, la empresa de lucha libre más importante de Estados Unidos. Y hace dos semanas se coronó campeona
-En términos históricos, Stephanie es la primera sudamericana en ser campeona mundial de WWE. Desde que llegó a WWE ha cosechado hitos, siendo literalmente la primera en muchos aspectos, como doble campeona en NXT y defender los dos títulos en un mismo show , por lo que este campeonato mundial no solo es un sueño hecho realidad, también es la materialización de más de 10 años de trabajo, de sacrificios y de humildad. Sin exagerar, diría que hoy Stephanie Vaquer es la mejor luchadora del mundo -dice Juan Edgar, conductor de Nerds in a Cell, programa especializado en lucha libre que lleva seis años al aire y que se transmite los jueves por el canal de Youtube de Rasslin.cl.
Stephanie Vaquer tiene que cortar. Eso dice el representante de la WWE que la acompaña durante toda la entrevista.
-Para terminar, una pregunta de una neófita en este deporte, ¿te duele cuando te pegan?
-Sí, muchísimo. De hecho, es difícil para nosotros poder convivir con eso porque son muchos golpes, muchas lesiones. Este es un deporte incomprendido, en donde la gente se hace ese tipo de preguntas. Ahora, lo entiendo, porque aquí hay una combinación de deporte y espectáculo, a veces cuesta saber cuál es el límite entre golpes y lo que es espectáculo.
Stephanie Vaquer dice que gente que no sabe de lucha, influencers , especialmente, que van a hacer notas con ella, "creen que esto no es real, creen que no duele".
-Ahí les digo: "Simplemente entra al ring y corre a las cuerdas" y lo hacen y se apoyan y les duele, porque son de acero forradas en manguera. Hay que tener la técnica adecuada para no lastimarte. Yo tengo muchos moretones y cicatrices por todos lados, tengo costras en el codo, la rodilla, en el pecho.
-¿Y cómo convive con el dolor?
-Yo llevo once años de carrera, entonces las lesiones se van acumulando. Aquí en la WWE me cuidan muchísimo y voy a terapia todas las semanas, los golpes son golpes. Hace cinco años fui a Japón, donde el estilo es mucho más fuerte y tuve una compresión de cervicales y desde ese día nunca en mi vida he estado un día sin dolor de cuello. Hay veces que está mejor y que me permite mover los hombros. Pero al igual que atletas de alto rendimiento como los gimnastas, no hay un día sin algún dolor".
El 11 de octubre tendrá una lucha con Tiffany Stratton, la otra campeona femenina de la WWE, en el evento Crown Jewel, en Australia. Tras eso volverá a su casa en Orlando, Florida, a manejar su Mustang. Solo tiene un auto, dice, a pesar de que en internet hay decenas de artículos que aseguran que tiene más.
-Son tantas las cosas que dicen de mí que me da risa. No podría desmentirlas todas. Lo único que sí te puedo decir es que hoy soy muy, pero muy feliz.