Lunes, 06 de Octubre de 2025

Recuperar y preservar la paz social

ChileEl Mercurio, Chile 5 de octubre de 2025

No depende solo de un gobierno, sino también de la lealtad democrática de sus opositores.

El que un par de manifestantes hayan querido interrumpir esta semana el lanzamiento del libro de Sergio Micco, exdirector del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), con gritos y consignas contrarias al autor, indica que aún hay quienes pretenden cancelar e impedir la expresión de los que sostienen posturas distintas a las suyas. Pero también, el que fueran rápidamente acallados por los asistentes, retrucándoles con un "no más funas", y que los hicieran retirarse para permitir la continuación del acto, habla del hastío que una parte importante de la ciudadanía siente respecto de esas conductas.
La cancelación y las funas, que pretenden impedir la libre expresión por medio de la coacción, representan formas inaceptables en una convivencia democrática y contravienen la paz social. El libro de Micco tiene que ver en parte con eso. Como director del INDH durante la revuelta de octubre de 2019, insistió en su convicción de que las violaciones a los derechos humanos detectadas durante la represión a los manifestantes que incendiaban iglesias, rompían vitrinas, asaltaban supermercados y atacaban a la policía con objetos contundentes no eran "sistemáticas". Eso le valió el rechazo frontal de los grupos que han intentado capturar la institución, quienes protestaron tomándose su sede e impidiendo su funcionamiento. Tal actitud no fue distinta de la que a nivel nacional tuvieron los sectores partidarios de la revuelta que, como acusa Micco, "intentaron destituir a un Presidente de la República por las malas", introduciendo prácticas basadas en la amenaza y la violencia, polarizando al país e impidiendo la sana convivencia.
Precisamente de ahí emerge la certera conclusión del exdirector del INDH, en cuanto a que "la paz social depende del Gobierno y de la oposición". Y es que es responsabilidad tanto de los partidarios de un gobierno y del gobierno mismo, que por mandato constitucional debe defender la institucionalidad, como de la oposición, canalizar sus diferencias en el marco de la deliberación democrática, renunciando a los actos violentos, las cancelaciones y todo aquello que pretenda reprimir la expresión pacífica del oponente político o imponer por la vía de los hechos una determinada posición. La frase viene a ser además la contracara del discurso que intenta instalar La Moneda cuando el Presidente y sus ministros celebran como un logro propio el que durante este período haya habido una menor conflictividad social. Olvidan que, si ello ha sido así, es en medida significativa porque no han debido enfrentar una oposición ferozmente desleal con la institucionalidad democrática como la que buena parte del actual oficialismo hizo contra el gobierno de Sebastián Piñera.
Es esta una lección que el país debe aprender. Seguir la senda democrática para zanjar diferencias, buscando el compromiso que conduce a los acuerdos, es el camino a tomar. Uno que conduce a la paz social y que permite la creación y acumulación de valor, así como el progreso de la sociedad en su conjunto.
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