La empresa soy yo
Carlos Téllez
En el mundo contemporáneo del trabajo se ha consolidado una tendencia que cada vez gana más espacio: la de los profesionales independientes
Carlos Téllez
En el mundo contemporáneo del trabajo se ha consolidado una tendencia que cada vez gana más espacio: la de los profesionales independientes. Se trata de personas que ejercen su oficio sin pertenecer a una organización y sin crear una empresa. No trabajan necesariamente solos y contratan colaboración puntual de otras personas, sin que sean sus empleados. La participación de estos profesionales en la fuerza laboral global es amplia, y diversos estudios estiman que supera el 40%. Quienes estudian esta tendencia han encontrado que las motivaciones de estas personas son variadas. Para algunas, la independencia les brinda sensación de autonomía y libertad. Para otras, ha sido una respuesta a la imposibilidad de conectarse o mantenerse en el mundo corporativo. También son independientes personas que se pensionan, y deciden continuar activas prestando diversos servicios. En el horizonte inmediato, con la aceleración de la inteligencia artificial y los agentes, es previsible que algunos profesionales desplazados transiten hacia este modelo. Más allá de las circunstancias y motivaciones, estas personas comparten algo en común: su empresa son ellas mismas. Y, como cualquier empresa, necesitan estrategia. La estrategia no es un lujo reservado a las grandes corporaciones: es la disciplina de hacer escogencias, definir qué hacer y qué no, a quién servir, qué propuesta de valor ofrecer, y cuáles capacidades fortalecer para diferenciarse y crecer. Expertos en la independencia como camino profesional coinciden en retos que suelen impedirles definir una estrategia. Algunos profesionales independientes, por convicción o necesidad, se enfocan más en hacer camino al andar que en diseñar un camino intencional. Su riesgo es caer en la inercia de trabajar mucho sin dirección clara. La dispersión es otro reto. Trabajar en muchas cosas a la vez, experimentando posibilidades con superficialidad y sin priorización, deriva en la dificultad para validar un modelo y escalarlo, apalancado en una propuesta de valor sólida. La falta de tiempo es una restricción común en estos tiempos. Para los profesionales independientes ella implica también desafíos para desarrollar relaciones y dinamizar su visibilidad, hacer gestión comercial, construir una marca personal potente, o hacer inversiones para fortalecer capacidades profesionales indispensables. En síntesis, ser profesional independiente exige orden y foco para no diluir esfuerzos ni desperdiciar tiempo y dinero. He tomado de mi propia medicina, como consultor en estrategia, haciendo pausas periódicas para mantener actualizado mi direccionamiento como profesional independiente. Por eso las recomiendo, guiadas por conceptos e ideas utilizadas comúnmente para hacer estrategia en las empresas. Ser independiente es posible y gratificante, pero requiere estrategia. Cuando a mis mentores en este modelo les preguntan para cuál empresa trabajan siempre responden con satisfacción y confianza: la empresa soy yo.
carlos@carlostellez.co