No rifar el mayor capital
Si se hace Casupá habrá una ruptura de un compromiso internacional.
Uno de los capitales más grande y más importante que ha podido adquirir el Uruguay es su fama de país serio, cumplidor de sus acuerdos, donde no sucede como en otros países del continente que el gobierno que entra desconoce lo que hizo o comprometió el gobierno anterior. Es debido a ese comportamiento que nuestro país cuenta con un grado inversor (investment grade) que no tienen nuestros vecinos. Gracias a esta condición adquirida se producen efectos positivos importantes para la economía del país: atrae inversión extranjera, por un lado y, por el otro, hace más barato nuestro endeudamiento o financiación externa.
Lo antedicho es de Perogrullo: todo el mundo lo sabe y nadie lo discute; ¿a qué viene, entonces, todo el exordio? A lo que sigue. El gobierno actual ha desestimado el proyecto Arazatí para asegurar agua potable a Montevideo y se ha jugado al proyecto Casupá. La discusión sobre cuál de los proyectos es mejor tuvo momentos álgidos. Aparentemente fue una discusión técnica o técnica-económica. Pero hay un aspecto del asunto que se ha pasado por alto en ese entrecruce de opiniones que terminó con el descarte del proyecto Arazatí y la opción por Casupá. Se ha pasado por alto que el proyecto Casupá desconoce y contradice compromisos internacionales del Uruguay.
En octubre del año 2022 nuestro país colocó en el mercado internacional un llamado Bono Verde por 1.500 millones de dólares. ¿Qué quiere decir bono verde? Fue una originalidad del gobierno anterior, que el mercado compró, y que consiste en atar un interés bajo a este bono sujeto y condicionado a un compromiso ambiental que asume Uruguay explicitado en dos indicadores, a saber: la reducción de gases de efecto invernadero y la conservación del monte nativo. El proyecto Casupá implica la tala de entre trescientas y cuatrocientas hectáreas de monte nativo.
Dejando de lado la desconcertante curiosidad de que el más fervoroso hincha del proyecto que implica arrasar el monte nativo sea nada menos que el Ministro de Medio Ambiente, el proyecto Casupá ignora, y en su ignorancia contradice, un compromiso internacional que a sumió el país y, por tanto, afecta la imagen de país serio y confiable, donde se puede invertir y cuyos papeles de deuda soberana marcan compromisos que se respetan y cuyo respeto forma parte del patrimonio nacional mencionado al comienzo de este artículo. El Ministro Ortuño nunca se ha expresado sobre esta contradicción; capaz que ni sabe de la existencia de este Bono Verde que colocó Uruguay en el gobierno anterior.
Agrego: de acuerdo a los datos del Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climático la meta de Uruguay en cuanto a la conservación del bosque nativo implica mantener el 100% de la superficie del año 2012. Si se hace Casupá habrá una ruptura de un compromiso internacional proclamado como atractivo especial para la colocación del bono de 1.500 millones. Eso le costará caro al Uruguay; no solo porque subirá el interés a pagar a los bonistas sino y sobretodo por la afectación al mayor capital que tenemos que es el prestigio internacional, de que no somos una republiqueta bananera sino un país serio y confiable, conducido por gobiernos que respetan los compromisos del país, aunque hayan sido contraídos por otro gobierno.