Al infinito y más
El espacio importa
El espacio importa. La III Conferencia de Soberanía Espacial Nacional llenó el Salón de Honor del ex Congreso Nacional.
La ministra de Defensa, Adriana Delpiano, recorrió la metamorfosis que nuestra visión del espacio ha experimentado en los últimos 30 años y más. La Fuerza Aérea de Chile inició su primer programa espacial en 1994.
(Ya la mirada desde el aire alimentaba, previo a 1964, al Centro de información de recursos naturales, Ciren-Corfo, fruto del terremoto de 1960).
Nos recordó la ministra que ningún país puede reclamar dominio sobre el espacio extraterrestre, pero que este ha adquirido tal importancia que no podemos ser espectadores: debemos tener dominio sobre las herramientas que en él operan. En eso constituye la "soberanía espacial": desarrollar, operar, apropiarse de la oportunidad.
Ya tenemos una Política Nacional Espacial y la gobernanza colaborativa del tema, radicada en el Consejo de Política Espacial que preside el ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Aldo Valle.
Y la ministra llamó al nuevo Centro Espacial Nacional, que el Presidente Boric inaugurará en diciembre, "una infraestructura país", donde el rol de la FACh "ha sido y seguirá siendo fundamental".
¿Para qué? Un espacio que mejore la vida de las personas, con más eficientes servicios y oportunidades para las nuevas generaciones.
En un área, de civil, altos oficiales en retiro, asentían. Y, representando a tantos investigadores dedicados al tema por décadas, observaba Francisco Martínez, decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile.
El comandante de la FACh, general Hugo Rodríguez González, describió el presente y el futuro. Primero, desarrollar las capacidades para operar nuestros propios sistemas espaciales. Segundo, manejar la multitud de datos: soberanía en la gestión de la información. Tercero, capacitar talentos y apoyar la creación de empresas que surjan de las necesidades espaciales. Cuarto, perfeccionar la gobernanza.
El ministro de Ciencias, Aldo Valle, siguió: "Siempre es bueno agradecer la palabra", dijo.
"Y luego también agradecer el trabajo, las ideas, el talento que preceden este momento".
"Hay tensión, hay gestión y me parece que, tras las instituciones, hay personas que han puesto convicción... por el país, por los intereses nacionales. Como ciudadano y en mi condición de ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, agradezco muy sinceramente ese trabajo".
Me pareció que la Sra. Joselyn Robledo, ingeniero en geomensura, a mi lado, merecía esa loa. Y presentí, fantasmas asomándose por los balcones, personajes como el canciller Julio Philippi, como el padre Bernardo Starischka, como la astrónoma Adelina Gutiérrez, como el embajador Raimundo González Aninat y el anónimo piloto del helicóptero de la FACh que subió a la primera delegación de la ESO a fotografiar el sitio del observatorio de La Silla, en abril, 1964, hace 61 años. Grandes espíritus.
Como si el Chile del mañana estuviera en sus raíces, en ellos y ellas.