Los trazos de Rommy González
Llegó hace una década a Alemania y se ha abierto camino en la escena artística europea. Diseñadora de profesión, Rommy González ha ilustrado libros y el año pasado fue convocada por Roger Federer y Mercedes Benz para pintar con sus murales una cancha de tenis en Berlín.
CU ando hace veinte años decidió estudiar Diseño en lugar de Arte, no sabía que había tomado una de las mejores decisiones de su vida. Dice que todo pasa por algo y que siente que así todo se acomodó para llegar a donde está ahora. Rommy González tiene 38 años y hace siete se dedica en un ciento por ciento al arte. Ha ilustrado libros e incluso el afiche principal de la serie autobiográfica de la escritora Isabel Allende. Hace un año, participó de uno de sus proyectos más importantes: la iniciativa social Neon Legacy, proyecto liderado por el extenista Roger Federer y Mercedes Benz, la invitó a restaurar una cancha de tenis con sus murales. Así, con distintas plantas y vibrantes colores, pintó los muros de ese espacio deportivo en Berlín.
-Esto es como un sueño cumplido. Meses antes unos amigos, el dúo alemán Low Bros, había pintado en su proyecto también y pensé "qué suerte, me gustaría hacer eso"- dice Rommy González, quien relata que escuchó atenta la propuesta y se sumó de inmediato al proyecto.
Desde 2021 el extenista suizo lidera esta iniciativa para restaurar recintos deportivos y acercar las comunidades al deporte.
-No solo era lindo, además, era útil. El complejo tenía una cancha al exterior, lo que implicó un mayor desafío porque una de las dos semanas que demoré en pintar llovió. El clima igual es un factor importante -comenta mientras dice que invitó a trabajar a Ítalo Palacio, un amigo chileno que también es muralista.
-Sabía que necesitaba ayuda y que tenía que ser él. Dimos la vida en el mural, porque tuvimos momentos de desaliento que en soledad se complican. Él fue un gran ayudante para sacar adelante el proyecto.
Rommy González nació en Puente Alto. Con sus padres profesores y sus hermanos, en los veranos viajaban en auto por el norte del país, se detenían en pueblos pequeños o en medio del desierto, para instalar sus carpas y así pasaban la noche.
-Una vez tuvimos que pasar una noche en medio de la nada, en pleno desierto, entre Iquique y Arica. Por la mañana, al salir de la carpa, nos dimos cuenta de que estábamos en Humberstone y que ahí somos ínfimos ante la inmensidad de la naturaleza -dice González. Para ella esa experiencia marcó su percepción de la grandeza del entorno natural en la tierra.
Para la artista también fueron importantes los veraneos en Santo Domingo. La casa es de su abuelo y sigue siendo un lugar de descanso. En ese lugar, González pasó años de su infancia observando por horas las texturas, tamaños y colores de las rocas.
-Siento que, al ser chilena en el extranjero, mi arte puede dar a conocer todas esas cosas de la tierra y del país que quizás en Chile no resonarían -afirma la artista desde su departamento en Alemania y agrega:
-Cada vez siento más que la tierra me está tirando y cuando digo tierra me refiero a Chile.
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Cuando era una niña, el sueño de Rommy González era ser bióloga marina.
-Alucinaba mirando la naturaleza. Los roqueríos, las capas de la tierra, los colores de la flora, los minerales.
Hoy afirma que para llegar a esta etapa de su vida, se dio una vuelta gigante. Y, aunque su pasión por el arte y la pintura fue temprana, cuando entró a estudiar Diseño Gráfico en el Duoc UC esa veta quedó en pausa y experimentó en otros rubros.
-Me enfoqué mucho en la fotografía en la época universitaria. Mi proyecto de título fue una revista postal que proponía distintos recorridos en Santiago, todo con fotografías -comenta González y agrega que finalmente pudo hacer ese proyecto realidad. De forma autogestionada, preparó varios números con propuestas de rutas turísticas en la capital:
-Hice temas relacionados con los mercados que se podían visitar, las actividades nocturnas o el arte urbano -recuerda. En esa época, en medio de este trabajo de arte urbano, nació otro proyecto: "Fragmentos" que con ayuda de otros fotógrafos lograron una edición con registros fotográficos de grafitis en Santiago.
En 2010, a través de los convenios para egresados del Duoc UC, fue a estudiar por tres meses a la School of Visual Arts en Nueva York. Entró a un programa de animación y con los beneficios de la pasantía, se instaló en Manhattan. Conoció uno de los lugares más importantes del origen del arte urbano:
-Vi en Brooklyn mucho arte-comenta. Meses después consiguió otra plaza para estudiar Dirección de Fotografía en Cine en Barcelona.
Luego buscó oportunidades con becas en Francia que no prosperaron, pero una gran noticia le haría cambiar de destino. En 2014 Chile anunció un convenio con Alemania y debutaron las primeras visas Working Holiday, que permitían un año de residencia en el país para trabajar. Así, su destino estaba claro: Berlín.
-Sabía que quería vivir en Europa y Berlín era perfecto. Es una ciudad cultural y artística.
En Alemania comenzó a trabajar en sus propias obras. Su línea sería la naturaleza.
-Ahí pude trabajar en mi primera exposición, que se materializó después en Santiago. Logré exponer mi primer trabajo serio en la entonces Galería Lira (actual Lira Arte Público) y fue genial -recuerda González, que, en ese primer año, tomó un curso para aprender alemán y trabajó como babysitter , mesera y promotora, buscando siempre tener dinero para costear el arriendo del departamento y, así, explorar su carrera artística.
Rommy González también era consciente de que para sentar cabeza necesitaba de un sueldo, por eso buscó trabajo en una agencia de diseño:
-La vida es muy loca. El mismo día que tenía mi entrevista de trabajo, tuve la reunión final para saber si me darían mi Visa Freelance (permite trabajar independiente) y poder quedarme en Berlín. Sin ese documento no me hubieran dado el empleo. Todo se dio.
Por cuatro años trabajó en agencias, a la vez que perfeccionó su portafolio y carrera artística. Los proyectos cada vez eran más serios y logró hacer exposiciones como "Mountopia", obras en las que descompone las estructuras de la montaña: arena, tierra, cactus y piedras; y participó en la fabricación de afiches para obras como "Funghiversum", en la que, además, actuó y ayudó a generar la exposición fúngica.
En ese período, destaca que además de conseguir el departamento en el que actualmente vive con su hija, formó una familia. Le gustaba su trabajo, el ambiente era grato y tenía estabilidad, pero algo no dejaba de darle vueltas:
-Quería empezar con mis proyectos, volver a hacer cosas a mano, volver a la pintura y al dibujo. Porque de alguna forma siempre lo tuve, pero el trabajo me hizo meterme mucho en el computador.
Rommy González renunció y se lanzó a la vida que siempre soñó:
-Soy 100% freelance desde 2018. Me atreví a intentarlo y pensé que si no me resultaba, buscaría trabajo nuevamente. No tuve miedo al cambio -dice y rescata el apoyo que tuvo de su entonces esposo, también artista.
-Afortunadamente mi trabajo comenzó a tirar para arriba. Con mis obras independientes y todo ese esfuerzo se retribuyó en algún momento.
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Los murales solo son parte de su trabajo. Antes ya ha pasado por diversas etapas artísticas. Cuando arribó a la capital alemana, acompañada de los pocos chilenos que, como ella, habían recibido la visa Working Holiday, descubrió que el encierro no era para ella y buscó otra alternativa al taller que tenía en la casa. Necesitaba separar su lugar de creación del de su casa.
Se instaló en una galería donde otros ochenta artistas trabajan. Es un espacio autogestionado y rodeado de naturaleza, Rommy González dice que ahí crea tranquila y en contacto con otros creadores.
-Así surgieron mis primeros trabajos. Alguien me vio pintando un mural, le gustó y me llamó -recuerda la artista y cuenta que actualmente está pintando un muro en el edificio de su taller.
Su nueva inspiración son las relaciones simbióticas en la naturaleza (por ejemplo, los hongos con las plantas) y esa idea decidió trazarla en el muro:
-En este tema, me atraparon los líquenes, que es mitad alga y mitad hongo, y crece en el tronco de los árboles.
Para mostrar la figura del liquen, Rommy González saca un libro de su estantería y agrega que ella realizó las ilustraciones:
-Es de una escritora holandesa que vio un afiche mío de una fundación en el sur de Chile y me llamó para ilustrar "Seamos como los hongos", un libro que propone enseñanzas a partir de los hongos y cómo los podemos aplicar en la vida.
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Antes de su colaboración con el proyecto de Roger Federer y Mercedes Benz, Rommy González ya contaba con su participación en proyectos similares. En Chile, junto a la galería de arte urbano Metro 21, había intervenido otras dos canchas.
La agrupación reúne a artistas y muralistas de todo el país para llevar color a recintos deportivos en sectores rurales o canchas descuidadas, con el fin de resignificar esos espacios. Pintó su primera cancha en 2020, en la Región de La Araucanía.
-Me preocupo de que lo que pinto sea inspirado en la región y su paisaje -dice la artista.
Su primer proyecto estuvo inspirado en el hongo changle, originario de la zona centro-sur del país:
-El proceso fue súper bonito, viajé a Pitrufquén y tuve reuniones con la comunidad. Intercambiamos ideas y así salió la propuesta de los hongos. Me di cuenta de que el changle es muy importante para ellos -dice González.
Su segunda cancha la intervino en 2024 en Santiago Centro y la llamó "Matorral". Dice que el ecosistema de un matorral está mal valorado y las personas lo relacionan con algo negativo, pero explica que lo eligió porque representa la diversidad del entorno.
-El matorral crece en lugares áridos y complejos. Se da en la zona centro de Chile e hice la analogía para darle un sentido a la obra en ese sector, conversando con la comunidad y trabajando de forma conjunta -aclara Rommy González, quien agrega que conectar con el lugar, las personas y los paisajes es parte fundamental de su trabajo creativo. Afirma que en la gran mayoría de sus obras en murales no cuenta con un boceto y solo comienza a pintar en el muro, viendo la evolución del trabajo.
-Comienzo pintando el fondo y desde ahí construyo el trabajo del mural. Me gusta improvisar, siento que me permite descubrir cosas haciendo. Muchas veces son cosas que nunca me hubiera imaginado.