Como toda buena política pública, nunca es tarde para comenzar, y postergar el inicio tiene consecuencias perjudiciales para la sociedad.
En los últimos dos años se supo de numerosos episodios en los que
ahorristas perdieron partes significativas de sus inversiones en instrumentos, vehículos o activos de diversa índole.
En términos generales (toda regla admite excepciones) se puede afirmar que para que ello ocurriera se desconocieron dos
reglas básicas de las finanzas.
Una, la relación que suele haber entre la
rentabilidad (prometida) y el
riesgo asumido. En términos populares, se podría acudir a aquello de que "nadie te promete más que quien no te va a cumplir".
Dos, el principio de
la diversificación del portafolio que, como reza el dicho popular, se traduciría como "nunca pongas todos los huevos en la misma canasta".
Por cierto, no es la primera vez que esto sucede, ni será la última. En el pasado, se sumaba un tercer factor de problemas a los dos referidos: la moneda en que se tomaba un crédito. Era habitual, en el Uruguay previo a la gran crisis de comienzos de este siglo, que se tomaran créditos en dólares por parte de ciudadanos cuyos ingresos eran totalmente determinados en la moneda nacional. Pero esto terminó con la mejor regulación y supervisión que sucedió a aquella crisis.
Dicho sea de paso, más allá de los casos recientes que el lector ha de tener in mente, hay otro gran ámbito en el cual, desde tiempo inmemorial, la falta de conocimiento económico y financiero genera problemas especialmente de mitad de tabla para abajo, hablando en términos socio económicos: el del endeudamiento de los hogares en el caso del crédito al consumo.
Nuevas regulaciones y supervisiones se vienen sobre ámbitos que quedaron por fuera de su alcance y esto podrá contribuir a mitigar los problemas como los desencadenados en estos dos años, pero los líos seguirán mientras los ahorristas desconozcan principios básicos como los referidos.
Resulta, por lo tanto, difícil disociar las circunstancias que se han estado dando, de la falta de una adecuada instrucción básica de los ciudadanos en temas económicos y de finanzas personales.
Por lo visto cabe suponer que, en paralelo, también se dieron carencias por parte de los ahorristas, en materia legal o contractual, o del "papeleo" en general, pero esto ya es materia de otra disciplina.
Pero volvamos a la nuestra, la economía y las finanzas personales. Hace tres años publiqué un libro titulado "Economía para Matías" donde procuré llegar con la macro economía a los adolescentes y sus padres. Así lo asenté, deliberadamente, en la dedicatoria del libro. En el entendido de que los padres no recibieron en su momento, en el liceo, la formación básica necesaria para manejarse en la vida en estas cuestiones. Efectivamente, fueron numerosos los comentarios de padres y abuelos refiriendo que habían comprado el libro para sus hijos y nietos y que habían aprovechado a leerlo.
En la gira por Montevideo y la mitad del Interior que realicé en el segundo semestre de 2022, presentando el libro, ante audiencias de todas las edades y de todos los niveles socio económicos, me encontré con un saludable apetito por conocer sobre esta materia.
La necesidad de avanzar en la instrucción de la población en temas de economía y finanzas personales, tiene además otras connotaciones importantes.
Hace algunas semanas, junto con propuestas para mejorar la canalización del ahorro hacia proyectos productivos, mediante la ampliación del "perímetro regulatorio", el BCU anunció un programa para "fortalecer competencias económicas y financieras de la población adulta".
Pero aun cuando eso resulta inobjetable, entiendo que aquí y ahora se debe poner el foco en las generaciones más jóvenes.
Un artículo de La Diaria del 30 de mayo de 2024, titulado "El endeudamiento de los padres preocupa y ocupa a los niños" alude a una investigación titulada "Endeudamiento de los hogares y derechos de niños, niñas y adolescentes", del IPRU y Unicef, que concluye que "los niños y adolescentes de las familias vulnerables de Uruguay expresan vergüenza por el endeudamiento de sus padres y obtienen habilidades de gestión financiera a muy temprana edad".
Por otro lado, un documento publicado por V. Frisancho en Cambridge University Press el 28 de abril de 2023, titulado "Efectos de derrame de la educación financiera: El impacto en los padres de programas basados en liceos" (traducción propia) sobre una investigación realizada en Perú, mide el impacto de proveer lecciones de educación financiera personal en secundaria, sobre la conducta financiera de los padres. Allí se encontraron considerables efectos en los hogares más desaventajados, que, por ejemplo, bajaron la probabilidad de entrar en
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En definitiva, como toda buena política pública, nunca es tarde para comenzar, y postergar el inicio tiene consecuencias perjudiciales para la sociedad.
Y, en el caso de la enseñanza en las materias económica y de finanzas personales, sabiéndose que enseñar a los hijos genera el beneficio para sus padres, más razón para comenzar cuanto antes.
Imagino que debería haber una materia anual, en liceo, en tercero o cuarto, con una sola clase por semana, que comprendiera algo de micro economía, algo más de macro economía y finalmente, finanzas personales.
Lo difícil ha de ser la parte logística de esta historia. ¿De dónde saldrían los docentes? ¿Cómo cubrir todo el territorio nacional? Los docentes podrían ser estudiantes avanzados de economía de las diferentes universidades. Las zonas menos accesibles podrían ser alcanzadas mediante clases virtuales. Adicionalmente, podría haber videos con los contenidos de cada lección, accesibles en la web. Disponibles para los jóvenes y también para ciudadanos de todas las edades.
Hace un tiempo ya que el Mides, el INJU y el BCU sumaron sus esfuerzos para desarrollar una línea de trabajo llamada "Pin! Piques para manejar tu dinero", que está disponible en el sitio del Mides.
Esas mismas instituciones, junto con ANEP, las universidades y el MEF podrían ser parte de un programa como el referido.
Asignar recursos a este propósito sería una gran inversión.