La U empató en la agonía y mantuvo viva la ilusión continental

D ramático final. Último minuto de los cinco de adición, cabezazo de Matías Zaldivia y mano, clara, notoria, de Carlos Izquierdoz. Bien ubicado, el juez Anderson Daronco sancionó penal.
Lanús reclamó una falta anterior del zaguero azul, pero el réferi mantuvo su decisión inicial.
Charles Aránguiz -quién otro- tomó la pelota y engañó al arquero con la frialdad del crack que es.
Un empate que antes del partido no parecía un buen negocio, pero que después del pitazo final se recibió con alegría y desahogo, como un potente golpe anímico que revivió la esperanza perdida.
Fue una noche compleja para el local, en que una vez más hizo carne eso de que los errores se pagan muy caro en la refriega internacional.
No jugaba mal el anfitrión hasta que el defensor Franco Calderón fue a disputar un balón sin la energía requerida en su condición de último hombre, Rodrigo Castillo apareció como un rayo, se la robó en un pestañeo y sorprendió a Castellón con una emboquillada perfecta, exquisita. Golazo.
Un golpe al mentón. Seco y muy tempranero. Y para qué decir el combo que vino inmediatamente después: desborde de Eduardo Salvio, quien dejó estacado a Matías Zaldivia, y otra vez Castillo definió fácil y cómodo: 0-2.
Después de quedar en la lona por algunos pasajes, poco a poco la U empezó a despertar de la pesadilla.
Fabián Hormazábal dos veces, con la zurda y con la cabeza, se transformó en la principal carta de peligro. No le quedaba otra al equipo de Gustavo Álvarez: muy maniatados Lucas Assadi y Javier Altamirano, la opción era abrir la cancha, separar las líneas defensivas de Lanús y a partir de ahí causar daño.
Pero a los azules les faltaba atemorizar a su rival. Y la solución llegó desde el banquillo con uno que falla poco: Lucas di Yorio, quien entró y mandó a la red la primera pelota que tocó.
Desde entonces todo fue para la U. Con Di Yorio ganó jerarquía, Altamirano subió el nivel, Assadi asomó a cuentagotas y Hormazábal agudizó el peligro por la banda. De tanto insistir, llegó la igualdad que, está dicho, revitalizó la ilusión azul de disputar su segunda final continental.
La trastienda en el Estadio NacionalSin público, pero con banderazo
Pese a que estaba restringido el ingreso de hinchas, un grupo de fanáticos azules se acercó a las inmediaciones del estadio por avenida Marathon para esperar el ingreso del bus de la U y brindar su apoyo con cánticos, pirotecnia y polvos que dejaron los autos -y a las personas que estaban en el sector- teñidos de azul, preocupando también a quienes participaban en una feria de emprendedores de Indap en el exterior de la tribuna Pacífico. En los últimos minutos de la brega, además, algunas bengalas lanzadas desde las afueras cayeron en la pista de recortán.
Agredieron el bus de Lanús
El momento ingrato de la tarde ocurrió cuando el vehículo que trasladó al equipo argentino recibió varias pedradas, lo que inquietó a los jugadores granates: "¿Hasta que no maten a un jugador no van a cambiar?", se preguntó Eduardo Salvio.
Visita de Morales
El ex lateral izquierdo de la U, hoy en New York Red Bulls, de la MLS, compartió con el plantel universitario en la antesala: "Feliz de ver a mis excompañeros", fue el escueto mensaje de Marcelo Morales.
Tagle y el clásico
El presidente de Cruzados, Juan Tagle, explicó por qué no se postergó el duelo dominical entre la UC y la U pese a que los azules están jugando las semifinales de la Sudamericana: "Tuve una conversación con la gente de la U hace pocos días y le dimos las razones concretas. El equipo viene jugando bien e interrumpir una planificación afecta lo deportivo. Es un hito para nosotros el clásico universitario del segundo semestre y que se juegue un fin de semana. Lo que más nos solicitó TNT era no postergar. No creo que sea una ventaja deportiva: entre más juegan los equipos, mejor", opinó. Para el choque en el Claro Arena, la visita lamenta la baja de Charles Aránguiz, quien cumplirá una fecha de castigo por su expulsión ante Palestino.