CEP: Cuesta arriba para el oficialismo
La proporción de encuestados que dicen que podrían votar por candidatos de derecha parece inédita en décadas.
Un marco revelador del contexto en el cual se está desarrollando la campaña electoral entrega la encuesta CEP del período septiembre-octubre, dada a conocer ayer. La delincuencia sigue siendo la principal preocupación de los electores. Luego, a una distancia importante, emerge salud, y algo más atrás el empleo que, sin embargo, avanza de manera significativa respecto de mediciones anteriores. Son asuntos en los que el Gobierno no está bien evaluado. Tal vez por ello la aprobación a la forma en que el Presidente Boric está conduciendo su gobierno se mantiene por debajo del 30%; con todo, es cinco puntos porcentuales más alta que en el registro previo (mayo-junio 2025), cuando llegaba solo al 23%. Por cierto, hacia el final de los mandatos, los ciudadanos suelen mejorar su opinión sobre los presidentes. Al mismo tiempo, hay un leve mejoramiento en la percepción económica y, sobre todo, expectativas positivas para un año más, fenómeno que ocurre típicamente cuando se vislumbra alternancia en el poder. En todo caso, son expectativas históricamente altas y será un desafío para el próximo gobierno gestionarlas apropiadamente.
Esta realidad quizás explica el aumento en la proporción de quienes se identifican políticamente con la derecha, que pasó desde un 19 a un 24 por ciento en cuatro meses. Indudablemente, esto está influido por una mayor politización, propia de las competencias electorales. Ayuda también la amplia oferta de candidaturas de derecha; esto, en un contexto donde, en cambio, la proporción de personas que se identifica con la izquierda no sube. Consistente con una mayor inquietud política, la identificación con los partidos sube 14 puntos porcentuales, para situarse en un 42%. Hay que retroceder 16 años para observar niveles similares. Esta mayor identificación no tiene un sesgo ideológico evidente, toda vez que es transversal. Sin embargo, el efecto de estos cambios parece ser asimétrico. Así, el 42% de los entrevistados señala que en la próxima elección sí podría votar por candidatos al Congreso de derecha, mientras que solo un 28% dice que sí podría hacerlo por la izquierda. Aunque no parece haberse hecho previamente esta pregunta, proporciones tan distintas y más inclinadas a la derecha parecen ser inéditas desde el retorno de la democracia. El oficialismo tiene, en este escenario, una competencia política muy cuesta arriba, lo que sugiere un desempeño no muy satisfactorio en las elecciones parlamentarias de noviembre. Y, aunque es imposible saberlo, es válida la interrogante de si esto no augura una preeminencia política de las derechas más allá del próximo período presidencial. Quizás no con el alcance de lo que fue en su momento la Concertación, pero con una proyección interesante. El primer plebiscito constitucional -unido a la crisis de seguridad- parece haber introducido un clivaje que puede ser prolongado.
La encuesta también indica que, si las elecciones presidenciales fuesen el próximo domingo, un 25% votaría por Jeannette Jara, la candidata del oficialismo; son números similares a la aprobación del Gobierno. José Antonio Kast obtiene, en tanto, un 23% de los apoyos. Si ambos pasaran a segunda vuelta, Kast tendría una ventaja importante sobre Jara. Por su parte, Evelyn Matthei aparece en la primera vuelta con un 12% de la intención de voto. Más atrás se posicionan Franco Parisi y Johannes Kaiser, con 9 y 6 por ciento, respectivamente. Pero aunque una lectura apresurada de estos números sugeriría que, en su primera vuelta, esta es una elección definida, hay consideraciones que no se pueden desatender. Por un lado, es importante recordar que la encuesta se realizó entre el 22 de septiembre y el 17 de octubre. Por otro, la exalcaldesa sigue siendo la única de los candidatos presidenciales medidos que tiene una evaluación neta positiva (diferencia entre apreciación positiva y negativa). Además, un 12% dice que votaría blanco o nulo. Más allá de que el voto ahora es obligatorio, es raro encontrar en una presidencial una proporción tan alta que vote de esta manera. Así, el escenario político podría ser más fluido de lo que parece. Sobre todo, porque una mayoría de los votantes sin demasiado interés en la elección presidencial (un 49% del total) seguramente quieren castigar al oficialismo, pero la persona que elegirán para hacerlo puede modificarse en la última etapa de la campaña. De este modo, no se puede descartar que ocurran desplazamientos de votantes, por lo que sería prematuro asegurar un escenario electoral definitivo.