"Hoy se hace el mejor periodismo del mundo en América Latina porque estamos en emergencia"
			
			Ganadora de múltiples premios como reportera de investigación, se mantiene trabajando con colegas de todo el continente en temas como corrupción y crimen. Dice que no piensa en su retiro y que la motiva colaborar con las nuevas generaciones, pero advierte que ve con preocupación cómo los adultos mayores en Chile envejecen "muy solos y pobres".
			
				A los 76 años, Mónica González es una de las voces más respetadas del periodismo chileno. Ganadora de premios internacionales, fundadora de Ciper y referente en América Latina, sigue trabajando activamente en el oficio.
Actualmente es presidenta del Consejo Rector de la Fundación Gabo, donde además codirige el Consultorio Ético y responde dudas de periodistas de toda la región. Esta tarde, minutos antes de esta entrevista, su teléfono suena varias veces por temas laborales.
Pero ser periodista no fue su primera opción. Hija del obrero ferroviario Luis González Ortega -de su madre dice que prefiere no conversar-, cuenta que desde pequeña fue curiosa. "Me gustaban las noticias, saber lo que pasaba en el mundo y en mi país".
Sin embargo, ella quería ser médico. "Mi papá murió y no tenía plata para estudiar Medicina. Entonces vi que periodismo era lo que más se parecía a la UTI. Lo que me importaba era el servicio público", recuerda González, sentada en el comedor de su departamento.
Así, ingresó en 1967 a la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, donde fue ayudante y profesora auxiliar. Ya titulada, trabajó como investigadora de Conicyt y durante la Unidad Popular se desempeñó en el diario El Siglo y revista Ahora.
Reconocida por su trabajo como reportera de investigación, a lo largo de los años ha recibido múltiples premios internacionales, entre ellos, el Maria Moors Cabot, otorgado por la U. de Columbia (EE.UU.), y el de la Libertad de Prensa Unesco-Guillermo Cano. Además, obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en 2019 y, el año pasado, fue nombrada entre los 100 Líderes Mayores del país, reconocimiento que entregan Conecta Mayor UC junto a "El Mercurio" y la U. Católica.
González tenía 23 años el 11 de septiembre de 1973. Ese día, asegura, fue un momento decisivo que la hizo querer convertirse en una gran periodista: "Ese día me di cuenta de que había una máquina de muerte que se había echado a andar y yo decidí, no me preguntes cómo, que yo quería desarmarla. Poder denunciar a quienes mataban. Sobre todo porque dije 'algún día vamos a salir de esto, y no puede volver a ocurrir'". Tras el Golpe, González se exilió en París junto a sus dos hijas. En Francia trabajó en una imprenta y más tarde como jefa en un cargo administrativo.
"Tuve que irme con mis niñitas, pero no pude aguantar mucho allá. Hacía mi trabajo bien, pero no era mi país. Sabía que a mis amigos los habían asesinado y los seguían matando. Eso fue lo que me trajo de vuelta a Chile".
Volvió en 1978 y se demoró en encontrar empleo hasta que fue contratada en la revista Ahora. El primer reportaje que hizo fue "La mansión de Lo Curro", donde reveló la existencia de una lujosa propiedad construida con fondos públicos durante la dictadura.
"En ese tiempo aprendí a reportear en las micros. Aprendí que hacer periodismo de investigación se hace mejor en la calle que en cualquier otro lugar. Cuando la gente confía en ti, se hace valiente, se empodera".
Durante los años ochenta también se hizo conocida por una entrevista al desertor de la FACh, el suboficial Andrés Valenzuela, ex agente de inteligencia, quien reveló la desaparición de detenidos políticos.
"Todas las historias me atraparon, todas eran una obsesión. Fueron historias con muchas complejidades al reportear, pero no hablo de eso porque a la gente no le interesa cuánto le costó a uno lograr las cosas. La noticia es el trabajo de uno".
-¿Cómo evalúa el periodismo que se hace hoy en una era marcada por la inmediatez?
"Estamos en una revolución. No tenemos ni idea. Lo único que va a perdurar es el buen periodismo".
-¿Y qué es el buen periodismo para usted?
"Uno que se atreve, que denuncia la corrupción, los crímenes, la violación del Estado de Derecho y los derechos humanos, que se atreve a denunciar a los que abusan en todo el sentido de la palabra. Ese buen periodismo se hace hoy día en El Salvador en El Faro, o en El Confidencial en Nicaragua, y en Guatemala. En Perú también. Hoy se hace el mejor periodismo del mundo en América Latina, porque estamos en emergencia, porque hay dictaduras en Venezuela, en Nicaragua y en El Salvador (...). Hay periodistas jóvenes que podrían estar en cualquier país, pero se quedan para contarles la verdad a sus ciudadanos, para que no sean prisioneros del crimen organizado, ni de los corruptos ni de los autoritarios".
-¿Qué opina del periodismo que se hace en Chile actualmente?
"Me complica un poco. Hay mucho ego. Como que la gente se siente imprescindible y se habla mucha banalidad. Hemos dejado de lado los temas importantes. Hay que buscarlos, hay que escarbar. Estamos más flojos. ¿Sabes qué me complica y me asusta? Yo te dije que había estudiado cuando la máquina de muerte se había puesto en funcionamiento. Ahora siento lo mismo en Chile. Métete al metro, anda a la calle, mira a la gente, las personas desconfían de todos y se encierran en sus casas. Nos inyectan desconfianza hacia el vecino, hacia la comunidad, en parte porque hay demasiada corrupción".
Al hablar de Chile, González dice que le "gusta todo", pero también tiene muchas preocupaciones. Entre otras cosas, menciona "el avance del crimen organizado" y "la crisis de migración". La periodista dice: "Creo que estamos en una crisis y no va a parar. La migración es un fenómeno complejo, se da por crisis climática incluso. Creo que tenemos que aprender a convivir y los extranjeros aprender a respetarnos. Y eso se va a solucionar teniendo al colegio como eje, donde tengamos sociólogos y psicólogos, y a donde llevemos a profesionales que cuenten lo que hacen y motiven a los niños, porque tenemos que quitárselos al crimen organizado".
Desde los últimos años de la década de 1980, su carrera se amplió a la radio y a distintos medios como La Nación, Cosas, Clarín de Argentina, El Mostrador y, finalmente, Ciper, el centro de investigación que fundó en 2007 y del que fue directora hasta 2019. Hoy es presidenta de la Fundación Ciper, desde donde promueve el periodismo de investigación.
Su rutina incluye dictar talleres y conferencias. González asegura que no le gusta compararse con otros adultos mayores. "Porque tengo muchos privilegios en la vida, como estar en la Fundación Gabo, seguir ayudando a que Ciper sea mejor y, sobre todo, trabajar con los mejores periodistas jóvenes de América Latina. Eso me motiva y me emociona".
Pero advierte estar consciente de que ese no es el panorama de la mayoría de los adultos mayores del país. Esto, dice, es evidente "al usar el transporte público, al tomar el metro o ir al hospital".
-A partir de lo que observa, ¿cómo siente que se vive la vejez en el país?
"Mal, muy mal. Yo voy a poblaciones y los viejos están muy solos y pobres. Yo soy Fonasa y ¿qué veo? desesperanza, muros y una fractura enorme. Yo creo que hay una élite en Chile, sea de izquierda o de derecha, que no sabe cómo vive la gente en Estación Central o Independencia. Yo sí sé y no hay ni una plantita, hay basura y departamentos donde todo se cae a pedazos. Yo creo que seguir haciéndonos los sordos nos traerá consecuencias. En un país donde avanzamos rápido en polarización, en crimen organizado, odio y desconfianza, nuestra salvación es construir tejido social y tratar de tener nuestros entornos limpios y hacer pequeñas acciones como dar los buenos días. Tú hoy entras a un ascensor y das los buenos días y el otro se sorprende".
Al hablar de su propio proceso de envejecimiento, González asegura que no piensa en el retiro. "Solo me canso un poquito más, que las piernas no me sostienen como lo hacían antes. Pero es parte de la vida. No me frustra. Para mí, los años que voy a cumplir no significan más que un dato. Quiero vivir hasta donde pueda, pero bien, trabajando me encantaría".
-¿Tiene algún pasatiempo?
"Me gusta mucho cocinar, es la forma en la que les hago cariño a mis amigos".
Pescados, caldillo de congrio y machas a la parmesana son algunas de sus recetas favoritas. "También sé recetas francesas que mis hijas me han enseñado porque ellas viven allá. Me encantan los aromas y las especias".
Aunque conserva amistades de décadas, también le parece importante rodeada de gente joven en esta etapa de la vida. "Me gusta aprender cosas nuevas de ellos, escucharlos. Eso me permite estar muy al día".
-Cuando mira hacia atrás, ¿hay algo que cambiaría de su vida?
"Me quedé con ganas de estudiar Medicina, pero ya soy orgullosamente periodista; una profesión maravillosa y la amo. Pero sí me habría encantado, por un tiempo, estudiar y hacer actividades, como clases de gimnasia, leer, escribir. Y me lo ofrecieron una vez. Cuando me gané un premio de Harvard en 1987. El director me dijo 'Señora Mónica, venga, le vamos a regalar una beca para que estudie el próximo año'. Pero yo le dije 'No puedo. Viene el plebiscito del siglo en Chile. Es la esperanza de nuestra libertad. No puedo'".