Martes, 04 de Noviembre de 2025

COP30: ¿negociar el colapso o elegir la esperanza?

ArgentinaLa Nación, Argentina 31 de octubre de 2025

La COP30, a realizarse en Belém, Brasil, en el corazón de nuestra Amazonía, no puede ser, ni debe ser, "una cumbre más"

La COP30, a realizarse en Belém, Brasil, en el corazón de nuestra Amazonía, no puede ser, ni debe ser, "una cumbre más". En la encíclica Laudato Si’ - de cuya publicación se cumplieron diez años- y con la urgencia renovada de la exhortación apostólica Laudate Deum publicada antes de la COP28, el papa Francisco reiteraba la necesidad imperiosa de una respuesta global contundente ante la crisis socioambiental.

El diagnóstico es ineludible: la crisis climática es, en esencia, una profunda crisis de valores y de fe en el futuro. El fracaso en alcanzar los objetivos del Acuerdo de París tiene su raíz en la persistente negación de la interconexión entre el grito de la tierra y el grito de los pobres. Nos hemos acostumbrado a una lógica que privilegia la ganancia a corto plazo por encima de la vida. Desde el Sur Global, que es el más afectado, la pregunta es si están dispuestas las grandes potencias a dejar de negociar el precio del colapso para abrazar una conversión ecológica integral.

La Iglesia Católica, lejos de ser una observadora, ofrece un diagnóstico profundo y una solución radical . El Magisterio del papa Francisco, condensado en el concepto de Ecología Integral, nos enseña que no hay dos crisis separadas, sino una única y compleja crisis socio-ambiental. Cáritas, como servicio de la Iglesia, lleva esta visión desde la doctrina a los territorios. Nuestro compromiso con la COP30, que hemos manifestado incluso a través de notas directas a su Presidencia, no termina en la cumbre: es un compromiso vital y permanente con las comunidades que ya sufren la desertificación, la contaminación, las inundaciones y el desplazamiento forzado. Nuestro trabajo en la Amazonía y otros biomas de la región, donde implementamos el modelo de localización "La Periferia es el Centro", demuestra que el verdadero cambio nace del empoderamiento de los liderazgos locales y la valoración del conocimiento ancestral, no de burocracias externas.

Las organizaciones basadas en la fe, nos negamos a aceptar la resignación como respuesta. La Iglesia en nuestra región ha puesto el cuidado de la Casa Común en el corazón de su acción, entendiéndolo como una exigencia de la justicia social. Este compromiso se traduce en una acción profética diaria: trabajamos unidos, codo a codo con los líderes y lideresas comunitarios, los pastores y las organizaciones locales, para ser la voz que denuncia la injusticia y la mano que siembra la esperanza. Nuestro rol es ser un puente que lleva el clamor de los pueblos afectados a las mesas de negociación, asegurando que el mensaje resuene en los pasillos del poder, exigiendo que los acuerdos se traduzcan en soluciones reales para quienes viven en la primera línea de la catástrofe ambiental.

La COP30 es una oportunidad decisiva para nuestra región y sus líderes. La crisis socioambiental no es un tema secundario; es una cuestión moral que define nuestro futuro y el de nuestros hijos. No podemos ser cómplices por omisión o cinismo. La fe nos mueve a superar la retórica. Optamos por la esperanza, que no es optimismo vacío, sino acción concreta que se levanta contra la injusticia. Siguiendo la enseñanza de nuestro Cardenal Eduardo Pironio: "La esperanza tiene que ser una actitud de vida que se traduzca en amor y servicio, en entrega total y en paz".

El tiempo de los acuerdos insuficientes ha terminado. Es hora de asumir el compromiso que los pobres y la tierra nos exigen.

Coordinador Regional Cáritas América Latina y el Caribe
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