Basta ya
Basta ya
Basta ya. Porque cansa ver cómo cada semana el país se enreda en una crisis nueva fabricada desde el mismo Estado. En lugar de hablar de las oportunidades del sector energético, volvemos a discutir una tormenta autocreada: la Dian contra Ecopetrol por una interpretación tributaria repentina que amenaza con paralizar Reficar y golpear la confianza en la empresa más estratégica del país. Lo inconcebible es que la disputa sea entre entidades del mismo Gobierno, cuando Colombia necesita certidumbre y diálogo. La Dian resolvió que Reficar pague cerca de $1,3 billones por el 19% de IVA a la importación de combustibles entre 2022 y 2024, pese a operar en zona franca. La decisión, además de retroactiva, amenaza la liquidez: si hubiera embargos, Reficar podría parar en días, con riesgo de desabastecimiento en la Costa Caribe y pérdidas para el grupo. El mercado ya descuenta más turbulencias. Una empresa que aporta divisas, impuestos y regalías está siendo llevada al límite por una maniobra burocrática. La incertidumbre no se contiene con comunicados ambiguos. Un día se asegura que no habrá embargos y al siguiente aparece un oficio, un rumor o una cifra que reaviva el pánico. El resultado: mayores costos financieros, proveedores en alerta, inversiones en pausa y un mensaje tóxico a los inversionistas: en Colombia las reglas cambian a mitad del partido y de manera retroactiva. Esa mezcla es dinamita para la valoración, la calificación de riesgo y la competitividad. La inseguridad jurídica y la falta de coordinación entre Hacienda, Minas y la Dian están erosionando el activo más valioso: la confianza. ¿Cuántas horas de la alta gerencia se han perdido atendiendo esta crisis inventada en lugar de concentrarse en transición energética, exploración y diversificación? ¿Quién responde por el daño reputacional, bursátil y operativo que esto causa? Los entes de control deberían revisar lo que parece una posición arbitraria y políticamente motivada, que confunde afán recaudatorio con responsabilidad fiscal. El Estado debe entender que no se puede jalar una planta por las hojas esperando que crezca más rápido. Ecopetrol y sus filiales pueden movilizar decenas de billones en generación eólica, solar y térmica, ampliación de redes y minería sostenible. La Dian no puede, en aras de cumplir metas de recaudo imposibles sacrificar, literalmente, a la gallina de los huevos de oro. Si se paraliza Reficar, no se recauda más: se destruye empleo, se frena inversión y se golpea la transición energética. Lo que se necesita no es otra mesa técnica, sino sensatez. Que las instituciones del Estado hablen entre sí antes de golpear al país con decisiones improvisadas. Que la Dian mida el impacto de cada oficio, que Hacienda y Minas protejan el interés general y que el Gobierno Nacional entienda que su papel no es recaudar a cualquier costo, sino generar estabilidad. En otro país esto sería un escándalo de proporciones inmensas; aquí, apenas es viernes. Y por eso, basta ya. Los trabajadores de Ecopetrol, sus filiales y contratistas también deben hacerse sentir. Esa empresa, construida a pulso y símbolo del mérito, no puede seguir al vaivén de arbitrariedades ideológicas y de ineptitud administrativa. Dejen a Ecopetrol trabajar. Dejen que genere los ingresos que luego el Estado gasta. No destruyan lo que funciona ni conviertan en crisis lo que debería ser estabilidad. Cuando el país baila al ritmo del "shu-shu-shu" ideológico, el progreso se detiene y la prosperidad se evapora. Por favor, basta ya.