El expresidente del organismo Ricardo Gil Iribarne dijo que hay responsabilidad del sistema político por haberlo partidizado: "Responde a la estrategia de 'qué bueno que existe la Jutep, pero que no joda mucho'".
La
Junta de Transparencia y Ética Pública (Jutep) se convirtió este jueves en el centro de la
disputa política entre el gobierno, el
Frente Amplio y los partidos de la oposición luego de conocerse el
fallo del organismo favorable al presidente de ASSE, Álvaro Danza.La Jutep concluyó por mayoría de dos votos en tres que no existía "
incompatibilidad" entre el ejercicio del jerarca en su cargo en la
administración pública y su desempeño como docente y médico en
mutualistas privadas, a las que el profesional igualmente terminó renunciando como le reclamaban desde hace meses los
partidos tradicionales y el
Partido Independiente.
Pero más allá del
dictamen final, la resolución no solo despertó un sinfín de expresiones de condena de parte de
blancos, colorados e
independientes (mientras el oficialismo destacaba que se habían laudado los cuestionamientos), sino que también abrió un debate más
estructural sobre el rol que viene jugando el
servicio descentralizado en los últimos años.
¿Es realmente la Jutep un organismo que actúa con
independencia técnica dada la composición de su directorio? ¿Hasta qué punto las decisiones que toma logran un equilibrio entre la
ética pública y la conveniencia
política partidaria?
Hablar de la lucha contra la corrupción y prometer el fortalecimiento de la Jutep durante la
campaña electoral genera consenso en todo el
sistema político. Sin embargo, aunque el tema ocupa un lugar central durante el
período electoral, esa prioridad suele diluirse cuando asume cada nuevo gobierno: la asignación de escasos recursos y la designación de cuadros con
filiación partidaria en el organismo encargado de velar por la transparencia y la
ética pública terminan siendo cuestionado por uno los dos grandes bloques del
sistema político.
La polarización que generó el caso Danza volvió a dejar en evidencia las falencias
institucionales del
organismo, derivadas de su propia estructura, con dos
directores designados por el oficialismo la presidenta, Ana Ferraris, y el
vicepresidente, Alfredo Asti y uno por la oposición, el nacionalista Luis Calabria.
En diálogo con El País, el expresidente de la Jutep y uno de los referentes en este temática, Ricardo Gil Iribarne, sostuvo que la deriva que tomó la discusión
político-partidaria sobre este último tema puntual pero también en otros tiene su origen en haber "
partidizado" el organismo.
"Si ponés cuotas pasa esto. Se desprestigia a la Jutep, más de lo que estaba, y a todo el
sistema político. El problema es la desconfianza que genera en la
ciudadanía", reflexionó.
El
contador público, crítico del papel pasivo que tuvo la institución en el período anterior, sostuvo que todo el
sistema político es responsable de haber conformado la Jutep mediante la "
cuotificación" partidaria.
Para corroborar esta debilidad de base del
organismo, basta remontarse a setiembre de 2021, cuando Jorge Castro (perteneciente al
Partido Comunista del Uruguay al igual que Ferraris) debió renunciar a su cargo en el directorio de la Jutep por haber firmado un dictamen que concluía que hubo apartamiento de las normas
éticas de la función pública durante el proceso de construcción del
Antel Arena."Durante el período anterior los únicos fallos que salieron fueron sobre el Antel Arena y
Gas Sayago, todos vinculados al gobierno anterior (2015-2020). El tema al hacer la designación no es que no sean de un
partido político, sino cómo te comportas desde el rol que te tocar tener. Hay gente buena en todos los partidos para ocupar los cargos, que son buenos
técnicos y no tienen un vínculo tan orgánico con los partidos a los que afilian. Pero las decisiones en general que se han tomado desde el
sistema político responden a la estrategia de 'qué bueno que existe la Jutep, pero que no joda mucho'", opinó.
Otros exjerarcas coincidieron en señalar que la Jutep ya se vio debilitada a raíz de los nombramientos definidos al inicio del período pasado, y que el
Frente Amplio terminó de profundizar ese deterioro al retirar a Castro. Para los consultados por El País, lo ocurrido con Danza va en la misma línea: el organismo pierde
credibilidad cuando se instala la percepción de que quien esté en el gobierno siempre tendrá
garantizada una mayoría de dos
votos contra uno, sin importar sea el
Partido Nacional o el Frente Amplio, valoraron.
Misma lógica
Por su parte, la actual presidenta de la
Jutep, Ana Ferraris, reconoció que el debate sobre la
repartición partidaria del organismo no había estado sobre la mesa hasta que se convirtió en un
servicio descentralizado (en 2015) en el que hubo que nombrar a tres miembros en el
directorio.
"Se siguió la misma lógica que se sigue en los demás
organismos públicos. Desde el momento que son designaciones que requieren venias entra a jugar el
sistema político. La clave pasa por cómo cada uno se maneje en las distintas situaciones. La Jutep es un organismo
técnico-político. Pero político no en el sentido partidario, sino de lo
púbico", defendió Ferraris, en línea con lo expresado por Gil Iribarne y con otro integrante del directorio consultado por El País que prefirió no ser nombrado, quien sostuvo que la verdadera prueba de fuego se da cuando se debe evaluar la
conducta de un "compañero".
Tras el caso Danza, esta situación se convirtió en el principal
blanco de las críticas de la oposición, que acusó al oficialismo de actuar con "falta ética", de ejercer un "
gobierno totalitario", de protagonizar un "acto militante" y de incurrir en una "gravedad
institucional".
Para Ferraris, la débil imagen de la Jutep se arrastra, más allá del
episodio Danza, desde antes. En gran parte, sostuvo, debido a que por la falta de
recursos humanos la institución no puede cumplir con sus obligaciones legales en referencia a la apertura de las
declaraciones juradas (solo de ministros, legisladores y jerarcas de primera línea de empresas públicas y otros entes suman unas 600), "se amontan y demora el tratamiento de
denuncias y toda una serie de dificultades que justamente se quieren revertir para que la sociedad tenga una buena
percepción de la Jutep".
Actualmente, informó Ferraris a El País, el organismo cuenta con 12
funcionarios y mantiene 10
vacantes sin cubrir desde hace varios años. Entre esos puestos a llenar hay cargos administrativos, pero especialmente técnicos, en particular el de
contador público (la Jutep no cuenta con ninguno en su plantilla).
Recientemente se incorporó una
economista y licenciada en administración, y se aspira a sumar a un
cientista social para comenzar a trabajar en el área de
estadística y crear una unidad de análisis que permita
sistematizar información, explicó la jerarca.
Por su parte, la predecesora de Ferraris, Gabriela Di Longo, defendió que todos los "organismos de control tienen que ser pura y exclusivamente técnicos". Además, la exjerarca defendió su gestión (que fue de febrero de 2023 a junio de este año) y recordó como hitos que se elevó a Fiscalía denuncia por posibles irregularidades del exintendente de Florida Guillermo López o que se declaró omiso a Juan Sartori (ambos dirigentes del Partido Nacional) por no presentar la declaración jurada de su esposa, Yekaterina Rybolóvleva.
"Se está criticando que la Jutep siempre fue
política, pero no se puede generalizar. Hay que recordar en la época de Gil Iribarne se elaboró el informe en contra del exvicepresidente
Raúl Sendic, de su propio partido. Nosotros mandamos a un intendente a
Fiscalía y declaramos a un
senador omiso del partido del presidente de ese momento. Esas resoluciones fueron las votó el director blanco designado por el Partido Nacional Guillermo Ortiz. En todos los organismos de contralor, como el Tribunal de Cuentas o la propia Jutep, los cargos deberían ser
técnicos, pero en la realidad no ocurre así: los ocupan personas designadas por los partidos, que deberían tener perfil técnico y no
militante", apuntó Di Longo.
Finalmente, Ferraris sentenció: "Las personas pasamos. El peor daño que se le puede hacer a una institución es el
desprestigio".