Martes, 11 de Noviembre de 2025

Médicos especialistas ante el futuro

ChileEl Mercurio, Chile 10 de noviembre de 2025

El problema no es de fácil solución y quien asuma el gobierno no podrá eludirlo.

La atención de salud es uno de los problemas más sentidos por la población. En particular, la frustración que experimentan los habitantes de regiones por las dificultades para conseguir atención adecuada alcanza niveles inquietantes. Los inconvenientes para obtener una hora, llegar a los lugares de atención y hacer frente, con alta frecuencia, a los gastos que implica, han sido problemas tradicionales que no se han logrado superar. A esas dificultades ha venido a añadirse la escasez real de médicos especialistas. Las listas de espera, que en buena medida están dadas precisamente por la falta de ellos, ya son conocidas por las autoridades y por los pacientes, que no tienen otro camino que soportar las demoras, lo que a veces puede significar hasta la pérdida de la vida.
El problema no es de fácil solución y quien asuma el próximo gobierno no podrá eludirlo. Las escuelas de medicina en Chile han crecido sustancialmente en los dos últimos decenios y hoy cursan la carrera alrededor de 19 mil excelentes estudiantes, en 37 escuelas. Pero para llegar a atender en especialidades se requieren al menos 10 o 12 años de estudio. Y si se agregan algunos de mínima experiencia, como la que se esperaría de un profesional que se hace cargo de tareas tan delicadas como una operación en un ojo o una intervención cardíaca, se necesita aún más tiempo. Aunque el número total de médicos en Chile es comparativamente adecuado, no lo es en distintas especialidades.
Por otro lado, la demanda por atención va en aumento por el mejor nivel de vida que va alcanzando el país. Los avances de la medicina van expandiendo el conocimiento y se van creando nuevas especialidades. Por ejemplo, hace pocos años no existían cirujanos especialistas en intervenciones para la obesidad ni tampoco en traumatología cabían especialidades tan demandadas como los expertos en rodillas o en tobillos. Pero los cambios en la oferta de servicios no siguen con igual rapidez a los de la demanda.
Dentro de las posibilidades para abordar estas dificultades, cabría esperar una mayor dedicación a la prevención, lo que naturalmente disminuiría la demanda por atenciones complejas, como algunas grandes operaciones en cánceres que podrían haber sido detectados en etapas menos avanzadas. La inteligencia artificial también puede ayudar, si se usa para mejorar la productividad de los profesionales, quienes pueden dejar en sus manos tareas rutinarias o algorítmicas, como el llenado de formularios y papeles.
Cabe esperar, sin embargo, que en los próximos años crezca la proporción de personas mayores, lo que permite anticipar que habrá muchas más atenciones dedicadas a ellos. Esto implica no solo más geriatras, sino más especialistas en enfermedades propias de la vejez, como, por ejemplo, las fracturas de cuello, de fémur o la artritis.
El tema de la distribución de los médicos para enfrentar las carencias en regiones también debe ser objeto de un estudio detallado. El origen de estos profesionales parece ser crucial, según lo revela la experiencia, pues ellos aspiran a volver a los lugares donde tienen todos sus vínculos. Por ello, la creación de escuelas de medicina regionales, que permitan a los jóvenes estudiar en sus lugares de origen, puede contribuir decisivamente a mejorar la distribución de especialistas.
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