Esgar Guarín: "La vasectomía es una herramienta de empoderamiento y corresponsabilidad"
Hoy, por cada vasectomía, se hacen casi 20 ligaduras de trompas
"La vasectomía la vemos como una herramienta de empoderamiento, porque le permite a la mujer decir: ‘yo no tengo por qué cargar sola con los métodos anticonceptivos’
Hoy, por cada vasectomía, se hacen casi 20 ligaduras de trompas
"La vasectomía la vemos como una herramienta de empoderamiento, porque le permite a la mujer decir: ‘yo no tengo por qué cargar sola con los métodos anticonceptivos’. Y al varón le permite decir: ‘aquí estoy yo y puedo ser parte de esta discusión’."
Con esa idea, Esgar Guarín , médico de familia certificado por el American Board of Family Medicine y presidente del Consejo Directivo de World Vasectomy Day (WVD) , impulsa hace más de una década una red internacional que promueve la anticoncepción masculina.
"Hoy, por cada vasectomía, se hacen casi 20 ligaduras de trompas, lo que muestra una brecha enorme en la participación masculina. En lugares como Quebec, en Canadá, por cada mujer que se liga las trompas, hay diez hombres que se hacen la vasectomía", detalla el experto. La técnica sin bisturí consiste en una punción de menos de un centímetro y evita el uso de suturas, lo que reduce el dolor y acelera la recuperación
Guarín llegó a la Argentina para participar del Encuentro anual de WVD que se desarrolla entre el 10 y el 14 de este mes en La Plata, con el foco en la corresponsabilidad reproductiva y la participación masculina en la anticoncepción. Las actividades se desarrollaron en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Casa de la Provincia de Buenos Aires y hospitales provinciales como el Balestrini (La Matanza) y el Cuenca Alta (Cañuelas).
El médico colombiano vino a capacitar expertos en la técnica de vasectomía sin bisturí , una alternativa menos invasiva y con recuperación más rápida que la cirugía tradicional. Este procedimiento, que se realiza mediante una punción mínima en lugar de cortes, permite sacar la intervención de los quirófanos y trasladarla a los consultorios, lo que amplía la capacidad del sistema de salud y reduce los tiempos de espera. El médico colombiano Esgar Guarín participó en el encuentro global sobre vasectomía realizado en La Plata, donde se promovió la corresponsabilidad reproductiva y la anticoncepción masculina
En esta entrevista con LA NACION , Guarín describe cómo es el procedimiento sin bisturí, explica qué mitos persisten y reflexiona sobre el papel que tienen los varones en la construcción de una nueva cultura de corresponsabilidad reproductiva.
—La vasectomía suele ser mencionada como una práctica poco extendida en comparación con los métodos anticonceptivos femeninos. ¿Por qué cree que aún cuesta hablar de anticoncepción masculina?
—Cuesta hablar de anticoncepción masculina porque simplemente no hemos sido consistentes con la educación. Hay dos barreras grandes: una es la ignorancia y no porque nosotros como individuos no podamos entender lo que significa la vasectomía, sino porque simplemente no se nos ha explicado, no se nos ha enseñado acerca de la participación que podemos tener a través de la vasectomía. Y la segunda es la percepción de que el procedimiento es complejo. Si esperamos que ocurra en un quirófano, lo veremos como algo complicado. Pero cuando entendemos que se puede hacer en un consultorio médico, se vuelve algo más cercano y accesible.
—En su experiencia, ¿quiénes se acercan hoy a hacerse una vasectomía?
—Por lo general siguen siendo individuos que ya tuvieron hijos. La edad promedio de los pacientes oscila entre mediados de los 30 y los 40. Sí hemos visto un incremento en el número de varones sin hijos que deciden hacerse la vasectomía, pero al final tenemos que entender que se trata de una decisión personal. Los profesionales de la salud y las instituciones no somos quienes para decirle a alguien cuántos hijos debe tener o cuándo debe parar. Nuestra responsabilidad es poner la decisión en perspectiva y respetarla.
—Usted es especialista en la técnica de vasectomía sin bisturí, un procedimiento que cada vez gana más popularidad. ¿En qué consiste exactamente?
—La vasectomía sin bisturí está disponible desde hace 50 años. En lugar de hacer un corte con bisturí en cada lado del escroto, se hace una punción en el centro, de menos de un centímetro. A través de esa punción se extrae cada conducto deferente, que es el tubo que transporta los espermatozoides al semen, y se corta para interrumpir la comunicación. El paciente sigue produciendo espermatozoides, pero estos son reciclados por el cuerpo. El volumen de semen no cambia, porque el 95% viene de la próstata y las vesículas seminales. Como la punción es mínima, no se requieren puntos de sutura, y eso representa una recuperación mucho más rápida y con muchísimo menos incomodidad. Los pacientes se recuperan en 48 horas y están de vuelta al trabajo a las 72, siempre y cuando sigan las instrucciones. El procedimiento no afecta la función sexual ni los niveles de testosterona, y permite retomar la vida habitual entre las 48 y las 72 horas posteriores
—¿Qué cuidados se deben tener después del procedimiento?
—Algo muy importante es entender que la vasectomía no genera un efecto inmediato. Después del procedimiento quedan espermatozoides de eyaculaciones previas, que todavía pueden embarazar a la pareja. Por eso se requiere que durante unas 12 semanas el paciente eyacule entre 20 y 30 veces para eliminarlos. Luego debe hacerse un espermograma para confirmar que ya no hay espermatozoides en el semen. El aspecto del semen no cambia: se ve igual, tiene el mismo olor, pero bajo el microscopio se observa la ausencia de espermatozoides, lo que garantiza que el procedimiento fue efectivo.
—¿Qué tan seguro es el método y cuáles son los principales mitos?
—El riesgo de falla es de menos del 0,5%, y cuando el espermograma confirma que no hay espermatozoides, baja a 0,05%. Los principales mitos tienen que ver con el dolor y el desempeño sexual. En cuanto al dolor, la molestia es mínima, el pinchazo de una abeja es más doloroso que la anestesia local. Y sobre la sexualidad, no hay manera de que la vasectomía cause disfunción eréctil porque las estructuras anatómicas que intervienen en la erección están muy profundas en la pelvis. Tampoco cambia el deseo sexual, porque los testículos siguen produciendo testosterona.
—¿Cómo imagina el futuro de la corresponsabilidad reproductiva?
—El futuro que imagino es uno en el que se hagan más vasectomías que ligaduras de trompas. No buscamos esterilizar más varones, sino equilibrar la carga anticonceptiva. Hoy, por cada vasectomía, se hacen casi veinte ligaduras, lo que muestra una brecha enorme en la participación masculina. En lugares como Quebec, en Canadá, por cada mujer que se liga las trompas, hay diez hombres que se hacen la vasectomía. Eso demuestra que el cambio cultural es posible.
—Usted combina la práctica médica con la educación comunitaria. ¿Qué le deja esa experiencia?
—Mi consulta, dedicada exclusivamente a la práctica de vasectomías, es un espacio para la vinculación de los varones en la discusión anticonceptiva. Busco elevar la decisión que ellos tomaron, reconocerles que lo hacen como una expresión de cuidado.