El director estuvo en Brasil para la premiere de "Wicked: por siempre" que continúa la historia del musical protagonizado por Cynthia Erivo y Ariana Grande que se estrena el miércoles en Uruguay.
Christian Font / Desde San Pablo En el hall del señorial hotel Tangará Palace de São Paulo conviven dos imponentes autos Fórmula 1 con el decorado de una producción de Hollywood. Todo en esa parte y al mismo tiempo. En pocos días se correría el Gran Premio de Interlagos en suelo paulista y allí están alojados los pilotos de las diferentes escuderías y parte de sus equipos.
Podríamos ir hasta el salón desayunador a ver si Norris llega primero al café que Antonelli y Verstappen pero en una sala de reuniones también espera Jon M. Chu, realizador de Hollywood de gran presente. Más vale apurarse.
No todos los días ocurre que un estreno mundial se realice a dos horas y media de avión desde Montevideo y la ocasión hay que aprovecharla.
Chu dirigió la adaptación cinematográfica de un hito reciente del musical de Broadway. Wicked, Parte 1 estrenada el año pasado (ganó el Globo de Oro a logro cinematográfico y de taquilla y los Oscar a Mejor Diseño de Vestuario y de Producción) y este segundo episodio, Wicked Por Siempre, que cierra la historia.
https://youtu.be/MsJLHgRykOU?list=RDMsJLHgRykOU Detrás de todo está el libro Wicked: memorias de una bruja mala de Gregory Maguire que se publicó en 1995 y buscaba contar "el otro lado" o bien "la historia jamás contada" de la malvada bruja del Oeste.
Todo remite, claro, a la clásica novela El Mago de Oz de Frank L. Baum que cobró vida en pantalla en 1939 inmortalizando a una jovencísima Judy Garland como Dorothy que llegaba desde Kansas al Reino de Oz donde se encontraría con un león cobarde, un hombre de hojalata y un espantapájaros.
Allí -y en un technicolor especialmente concebido para saturar al máximo la paleta de la fotografía- estaban los zapatos rubí, el camino de ladrillos amarillos y la hermosa canción "Over The Rainbow".
https://youtu.be/oW2QZ7KuaxA En el siglo XXI el reino es el mismo pero las protagonistas son otras. En pantalla miden fuerzas Elphaba (la futura bruja malvada) interpretada por la británica Cynthia Erivo -quien también anda en el Tangara Palace- y Galinda ("la buena") encarnada por la actriz y estrella pop estadounidense Ariana Grande que faltó con aviso a la premiére brasileña y se disculpó con un sentido video que se podía resumir en un "tuvimos problemas técnicos".
En la película ambas son habitantes del Reino de Oz y viven a merced del cuestionable reinado del célebre Mago (Jeff Goldblum). Las chicas no podrían ser más diferentes y sin embargo lograrán una relación cómplice y cercana aun cuando haya un interés romántico disputado: el Príncipe Fiyero con el porte de galán clásico de otro británico, Jonathan Bailey. El protagonista de Bridgerton llegó a São Paulo el mismo día en que la revista People lo declaró "el hombre más sexy del mundo".
Entre autos de carrera, hombres sexys, brujas y princesas, se movió por 72 horas la ciudad más poblada del continente.
Buenos, malos, lindos.
"Filmamos toda la película al mismo tiempo. En la primera quisimos decir 'éste es el cuento de hadas' y en esta segunda es dónde todo se rompe. Lo que nos lleva a la pregunta ¿cómo se reconstruye un cuento de hadas?" dice Jon M.Chu, vaso de café en mano, tras advertir a los periodistas "mis respuestas son largas", todo un desafío si el tiempo es escaso como en esta rueda de prensa.
Ya lo sabíamos porque la noche anterior, el equipo de Universal Pictures propició un intercambio informal entre la prensa y elenco previo comenzar la función en el Suhai Music Hall.
Entre bocaditos y refrescos llegaron Erivo, Bailey y Chu sueltos de cuerpo y saludando amables. No rechazaron una selfie, ni un video y, efectivamente, el director charló animadamente con todo quien se le plantó adelante.
De pronto y en señal de que el evento iba a comenzar, se apagaron las luces en el preciso instante en que este cronista le pedía un saludo en video para un grupo de estudiantes uruguayos de comedia musical. Chu no dudó, sacó su celular y se alumbró a sí mismo recordando a cámara que él es un hijo de inmigrantes que creció trabajando en el restaurante de sus padres soñando que un futuro como director de cine era posible. "Sigan adelante, encuentren su voz, desafíen la gravedad" dijo aludiendo a una de las canciones más populares del musical.
Se despidió con esa energía, mientras la scola do samba Mangueira arrancaba la fiesta desde fuera del recinto y todo era transmitido por pantalla gigante. Sin perder el ritmo y el color (imposible con la producción de vestuario que puso la "barra brava" de Wicked) se requerirá a los asistentes que ni se les ocurra sacar el celular durante el transcurso de la película. Por las dudas nos dejan un souvenir: una bolsita oscura con cierre hermético para guardarlo o nos caerá un hechizo. La película está por comenzar.
Corte a la rueda de prensa, la mañana siguiente. Chu retoma la idea sobre sus comienzos. "Soy el producto de esta idea de esperanza. ¿Cómo lo transmitimos a las nuevas generaciones? No somos malvados ni somos totalmente buenos pero cada día podemos tomar decisiones y elegir de qué lado ponernos. Nunca será perfecto", dice aludiendo a la propia naturaleza de los personajes de su película.
Hasta la villanía del Mago en Wicked Para Siempre puede resultar histriónica y es representada con un guiño a El Gran Dictador en la que Chaplin lanzaba sus dardos al nazismo interpretando dos papeles, el del bondadoso barbero y el del despiadado dictador. No será la única referencia a un clásico del cine. La otra, claro, supone una decisión difícil para Chu y su equipo: el desenlace de este cuento supone la entrada en escena de la protagonista de "El Mago de Oz". De repente y pensando en todo esto, es el turno de la pregunta de El País.
¿Cuál fue el aspecto más desafiante al incluir una referencia visual a un clásico como El mago de Oz? ¿Cómo retratar imagenes tan icónicas como Dorothy o el Hombre de Hojalata sin perder de vista los personajes centrales de Wicked? Chu: Nuestra referencia fue el libro de Baum y los dibujos de William W. Denslow. No tenemos derechos sobre la película de 1939 pero, por supuesto, está en nuestro ADN. El mago de Oz es una parte tan grande de la historia y creó gran parte del lenguaje del propio cine en los primeros tiempos del color. Yo quería respetar esa capa. Todo el tiempo me repetía: "se trata de las chicas". Y el equipo me lo recordaba. Cada vez que yo decía "¡oh, es el camino de ladrillos amarillos y Dorothy! Sigámoslo!" me decían "es sobre las chicas, estúpido" Tuvimos que matar ese instinto. Yo quise respetar a cada Dorothy. La de la película de 1939 la de The Wiz (la de Diana Ross y Michael Jackson, de 1978) o la de una producción cualquiera que hayas visto en la escuela. No había forma que yo pudiese decir y decidir "ésta es la nueva Dorothy" porque le iba a quitar mucho peso a lo que estábamos haciendo. Pero reconozco que era tentador. De hecho hubo técnicos y gente del equipo en el set que, cuando tuvimos el "Camino de Ladrillos Amarillos" y todos esos personajes tenían lágrimas. Podés intentar entenderlo desde la razón pero cuando está ahí, enfrente de ti.es mucho. Nuestro lado infantil sale a la superficie muy rápido.